Crece el número de mujeres que trabajan. En 60 años pasó del 20 al 66 por ciento

América Latina: Más mujeres trabajan pero se mantiene la brecha salarial

9 de mayo de 2019.

Por Elda Montiel

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Perciben casi el 30 por ciento menos que los hombres


Cd. de México. 07 may. 19. AmecoPress/SemMéxico.- En los últimos 60 años, los países de América Latina han experimentado un fuerte crecimiento de participación laboral femenina, que pasó del 20 por ciento hasta llegar a un 66 por ciento en la actualidad.

Sin embargo, la brecha salarial sigue muy por debajo comparada con la de los hombres, que ronda el 94 por ciento, lo que implica una brecha de género de casi 30 puntos para la región.

Así lo establece el estudio Participación Laboral Femenina ¿Qué explican las brechas entre países? elaborado por Mariana Marchionni, Pablo Gluzmann y Joaquín Serrano del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales (CEDLAS) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de la Plata, Argentina (UNLP), y que fue coordinado por Monserrat Bustelo del Banco Interamericano de Desarrollo.

Diversas encuestas reportan que, para países como Guatemala, Honduras, República Dominicana y México, menos del 60 por ciento de las mujeres adultas de entre 25 y 54 años de edad son económicamente activas. En el otro extremo están Perú y Uruguay con tasas de participación laboral femenina que casi alcanzan el 80 por ciento.

Sin embargo, esta participación no ha sido heterogénea, un estudio elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revela que mientras en Perú cada ocho de 10 mujeres participan del mercado de trabajo, en México la cifra no llega a seis.

El estudio se centra en México y Perú por ser países con características similares, pero que exhiben niveles muy distintos de participación laboral femenina, explica la diferencia e identifica políticas para fortalecer la igualdad de género en los mercados laborales de la región.

Mientras en México sólo un 58.5 por ciento de las mujeres entre 25 y 54 años trabajaban o buscaban activamente empleo en 2014, en Perú ese porcentaje era del 79.6 por ciento, el más alto de la región.

Esto representa una brecha de 20 puntos porcentuales a favor de Perú. En áreas urbanas, donde se concentra el 80 por ciento de las mujeres en ambos países, la brecha es de 15.4 puntos, mientras que la brecha en las áreas rurales es de 43 puntos.

En particular, las mayores diferencias entre los dos países se asocian al comportamiento laboral de las mujeres con bajo nivel educativo, casadas, con hijos pequeños, con cónyuges con bajos ingresos o que no se consideran indígenas.

Como conclusión se identificó que, en las áreas urbanas, el trabajo independiente o por cuenta propia es más habitual y el nivel educativo de las trabajadoras es mayor en Perú que en México. En Perú el 37 por ciento de las mujeres son autónomas frente al 14 por ciento en México.

En las zonas rurales, en cambio, el trabajo femenino no remunerado en el sector primario, fundamentalmente en actividades agrícolas, es la regla en Perú, mientras que en México la mayoría de las trabajadoras rurales se desempeñan como asalariadas y están más diversificadas entre los sectores primarios y comercio, seguidos por servicios domésticos e industrias de baja tecnología.

En las zonas urbanas de México y Perú aproximadamente un 60 por ciento de las mujeres que trabajan lo hacen en un empleo informal, ya sea porque son asalariadas sin derecho a jubilación, por cuenta propia no profesionales o trabajadoras sin remuneración no profesionales. Si nos restringimos sólo a las asalariadas, encontramos que en México urbano hay un mayor porcentaje de trabajadoras informales que en Perú urbano (54 % y 46 %, respectivamente).

Educación

Pese a que una mujer promedio en cualquiera de los dos países tiene la misma educación (9.5 años en 2014), las mujeres de las ciudades de Perú tienen en promedio más años de educación que sus pares de México (una ventaja de casi medio año).

Por el contrario, en las zonas rurales México supera a Perú y la brecha se ha ido acentuando en los últimos años. Para 2014 las mujeres rurales en México recibían 1.4 años más de educación que sus pares de Perú.

Cuidado infantil

Señala que el acceso a servicios de cuidado infantil y a la educación preescolar también es relevante para entender el contexto de inserción laboral de las mujeres, especialmente de las madres jóvenes.

En los dos países la educación es obligatoria desde los tres años de edad. En 2014, el porcentaje de niños y niñas de tres a cinco años de edad que asiste a alguna institución educativa preescolar es de 79 por ciento en Perú y 67 por ciento en México.

Otros factores que contribuyen a explicar la brecha de participación laboral femenina entre ambos países es el tipo y nivel de ingresos que reciben los hogares.

En términos de su ingreso per cápita los hogares urbanos de Perú y México son bastante similares, pero en el ámbito rural hay grandes diferencias: los hogares rurales mexicanos tienen ingresos un 28 por ciento mayores que los hogares rurales peruanos.

Esto se produce, en parte, por el mayor volumen de transferencias monetarias provenientes de programas sociales a los que se han denominado Programas de Transferencias Condicionadas, y de remesas del exterior, lo que consideran puede desincentivar la participación de las mujeres en el mercado laboral.

América Latina es una de las regiones que recibe más remesas del exterior y México es el país que lidera el ranking regional, con una entrada de más de 20 mil millones de dólares anuales por ese concepto. Perú, en cambio, está entre los pequeños perceptores de remesas, con un volumen menor a los tres mil millones de dólares anuales (alrededor de un 1.7% del PBI).

Otra diferencia importante es que en México las remesas están mayormente concentradas en los hogares más pobres, mientras que la mayor parte de las remesas que entran a Perú se concentra en los hogares más ricos.

Recomendaciones

La participación de las mujeres en el mercado laboral es deseable desde varios puntos de vista, entre otras razones por sus efectos sobre el empoderamiento y la reducción de la pobreza, por lo que la promoción del empleo femenino debería ser uno de los objetivos sociales prioritarios.

El estudio del BID propone siete acciones o recomendaciones para impulsar una mayor y mejor participación laboral de las mujeres entre las que destacan: Expandir los centros de cuidado infantil y educación preescolar, y promover escuelas con horario extendido y servicio de atención a mayores.

Garantizar información y medios para la planificación familiar; promocionar la corresponsabilidad en el hogar para vencer a los estereotipos de género, lo que ayudaría a empoderar a las mujeres y a la vez facilitar su inserción laboral.

Mejorar el diseño de los programas sociales, así como fomentar la flexibilidad laboral que permite compatibilizar el cuidado de niños y adultos mayores con el desarrollo de una carrera profesional teniendo una vez más cuidado para no reforzar los géneros de roles tradicionales.

Expandir los centros de cuidado infantil y educación preescolar, y promover escuelas con horario extendido y servicio de atención a mayores.

Ampliar las licencias por maternidad, paternidad y cuidados, que sean balanceados e intransferibles para evitar profundizar en los roles de género tradicionales.

Extender la educación a los grupos desfavorecidos de la población, incluidas las mujeres.

Foto: SemMéxico.

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Internacional – Economía – Empleo y género – Brecha salarial – Estudios de género. 07 may. 19. AmecoPress.

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