Jornada ‘Ciberviolències i participació política de les dones’

Combatiendo la violencia en redes contra las mujeres

14 de marzo de 2019.

Por Redacción AmecoPress

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Organizada por la fundación feminista Calala Fondo de Mujeres


Madrid, 13. mar. 19. AmecoPress.- El pasado 5 de marzo tuvo lugar la jornada ‘Ciberviolències i participació política de les dones’ organizada por la fundación feminista Calala Fondo de Mujeres, en la que participaron políticas, periodistas y activistas destacadas que compartieron experiencias y estrategias para hacer frente a las ciberviolencias.

“Su novio difundió en Internet un vídeo sexual suyo. Ella acabó suicidándose. Ese vídeo continúa circulando por las redes”. Así fue como la jurista feminista Laia Serra remarcó el hecho de que la violencia de género en Internet es algo real, y que sus consecuencias se trasladan al plano físico. Tal y como dijo Leila Nachawati, las ciberviolencias forman parte de un continuo de violencia patriarcal; “y así hay que abordarlas”, afirmó. Y, para ello, los Estados deben reconocerla como violencia y aplicar los instrumentos internacionales de Derechos Humanos.

Así, la jornada ‘Ciberviolències i participació política de les dones’ comenzó denunciando la inacción del gobierno del Estado español ante estas ciberviolencias y señalando el gran vacío jurídico que existe al respecto. No es hasta 2015 que se comienza a cuestionar si una situación de violencia digital realmente afecta a la vida cotidiana de una mujer.

Desde la perspectiva internacional, la protección online comenzó en 2006. Se ha tardado bastantes años en vincular los Derechos Humanos a la esfera digital, actualizándose esta legislación hace muy poco. Por su parte, América Latina ya se está abriendo camino a nivel legislativo, donde existen leyes de protección a las mujeres en línea.

Por todo ello, el cuatro de diciembre, Laia Serra y la revista Pikara Magazine, con el apoyo de Calala Fondo de Mujeres y Front Line Defenders, registraron en el Congreso, un informe sobre las violencias de género en línea en el que se incluyen una serie de recomendaciones al Gobierno. Por ejemplo, se pide la elaboración de una legislación específica, así como la reformulación de la ya existente relacionada con las violencias, además de adoptar medidas dirigidas a las plataformas intermediarias de internet, como las empresas propietarias de las redes sociales más utilizadas.

Las empresas que gestionan redes sociales también son responsables de las violencias, como creen desde Calala. Facebook, Twitter, Gmail son grandes corporaciones del norte global con intereses lucrativos y privativos que reproducen dinámicas neoliberales de colonización, así como el sistema heteropatriarcal que expulsa la diversidad y constriñe la libertad de expresión de las mujeres.
Como resultado de este control privado de las redes, desde los inicios de Internet, siempre hubo feministas que querían sacar el mayor potencial a las posibilidades de comunicación y organización horizontal que ofrecían las redes.

Como explicó Cristina Fallarás, los medios tradicionales siempre han funcionado con una inversión de capital, unas jerarquías y unas verticalidades solo disponibles para los hombres. Y de repente, con las redes sociales tenemos una horizontalidad común construida desde el testimonio y no desde la abstracción y sin necesidad de capital. La violencia ya no es abstracta, sino que identificamos a los agresores (nuestras propias parejas y exparejas y machitrolles que parecen tener mucho más tiempo libre que nosotras para encima juntarse y crear discursos) y creamos una memoria colectiva. Y cuando ésta existe, es un arma que no tiene fin.

Estrategias colectivas para combatir las ciberviolencias

La charla continuó hablando sobre construir estrategias colectivas, y para ello se necesitaba identificar experiencias individuales de aquellas compañeras que sufriesen estas ciberviolencias. Las políticas, las periodistas, las youtubers, las activistas feministas destacadas son un claro objetivo. Por ello se invitó a mujeres destacadas como Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, Miriam Hatibi, comunicadora feminista, Silvia Agüero, activista gitana, Alicia Murillo, activista feminista y a la periodista Cristina Fallarás, con la intención de que compartieran sus experiencias.

Todas ellas coincidieron en que denunciar no es una opción válida, ni eficaz, ni eficiente y que, por lo tanto, había que crear otras estrategias. Al respecto, Ada Colau resaltó la necesidad de que desde el movimiento feminista se consensuase un protocolo de mínimos para actuar frente a estas ciberviolencias. Cristina Fallarás, por su parte, recalcó que las “estrategias” las crean ellos para atacarlas, y que ellas contaban con la verdad de los testimonios.

Ignorar, contestar, aprovechar el tirón para viralizar contenido relevante, ¿o tal vez ironía y buen humor? Lo que sí estuvieron de acuerdo es en que los espacios seguros y de afinidad, tanto dentro como fuera del activismo, son claves para poder compartir estas emociones. Al respecto, Miriam Hatibi subrayó la importancia de decir que estas cosas les afectan para poder reflexionar individual y colectivamente y hacerles frente.

Por su parte, Silvia Agüero instó a gitanizar el feminismo: “que cuando nos toquen a una, salgamos las “cuatrocientas primas”, para que no vuelvan a decir que estamos dividiendo la lucha feminista”. “Lo que estamos haciendo es identificar a nuestro único agresor, y es el sistema patriarcal en forma de macho-payo-blanco-antigitano-lesbófobo-homófobo, cis, etc.”.

Silvia habló de sus estrategias partiendo de que el pueblo gitano lleva 600 años resistiendo a un Estado español que ha hecho más de 200 leyes antigitanas. De esta forma, utilizó la ironía y el humor para hacerles frente, al mismo tiempo que destacó la falta de originalidad de los ataques que recibe. Sin embargo, no puede luego sentir miedo cuando recibe mensajes que afirman que “El Holocausto se quedó corto”.

Finalmente, Alicia Murillo afirmó que su labor no es discutir ni educar por las redes, que para eso “bastante tiene con sus hijos”, y que si quieren educarse, que le paguen por ello.

Con todo ello se sacó en claro que la solución no pasa por autocensurarse, cerrarse la cuenta y callarse, ya que ello no acabará con estas violencias, sino que “acaba reproduciendo el silencio en el que el sistema patriaracal nos quiere a las mujeres”, como afirma Laura Rosillo de Calala Fondo de Mujeres.

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Foto: Archivo AmecoPress. Tomada de Calala Fondo de Mujeres
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Pie de foto: Jornada ‘Ciberviolències i participació política de les dones’
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