Santiago de Chile: III Cumbre Iberoamericana de Agendas Locales de Género

Iberoamérica: Por ciudades libres de violencia para las mujeres

28 de enero de 2016.

Por Tamara Vidaurrázaga Aránguiz

Internacional | Violencia de género | Acoso sexual | Políticas de Igualdad | Santiago de Chile | Encuentros y Jornadas



La violencia cotidiana contra las mujeres, así como el relato de programas para transformar esta situación haciendo ciudades más seguras para ellas, fue una constante en los panelas de esta Cumbre


Santiago de Chile, 27 ene. 16. AmecoPress/SEMlac.- La violencia contra las mujeres no está asociada solo al espacio de la familia; sucede en todos los espacios, incluido el público, donde las mujeres somos acosadas sexualmente en las calles como forma de castigarnos por salir del lugar al que la cultura nos confina, el hogar.

Esta relación entre ciudad y violencia contra las mujeres fue uno de los temas más ampliamente tratados en la III Cumbre Iberoamericana de Agendas Locales de Género que se celebró en Santiago de Chile, entre el 18 y el 21 de enero, y al que asistieron unas 300 delegadas de toda Iberoamérica, además de unas 300 de Chile.

La Cumbre tenía por objetivo pensar el desarrollo de las ciudades desde el enfoque de la igualdad de género, de la justicia social desde el ámbito local, incorporando una agenda urbana con igualdad de género para avanzar en una ciudad que distinga las inequidades que viven las mujeres y aporte propuestas específicas para erradicarlas.

Ana Falú, experta de la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM) y relatora de los paneles, indicó que es relevante que se generen espacios de este tipo para pensar la ciudad con una perspectiva de igualdad de género.

"Las mujeres somos más de la mitad del 80 por ciento de esa población urbana. Esas mujeres son las que resuelven cotidianamente el cuidado de la infancia, de los enfermos, de personas mayores; son las que más usan los espacios masculinos. Sin embargo, los espacios masculinos se usan en clave de cancha de fútbol, no en clave de equipamiento para niñas, para niños, para adultos mayores", señaló.

Agregó que, a pesar de que las mujeres son la mitad de la población, la ciudad no está pensada para ellas.

Por ejemplo "en el transporte público las mujeres hacen un recorrido mucho más circular porque son las encargadas del hogar, de hacer las gestiones en el municipio o en los hospitales, de llevar a los niños, de matricularlos en los colegios, de cuidarlos cuando estén enfermos… "Sin embargo el transporte público está pensado nuevamente en clave masculina, para que los hombres vayan al trabajo y del trabajo a la casa, en recorridos mucho más lineales", explicó.

"Y todavía no hemos hablado de la violencia, del acoso que sufren las mujeres en el transporte público, donde recorren a veces dos, tres y cuatro horas para llegar a su trabajo y a sus casas. Por todo esto necesitamos hablar de los gobiernos locales, de las decisiones, de las planificaciones urbanas, sin omitir a las mujeres como realidad con demandas y derechos por sí mismas", puntualizó Falú.

Ciudad y violencia

La violencia cotidiana contra las mujeres, así como el relato de programas para transformar esta situación haciendo ciudades más seguras para ellas, fue una constante en los panelas de esta Cumbre, organizada por la UIM, la Municipalidad de Santiago, la Asociación Chilena de Municipalidades, la CEPAL y ONU Mujeres.

Sobre este vínculo, la teórica feminista mexicana Marcela Lagarde indicó que "las ciudades presentan una cara ambivalente para las mujeres y para cualquier grupo que tenga una identidad sexual no hegemónica, y es que hay un tratamiento violento a estas personas en la urbe, donde se establece un poder hegemónico de género y sexual".

En su conferencia magistral, Virginia Vargas, feminista experta del Centro Flora Tristán de Perú, señaló que el derecho a la ciudad es un terreno en disputa, pero que para hablar de ese derecho también debemos preguntarnos: ¿a qué ciudad nos referimos?, puesto que existe un "temor compartido como construcción social de las mujeres respecto a la violencia en sus cuerpos".

La Directora del Instituto de las Mujeres de Ciudad de México, Teresa Incháustegui, señaló a SEMlac que, desde los estereotipos machistas y económicos, a la mujer le tocaba estar en el espacio privado. "Si estaba en el espacio público, era una mujer de la calle, de todos o de cualquiera", precisó.

"Entonces, la conquista de la mujer de la calle y del espacio público ha estado acompañada de violencia. Las primeras veces que las mujeres empezaron a salir a la calle, solas, sin una compañía masculina, comenzaron a ser atacadas. Los primeros feminicidios de la vida urbana moderna fueron en el siglo XIX, cuando la mujer empieza a salir, a tomar las calles, y empieza la violencia feminicida en contra de ellas, por esa idea de que no deben estar afuera, sino adentro".

Para Incháustegui, la violencia contra las mujeres en las ciudades se explica porque su conquista de los espacios públicos es la conquista de espacios masculinos, un tema que todavía tiene que ver con muchos estereotipos.

Los planes para erradicar las violencias urbanas

Esta violencia evidenciada en las calles en contra de las mujeres resulta en que los espacios públicos sean ajenos, porque "cuando las mujeres sentimos temor, abandonamos el espacio público", indicó en su ponencia Olga Segovia, arquitecta chilena y consultora de la CEPAL.

Para María Nieves Rico, Directora de Asuntos de Género de la CEPAL, en Latinoamérica aparece la violencia criminal y narco; sin embargo, la violencia de género está invisibilizada", por tanto la visibilización es el primer paso para erradicarla.

Estas violencias son comunes en todo el territorio iberoamericano y evidencia cifras altísimas. Por ello ONU Mujeres, junto a ONU-Hábitat y 50 asociados globales y locales, pusieron en marcha el Programa Mundial de "Ciudades Seguras, Libres de Violencia contra las Mujeres y las Niñas" en Quito (Ecuador), El Cairo (Egipto), Nueva Delhi (India), Port Moresby (Papúa Nueva Guinea) y Kigali (Ruanda).

Este programa es una respuesta a esta "realidad [que] reduce la libertad de movimiento de mujeres y niñas. Reduce su posibilidad de acudir a la escuela o al trabajo y a participar plenamente en la vida pública. Limita su acceso a servicios esenciales y a disfrutar de oportunidades culturales y de ocio. También impacta negativamente en su salud y en su bienestar", señala ONU mujeres en su web.

"A pesar de que la violencia en el ámbito privado es universalmente reconocida como una violación de derechos humanos, la violencia contra mujeres y niñas, y especialmente el acoso sexual en espacios públicos, continúa siendo un tema desentendido, con insuficientes leyes y políticas para prevenirlo y abordarlo", releva ONU Mujeres.Daniela Chacón, Vicealcaldesa de Quito, Ecuador, indicó que en esta ciudad ocho de 10 mujeres señalan haber vivido violencia, a una de cada tres les han tocado las partes íntimas y 80 por ciento tiene temor de usar el transporte público, por lo que "para ganarle la batalla al automóvil particular hay que hacer un transporte público digno".

Este programa, implementado en Quito desde 2012, ya registra 600 denuncias y dos sentencias judiciales por casos de acoso sexual a menores de edad.

Alcanza a barrios seguros para mujeres y niñas; transporte seguro libre de acoso sexual; y niños, niñas, adolescentes y jóvenes previniendo la violencia sexual contra las mujeres en los espacios públicos.

También incluye servicios fortalecidos de atención a víctimas de violencia sexual y otras formas de violencia, como las cabinas llamadas "Cuéntame", en las que las mujeres reciben contención y son acogidas luego de vivir el episodio de violencia callejera.

"Lo que yo sueño es que el acoso sea en el futuro culturalmente reprobable", indicó Daniela, por lo que es importante realizar transformaciones más profundas mediante la prevención y el cambio de conductas, pero mientras eso sucede el acoso sexual callejero "debe entenderse como un delito", puntualizó.

Un programa similar se pondrá en marcha en Ciudad de México, donde Teresa Incháustegui informó que de 55 a 60 por ciento de quienes usan el transporte público son mujeres, y 68 por ciento de ellas ha sido violentada en el transporte público alguna vez en sus vidas: desde insultos y tocamientos, hasta violaciones y feminicidios.

Por ello el DF instauró desde 2009 un programa que separa a hombres y mujeres para prevenir acoso, ya que "el transporte está diseñado androcéntricamente y con la perspectiva del capital", indicó Incháustegui.

El nuevo programa, llamado "Ciudad de México. Ciudad Segura y Amigable para Mujeres y Niñas", tiene distintos ejes que buscan integrar una manera de prevenir, pero también de tratar el acoso sexual callejero.

Uno de ellos es "viaja segura", que separa a hombres y mujeres y pone cabinas de atención, en tanto "camina segura" prevé más iluminación, vigilancia, equipamiento de infraestructura y el mejoramiento de los paraderos y Centros de Transferencia Modal.

Igualmente considera la participación ciudadana, mediante la colaboración de la población y organizaciones civiles en observatorios para seguir las acciones públicas, campañas comunicacionales para difundir el derecho a no ser violentadas y sensibilizar a los varones, y una aplicación para el teléfono móvil con un botón de auxilio para pedir ayuda, en caso de ser acosada.

Foto: Archivo AmecoPress.

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Internacional –Violencia de género – Acoso sexual – Políticas de Igualdad – Encuentros y Jornadas. 27 ene. 16. AmecoPress.

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