“Víctimas”

24 de octubre de 2011.

Por Teresa Mollá Castells

Madrid | Opinión | Violencia de género | Violencia en conflicto armado



Son víctimas aceptadas y justificadas socialmente para que el sistema androcéntrico pueda pervivir


Madrid, 24 octubre 2011. Hemos vivido una semana en donde las noticias se han agolpado. La muerte del dictador Gadafi, la muerte de un campeón de motociclismo, el abandono de las armas por parte de la organización terrorista ETA y, algunas noticias más nos han llevado a vivir unos días de verdadera vorágine informativa.

Cada noticia, como es lógico, llevaba sus correspondientes opiniones y contraopiniones por parte de las personas que conforman los diferentes foros de opinión de los medios de comunicación y, ni que decir tiene, que las diferentes redes sociales, quemaban, tal y cómo decía un gran amigo.

Quizás la más impactante ha sido el abandono de las armas por parte de ETA que se producía el jueves por la tarde. Justo a un mes de las próximas elecciones generales.

El análisis de dicha noticia se hizo por parte de muchas voces: gente de la política, de los agentes sociales, de las diferentes asociaciones de víctimas, entre otras, y cada una con sus intereses, no siempre del todo públicos.

Al final, como siempre, los números. Al parecer ETA ha matado a casi mil personas en sus casi cincuenta años de vida armada según reconocen todas las fuentes, lo cual es una verdadera sangría para cualquier sociedad.

Durante todo el tiempo que estuve “clavada” ante la televisión y la radio escuchando las diferentes opiniones, podía dejar de pensar en lo mismo: ¿Donde están quienes defienden a las víctimas de un terrorismo todavía más sangriento: el terrorismo machista?. No era el momento de interactuar con el tiempo informativo que se estaba viviendo, pero me niego a dejar pasar más tiempo, a pesar que en alguna red social si que comenzaron a dar estos datos también esa misma tarde-noche.

Me sigo preguntando muchas cosas al respecto. Y entre ellas está: ¿Por qué se reivindica únicamente el terrorismo cuando viene de mano de organizaciones y no de personas?, ¿Porqué no se le da el mismo tratamiento informativo a una víctima de ETA que a una víctima de terrorismo machista?, ¿Por qué a los terroristas que matan a sus parejas no se les aplica una denominación como la que corresponde de, por ejemplo asesino, terrorista, etcétera, y siempre se intenta limitar su responsabilidad a ámbitos más privados y menos sociales, incluso pese a los avances sociales en este aspecto?.

 

 

Sigue siendo muy doloroso para mí afrontar este tema que me duele en el alma, sobre todo después desde que hace un tiempo, cuando reivindiqué públicamente la condición de víctima, no sólo para las mujeres agredidas, sino también para sus hijas e hijos, y demás familiares allegados, personas de algunas asociaciones de víctimas del terrorismo político me llegaran a insultar por hacer tal comparación.

No me importan los insultos. Me importa que se siga acaparando la condición de víctima, únicamente para quienes han muerto sólo a manos de lo que comúnmente se conoce como terroristas en ámbitos sociales y no en los privados. Hemos de recordar que en los últimos doce años (que es el período en el que se tienen datos) han muerto una media de sesenta y cinco mujeres al año, lo que nos da una cifra bastante elevada. Y hablo sólo de las muertes, sin contemplar todas las denuncias interpuestas que, pese a ser muchas, según las personas expertas, no pasan de ser un diez por ciento (sólo un diez por ciento) de todas las agresiones que se producen.

¿Quiénes, aparte de las personas comprometidas en la lucha contra esta lacra, habla del cese de este tipo de terrorismo?, ¿Cuándo podremos celebrar el cese de la actividad armada de este terrorismo?.

Son víctimas, lo queramos o no, de un terrorismo con mayor aceptación social por todos los componentes culturales adquiridos a lo largo de centenares o miles de años. Son víctimas aceptadas y justificadas socialmente para que el sistema androcéntrico pueda pervivir.

Y pese a todos los avances de los últimos años, siguen habiendo demasiados intereses en que no se las reconozca como tal desde demasiados ámbitos y estamos hartas de que esto ocurra.

¿Hasta cuando sus voces van a seguir siendo silenciadas y sus muertes sólo serán estadísticas?, ¿Hasta cuando se tendrán en cuenta que sus situaciones son las de muchas más que no saben o no pueden salir de sus infiernos?.

Víctimas, son víctimas de un terrorismo silencioso y, precisamente por ello mucho más dañino que el de las organizaciones terroristas, puesto que detrás de cada agresión de pareja, existe un terrorista.

Fotos AmecoPress.

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Opinión – Violencia de género – Violencia en conflicto armado; 24 octubre (11); AmecoPress

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