UNESCO: Datos más recientes sobre la igualdad de género en la educación

#SuEducaciónNuestroFuturo: seguir teniendo en cuenta a las niñas durante la crisis de la COVID-19 y después de ella

16 de junio de 2021.

Por Ishaq Anis

Por Redacción AmecoPress

Madrid | Internacional | Educación | Instituciones de igualdad | Infancia | Informes | Salud y género | Violencia sexual | Derechos humanos



La COVID-19 ha llevado al límite las desigualdades en la educación, afectando desproporcionadamente a las adolescentes. Esta ficha informativa se elaboró para conmemorar el Día Internacional de la Mujer de 2021 y poner de relieve hasta qué punto las respuestas educativas a la crisis de la COVID-19 deben dar prioridad a las necesidades de las niñas y las mujeres, si se quiere evitar el riesgo de perder 25 años de avances en la educación de las niñas


Madrid, 14 jun. 21. AmecoPress/Internacional.- La pandemia de COVID-19 ha provocado la mayor interrupción de la educación de la historia. A lo largo de 2020, la mayoría de los gobiernos de todo el mundo cerraron temporalmente las escuelas y otros espacios de aprendizaje para tratar de frenar la propagación del virus. En el pico de la pandemia en abril de 2020, la educación de más de 1.500 millones del alumnado se interrumpió en más de 190 países.

Esta perturbación sin precedentes de la educación puede hacer retroceder los considerables avances conseguidos en la educación de las niñas en los últimos decenios, con repercusiones más amplias, tanto inmediatas como a largo plazo, en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular los relacionados con la reducción de la pobreza, la salud y el bienestar, la educación inclusiva de calidad y la igualdad de género.

Las previsiones indican que 11 millones de niñas podrían no volver a la escuela1. Las chicas de 12 a 17 años están particularmente expuestas a abandonar la escuela en los países de ingreso bajo y mediano bajo, mientras que los chicos tienen más probabilidades de hacerlo en los países de ingreso mediano alto y alto2.

Se prevé que los más marginados, especialmente las niñas con discapacidad, los que se encuentran en contextos de conflicto, las comunidades remotas y rurales y los pertenecientes al quintil más pobre sean los más afectados por los cierres de escuelas ocasionados por la COVID-19, ya que se enfrentan a limitaciones adicionales que disminuyen su capacidad de ejercer su derecho a la educación, la salud y la protección, entre otros.

Alrededor del 40% de los países de ingreso bajo y mediano bajo no adoptó ninguna medida para apoyar a los alumnos con mayor riesgo de exclusión durante la crisis de COVID-19 en 20203.

De los 29 países encuestados en todas las regiones, dos tercios de los de ingreso bajo y mediano bajo han recortado sus presupuestos de educación desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Solo un tercio de los países de ingreso mediano alto y alto han reducido sus presupuestos4. Es probable que estos recortes presupuestarios tengan repercusiones negativas en la matriculación de las niñas.

Un inventario de las repercusiones

La brecha digital

Durante el brote de COVID-19 en 2020, las plataformas de aprendizaje en línea se utilizaron en la educación primaria y secundaria en aproximadamente el 55% de los países de ingreso bajo, el 73% de los de ingreso mediano bajo y el 93% de los de ingreso mediano alto5. La adopción del aprendizaje a distancia en línea podría perjudicar a las chicas.

En todas las regiones del mundo, más hombres que mujeres utilizan Internet, con excepción del continente americano. En los países menos adelantados, solo el 19% de las personas se conectaba a Internet en 2020. En estos contextos persisten brechas de género digitales considerables; ciertamente, casi el 15% de las mujeres, frente al 28% de los hombres, usa Internet6. Las mujeres tienen un 8% menos de probabilidades que los hombres de poseer un teléfono móvil, y un 20% menos de acceder a Internet en un dispositivo de ese tipo7. Esto limita seriamente la capacidad de las niñas y las mujeres para mantenerse al día con el aprendizaje a distancia en línea durante el cierre de las escuelas.

Las tareas domésticas

El cierre de las escuelas ha provocado un aumento de las responsabilidades de cuidado infantil y en el hogar, que probablemente será más perjudicial para las chicas en algunos contextos. Un estudio sobre el alumnado de secundaria en el Ecuador durante el confinamiento mostró que menores de ambos sexos tenían la misma probabilidad de continuar su educación por la mañana, pero más niñas se encargaban de tareas domésticas por la tarde, mientras que los niños se dedicaban a actividades de ocio.

La violencia

En todo el mundo, 243 millones de mujeres y chicas de entre 15 y 49 años han sido víctimas de violencia sexual y/o física infligida por su pareja en los últimos 12 meses.

Los períodos prolongados que las familias pasan en casa durante el confinamiento agravan la violencia de género. Independientemente de que esta violencia afecte a las mujeres o las niñas, las consecuencias para el bienestar de estas últimas y su capacidad de seguir aprendiendo son evidentes.

El embarazo en la adolescencia y los matrimonios infantiles

La violencia sexual y de género, junto con el acceso restringido a la salud reproductiva y los servicios policiales, judiciales y sociales, pueden incrementar la cifra de embarazos en la adolescencia. Su número entre marzo y junio de 2020 en el condado de Turkana (Kenya) se triplicó con respecto al año anterior.

Aunque la prohibición de los matrimonios infantiles es prácticamente universal, cada día se producen 33.000 alrededor del mundo. Se estima que el conjunto de efectos de la pandemia de COVID-19 resultará en 13 millones de matrimonios infantiles adicionales de aquí a 2030.

Las enseñanzas extraídas de crisis anteriores revelan que las niñas quedan muy vulnerables ante el cierre prolongado de las escuelas. La pandemia de COVID-19 no es diferente.

Durante la epidemia de ébola de 2014-2015, ciertos estudios en Sierra Leona mostraron aumentos localizados de los embarazos en la adolescencia de hasta un 65%14,15.

El embarazo en la adolescencia es una de las causas del abandono escolar prematuro, ya que las chicas embarazadas y las madres jóvenes no siempre pueden volver a la escuela para continuar o completar su educación, especialmente en los países más pobres16. El matrimonio infantil.

Es probable que el posible aumento de los embarazos en la adolescencia sea consecuencia del incremento de los matrimonios infantiles, que a su vez resulta del hundimiento creciente de los hogares en la pobreza debido a la pandemia.

En este momento crítico, debemos renovar nuestro compromiso con la educación de las niñas y las mujeres

El Informe GEM sobre Género de 2020 señala que 180 millones más de niñas se han matriculado en la educación primaria y secundaria desde la adopción de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, un compromiso histórico para promover los derechos de las niñas y las mujeres asumido en 1995 por 189 países.

Estos importantes logros están ahora amenazados por la pandemia de COVID-19. Es más importante que nunca que los gobiernos aborden la discriminación persistente para lograr la igualdad de la próxima generación de niñas. En este sentido, el informe insta a tomar medidas en los siguientes ámbitos:

1. Eliminar la disparidad de género en el acceso, la participación y la finalización de la educación. Hay menos de nueve mujeres matriculadas por cada 10 varones en el 4% de los países en la educación primaria, en el 9% en el primer ciclo de secundaria, en el 15% en el segundo ciclo de secundaria, y en el 21% en la educación terciaria.

2. Brindar respaldo a todas las chicas embarazadas y a los padres jóvenes para que asistan a la escuela. A pesar del descenso mundial, las tasas de embarazo de adolescentes siguen siendo elevadas en África Subsahariana. En el Chad, Malí y el Níger las tasas son más altas ahora que en 1995. Las prohibiciones vigentes siguen impidiendo que las chicas embarazadas vayan a la escuela en Guinea Ecuatorial y la República Unida de Tanzanía.

3. Impartir formación a todos los docentes y consejeros escolares y profesionales para evitar que los estereotipos de género negativos se reflejen en la enseñanza y la elección de asignaturas por parte de los alumnos. En el plano mundial, el porcentaje de mujeres que cursan carreras de ingeniería o TIC es inferior al 25% en más de dos tercios de los países. La proporción de mujeres en la enseñanza y formación técnica y profesional (EFTP) disminuyó del 45% en 1995 al 42% en 2018. Son pocas las mujeres que eligen carreras relacionadas con las TIC.

4. Garantizar la representación de las mujeres en los planes de estudios y los libros de texto, de manera que no se perpetúen los estereotipos de género. Los exámenes de los libros de texto en muchos países revelaron que los textos y las imágenes no muestran a las mujeres en funciones sociales y económicas activas, sino en papeles tradicionales ligados al hogar.

5. Dar acceso a una educación sexual integral para todos los alumnos, lo que ha demostrado prevenir la violencia de género en el entorno escolar, ya que promueve la comprensión y el respeto de las identidades de género de los alumnos. También conduce a una reducción de los casos de embarazos de adolescentes.

6. Fomentar que más mujeres ocupen puestos de liderazgo, con miras a ayudar a cambiar las normas sociales y de género y, por otra parte, crear modelos a seguir para las alumnas. El informe concluye que los estereotipos negativos que presentan a las mujeres como poco aptas para ser líderes se ven reforzados por la escasez de profesoras en la educación superior. En todo el mundo, las mujeres representan el 94% de los docentes de educación preescolar, pero solo el 43% de educación terciaria. Todavía son menos las que ocupan puestos de liderazgo en las universidades y la administración de la educación.

Si no se da prioridad a las necesidades de las mujeres y las niñas en las respuestas a la COVID-19, se corre el riesgo de arraigar aún más las desventajas

Reforzar la igualdad

La pandemia de COVID-19 está lejos de haber terminado, y las interrupciones de la educación y los cierres de escuelas continúan en varios países del mundo, incluso en los de ingreso alto. Es necesario garantizar la continuidad del aprendizaje de las niñas y su regreso a la escuela para proteger los logros en materia de educación conseguidos en los dos últimos decenios, en los que el número de niñas sin escolarizar ha disminuido en 81 millones.

La reforma de los sistemas educativos posterior a la COVID-19 ofrece una oportunidad única de velar por que los 128 millones de niñas que ya estaban sin escolarizar antes de la pandemia se incluyan en todos los planes de reapertura de las escuelas, y que se establezcan planes para garantizar la continuidad del aprendizaje y el apoyo a todos los alumnos, sobre todo los más marginados, en futuras crisis e interrupciones de la educación. El actual brote de ébola en África es un recordatorio más de que los sistemas educativos deben ser más resistentes a las pandemias.

El programa emblemático sobre género de la Coalición Mundial para la Educación de la UNESCO elaboró la Guía para el regreso de las niñas a la escuela, que ofrece planes integrales y de base empírica para reabrir las escuelas de forma segura, con perspectiva de género y adaptada a los niños, y responde a las necesidades de las niñas más marginadas con estos presupuestos:

- Adoptar un enfoque a todo el sistema para la reapertura de escuelas que incorpore una perspectiva de género e inclusión al análisis de la educación, y que tome medidas para eliminar los prejuicios de género y la discriminación dentro y entre los sistemas educativos, desde la contratación y capacitación de docentes hasta el desarrollo de planes y materiales de estudio, y que garantice que los entornos escolares sean resilientes, seguros y libres de violencia.

- Priorizar el liderazgo de las niñas y mujeres y reconocer su papel como agentes de cambio. Integrarlas de manera sistemática y significativa en las consultas y en la toma de decisiones sobre la respuesta educativa a la COVID-19 y en la planificación de la recuperación, desde la evaluación de las necesidades hasta el diseño de oportunidades de aprendizaje a distancia, así como en otras intervenciones para planificar y supervisar la reapertura de las escuelas y promover el aprendizaje permanente.

- Priorizar las acciones para que todas las niñas puedan incorporarse a la escuela, tanto quienes regresan como quienes no asistían previamente a la escuela, mediante medidas específicas para las niñas más pobres y marginadas. Garantizar que los planes de reapertura de las escuelas se centren en la equidad y estén diseñados para no dejar a nadie atrás, con una consideración contextualizada de las desigualdades entrecruzadas y agravantes.

- Promover un enfoque integrado y coordinado que aborde las necesidades integrales de educación, salud y protección de las niñas. Catalizar la cooperación entre docentes, administraciones escolares, familias y comunidades, y promover la colaboración intersectorial para garantizar una reapertura escolar inclusiva y con perspectiva de género que salvaguarde los derechos.

La guía contiene recomendaciones más detalladas para respaldar el aprendizaje, la salud, la nutrición, el Agua, Saneamiento e Higiene para Todos (WASH), la protección de las niñas y de los docentes.

Fotos: Archivo AmecoPress. UNESCO.
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Internacional – Infancia – Instituciones de Igualdad – Educación – Salud y género – Violencia sexual – Derechos Humanos – Informes. 14 jun. 21. AmecoPress.

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