La violencia obstétrica va de la patologización, la medicalización y la cosificación de los cuerpos de las gestantes. Hasta ahí todo bien. Pero, ¿y si hablamos de las mujeres que, para parir, deben andar horas por caminos fangosos para llegar a un puesto de salud; o de mujeres que deben ir 10 horas en una lancha por un río o 7 horas a lomo de un caballo para llegar a un hospital; o de las que ni haciendo eso logran llegar, en medio de un trabajo de parto, al hospital o centro de salud más cercano? ¿Eso nos suena a violencia obstétrica? ¿O ya no tanto?