Claves feministas, a propósito del 15M

18 de mayo de 2021.

Por Gloria López

Madrid | Estado Español | Conmemoraciones | Movimiento feminista | Encuentros y Jornadas



El sábado, en la Puerta del Sol de Madrid, Feministas en Acción convocó un encuentro para valorar los cambios y procesos vividos desde hace 10 años en el movimiento feminista y también para debatir acerca del futuro


Madrid, 18 may. 21. AmecoPress.- El sábado pasado se cumplían 10 años del 15M. Durante estos días, artículos, podcast, programas de radio y televisión, debates y también conversaciones en terrazas de bar y en las plazas de pueblos y ciudades han tenido a este movimiento –muchas cosas se movieron- como protagonista. ¿Qué significó, de dónde salió, qué preguntas trajo y, también, cuáles fueron sus consecuencias? Las respuestas son diversas, como son diversos los ángulos desde los que pregunta y se trata de responder. Los feminismos formaron parte del 15M, estuvieron en las plazas y recibieron los soplos de esa movilización multitudinaria y ese horizonte transformador. El sábado, en la Puerta del Sol de Madrid, Feministas en Acción convocaba un encuentro para valorar los cambios y procesos vividos desde hace 10 años en el movimiento feminista y también para debatir acerca del futuro.

“En esta plaza se puso en cuestión el propio sistema”, arranca Ruth Caravantes, una de las feministas que acampó en Sol hace 10 años y que el sábado expuso algunos de los apoyos que recibió la Comisión de Feminismos Sol y también los retos a los que tuvieron que hacer frente. Se suele recordar el incidente de la pancarta –cuando fue arrancada, con aquel famoso reclamo: la revolución será feminista o no será-. Pero hubo procesos más complejos: defender que la comisión se llamara feminista y no “de igualdad”, visibilizar agresiones sexuales que se produjeron en la acampada o que no se aprobara la defensa del derecho al aborto porque en una asamblea hubo un hombre que dijo que no. “Hubo que hacer mucha pedagogía adentro y afuera” y “la plaza nos dio un altavoz”.

El lenguaje cambió: no se concebía hablar solo en masculino. Jóvenes y mayores feministas aprendieron a trabajar juntas y a organizarse desde los disensos y la pluralidad, a acoger luchas, a enredarse en estructuras flexibles, a apostar por un liderazgo colectivo. De este modo el feminismo se convirtió en un movimiento cada vez más amplio que logra mantenerse autónomo. “El compromiso de las asambleas de los barrios fueron el germen de la huelga feminista en cada casa”, resumía Caravantes.

En estos diez años, en los que el feminismo se ha transformado y ha cambiado también el relato, ha habido momentos cruciales, conjugados en cuatro claves: “proceso, desobediencia civil, represión y victoria”. La defensa del derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas fue uno de ellos. Una lucha que llevó hasta el Tren de la Libertad, que consiguió parar la reforma de la ley del aborto que pretendía llevar a cabo el PP y logró la dimisión del ministro que la defendía: Alberto Ruíz Gallardón.

Pero también ha habido algunas sombras, cuestiones que hay que replantear. En 2017, miles de mujeres ocupaban las calles al grito de “yo si te creo”, ante la sentencia del caso de La Manada. Las manifestaciones se convierten en un ejercicio de reparación colectiva frente a las lógicas de justicia patriarcal que cuestionaban la violación de la víctima y seguían llamando abuso a la agresión sexual.

Sin embargo, cuando un año más tarde, en 2018, un grupo de mujeres jornaleras de la fresa en Huelva denuncian las agresiones sexuales que sufren la respuesta fue muy diferente. Ni hubo manifestaciones masivas, ni despertaron el mismo interés mediático. “El feminismo tiene que ser antirracista”, advierte una de las activistas que intervino el pasado sábado en el debate antes de, entre aplausos, recibir a mujeres palestinas que entraban a la plaza para manifestarse ante la escalada de violencia que sacude Gaza.

Rafaela Pimentel defiende que una de las claves para el futuro es saber acoger esa diversidad, no solo cultural. “La prioridad del feminismo es la defensa de la vida, de todas las vidas, eso es lo que nos une y lo que permite aglutinar luchas diversas”, expone para AmecoPress. “Eso ha sido clave para el desarrollo del movimiento, especialmente en las Huelgas del 2018”.

Rafaela Pimentel firma, junto a otras compañeras -Justa Montero, Siham Jessica, Julia Tabernero, Ana Useros, Ruth Caravantes e Izaskun Aroca- , el artículo ‘Del 15M a las Huelgas feministas. Claves para los feminismos de hoy’, en el que se resume bien ese sentir: “El 8M expresa la potencia de un feminismo inclusivo, de un sujeto que construimos desde la acción y en el que participamos las empleadas de hogar, jóvenes, jubiladas, transexuales, cuidadoras, migrantes, trabajadoras sexuales, precarias, asalariadas, mujeres en toda nuestra diversidad. Por eso fue de todas y nos apeló a todas”.

Foto: AmecoPress.

Pie de foto: Imágenes del debate


Estado español – Movimiento feminista – Encuentros y jornadas. 18 may. 21. AmecoPress

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