Estreno: ’Las amigas de Ágata’

Un trabajo universitario que ha cambiado sus vidas

14 de junio de 2016.

Por Berta Blanco

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La amistad entre cuatro chicas es el tema central de la opera prima de estas jóvenes directoras


Madrid, 14 jun. 16. AmecoPress. El trabajo de fin de carrera de cuatro jóvenes se ha convertido en una película estrenada el pasado fin de semana en la gran pantalla. Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen -las directoras- han trabajado durante todo un año para sacar adelante este proyecto, el primer largometraje de sus carreras. Estas cuatro jóvenes terminan la universidad proyectando en el cine su película, nacida de sus propias vivencias y experiencias. Con motivo del estreno, han estado en Madrid y nos han contado cómo ha sido todo el proceso. ‘Las Amigas de Ágata’ puede verse en la capital, en la sala Renoir Princesa.

¿Cómo nace la idea y en qué momento pensáis en trabajar las cuatro juntas?

Laura: Teníamos un año entero para hacer este proyecto. Normalmente se hace en cuarto año, junto con otras asignaturas. Nosotras decidimos posponerlo para tener un año entero solo haciendo esta película. Teníamos muy claro que lo queríamos hacer entre las cuatro porque, desde primero de carrera, éramos súper amigas. Ya habíamos hecho muchos trabajos juntas y sabíamos que funcionábamos bien: tenemos la confianza para hablarlo todo y no habría problemas. Lo que sí nos impusimos fue escoger un tema en el que las cuatro pudiéramos aportar lo mismo, con la misma implicación y motivación. Si una tenía una idea y las otras la seguíamos, en realidad, no nos implicaríamos tanto porque una tiraría del carro.

Y la amistad, ¿por qué?

Laura: Empezamos a pensar, pensar… Y escogimos el tema de la amistad, que durante toda la carrera nos ha acompañado. Empezamos en primero juntas y hemos vivido el proceso paralelo [de la película] del cambio de amistad con nuestras amigas de la infancia. Siempre hablamos de ello, así que muy rápido dijimos que ese tema nos importaba. Es bonito cerrar la etapa de la universidad hablando de esto, es próximo y lejano a la vez. Al elegir este tema, todas podíamos hacerlo todo. En el guión, para exponer experiencias comunes. Para el rodaje, hemos experimentado con todo: cámaras, sonido, dirección de actrices… En el montaje, igual, porque también nos gusta a las cuatro. Así que fue desde el principio algo súper colectivo.

Entonces, sí habéis trabajado todas por igual…

Marta: La cosa es que, como el guión era de las cuatro, ya sabíamos todas lo que teníamos que hacer y qué contar en cada escena, por el simple hecho de que el guión estaba muy trabajado previamente. Habíamos estado las cuatro cabezas pensando. Estaba tan claro que una podía dirigir a las actrices. Otra, coger y grabar una escena, hablando previamente del estilo o la composición. Teníamos plena confianza en que la que fuera, lo iba a hacer bien.

Laura: No ha habido una división de trabajo, siempre era colectivo. En el rodaje sí que, normalmente, teníamos que dividirnos. Dos estaban en cámara, porque teníamos dos, y dos con las actrices. Pero siempre íbamos rotando. Depende del día, de la situación, de quién estaba más inspirada o de a quién le hacía más ilusión rodar determinada secuencia. Incluso también nos íbamos solas por el campo a grabar. Confiamos mucho las unas en las otras.

¿Cómo hablaríais de todo el proceso?

Laia: Es un guión muy trabajado desde el principio entre las cuatro. Ya estaba hablado pero también se iba a ir construyendo, acabando, perfilando mientras se rodaba y hasta el montaje. Nos hemos dado esa libertad de aprendizaje para todas, porque también íbamos a descubrir cómo era. Se nos ocurrían escenas y las grabábamos.

Alba: Es un proceso de aprendizaje entre las cuatro. No había error nunca. Era como probar, experimentar y dejarnos este espacio, este tiempo, este año de más para hacerlo. Es como que nada era malo. Probábamos mucho. Y, si las cuatro veíamos que no funcionaba, no lo montábamos. No hay presión.

Entonces, ¿el proyecto ha tenido modificaciones?

Laura: Sí, claro. Tenemos 70 horas y hemos sacado 1 hora y diez minutos de película – comenta mientras se ríen todas-. En realidad, el proyecto que entregamos a los profesores, la primera entrega, era solo el viaje: la segunda parte [de la película]. Pero sí que queríamos, para nosotras y para las actrices, grabar mucho antes. Hemos hecho minisituaciones antes de irnos de viaje todas juntas para probar y testear. Luego empezamos a ver que esos momentos funcionaban en la película. Era como el retrato, la previa, antes de la brecha de la amistad que supone el viaje final. La brecha sola no se entiende. Así que, con las situaciones, empezamos a hacer el arco dramático con la sensación que queríamos transmitir, que la teníamos súper clara.

Marta: Cuando empezábamos a introducir en el guión ese bloque previo en Barcelona, se lo entregamos a los profesores y lo aceptaron. Después, les presentamos las imágenes y vieron que podía funcionar. Por poner ejemplos, teníamos muy claro que queríamos momentos a solas de Ágata con cada una de sus amigas. No sabíamos cómo se iban a engranar pero iban muy bien. El guión estaba muy claro, con las situaciones, el grupo y las protagonistas, pero era muy abierto.

Alba: Teníamos como el esqueleto de mínimos. Cuando rodábamos, por la mañana sabíamos qué tenía que salir seguro. Pero el resto del tiempo, lo dedicábamos a más cosas. Montábamos situaciones sobre la marcha y, a partir de ahí, salían cosas. Así surgió la escena improvisada del beso de Ari (interpretada por Marta Cañas) con el chico, por ejemplo.

¿Cómo ha sido la elección de las cuatro actrices?

Laia: Nosotras teníamos muy claros los personajes, eso sí. Queríamos buscarlas desde el principio porque era necesario para ir avanzando la historia que estábamos ideando. Hicimos muchos castings donde pedimos a chicas que fueran actrices y, también, que no lo fueran. Queríamos probar ambas porque queríamos naturalidad para hacer un retrato real de un grupo de amigas. Estuvimos a punto de coger a un grupo de cuatro amigas reales pero, al final, no. Vimos que las otras, que eran actrices que ya habíamos seleccionado sobre los perfiles que teníamos, funcionaban mucho mejor para lo que queríamos. Ellas tenían unos recursos que funcionaban muy bien y aportaban también a la historia. Trabajamos los papeles mucho en los ensayos y ellas los acabaron de definir. Desde el principio, dijimos que queríamos una peli muy colectiva, también con ellas, porque es una peli “muy de actrices”. Nosotras las guiábamos y decíamos que nos gustaba y qué no, pero ellas acabaron de aportar sus ideas y personalidad.

Laura: Ellas venían solas y nosotras las reunimos. A veces las avisábamos de cosas. Por ejemplo, si al día siguiente había una fiesta les decíamos si les importaba ir. Así creábamos algo nuevo. Las actrices tenían claros sus personajes, porque los trabajamos muchísimo, así que eran capaces de interpretar donde y cuando fuera. Eran como experimentos que creábamos. Dábamos la situación y ellas probaban. Las tomas eran largas e íbamos dirigiéndolas. A veces, quizás, se pasaban tres pueblos. Decíamos que, por ahí, no porque hay frases que no pegaban con el personaje.

Alba: Era un poco una película entre todas… Buscábamos que lo hubieran vivido igual e implicarlas. No habíamos dirigido nunca a actrices y estábamos muy abiertas a que ellas pudiesen aportar. Les preguntábamos, por ejemplo, qué ejercicios hacían en teatro y nos explicaban cosas que podíamos utilizar. Ha sido un proceso muy rico porque ellas nos enseñaban un montón a nosotras.

Las actrices también se han implicado bastante en el proyecto…

Marta: Queríamos que ellas también hubieran vivido esa experiencia. Que conocieran a sus amigas para el rodaje. Hacíamos experimentos locos. Por ejemplo, íbamos a rodar una fiesta con los amigos de la universidad y sabíamos lo que tenía que pasar. Pero estábamos ahí toda la noche y había posibilidad de explorar.

Alba: Sabemos que íbamos a una fiesta de la universidad, que Ágata va y que vienen sus amigas del colegio. Ahí representamos sus dos mundos. Era lo que íbamos a grabar, y a partir de ahí, lo que improvisaran.

Marta: La que hace de Carla, que es Victòria Serra, cuenta que para su personaje se inspira en una amiga suya. La historia es tan cercana, tan sencilla y tan real que es muy fácil tener referencias. Hablamos entre todas y luego les damos como una “chuleta”, un espejo. Ayer, en el preestreno, les preguntaban si se ven reflejadas en sus papeles. Evidentemente, no, son muy distintas. Nosotras, sin embargo, por el físico o por algo, sí que las escogimos porque veíamos que encajaban con nuestra idea.

Personalmente, ¿os identificáis con algún personaje?

Marta: Siempre decimos que somos Ágata. Nos basamos en nuestras experiencias porque es lo que vivimos el primer año de carrera. Pero sí que, construyendo el personaje, hay más. Yo, por ejemplo, tengo muchas cosas de Carla o de Mar en diferentes situaciones.

Laia: La identificación también depende de en qué grupo está cada uno porque las personalidades que toma son diferentes.

Laura: Todas tenemos un poco de todas pero, el punto de vista, digamos, es el de Ágata. De las otras, cada una tiene sus pequeñas cosas. Quizás somos todas un poco reservadas, miramos mucho las cosas porque somos observadoras, no somos líderes y nos dejamos un poco llevar. Nosotras no tenemos líder en nuestro grupo.

Marta. Al contrario. Ninguna de las cuatro quería liderar –ríen las directoras.

Lo que empezó como un trabajo, está ahora estrenándose en cines: Madrid, Barcelona, Pamplona, Valencia, Santiago de Compostela y Girona. ¿Qué os supone?

Laura: Es que estamos flipando – ríen todas. Al principio éramos como "una secta", hemos estado como muy dentro de la pelo, todas encerradas. Hemos venido aquí, a Madrid, y estamos como de excursión. A veces nos decimos: “¿Qué estamos haciendo aquí, qué está pasando?”

Marta: Además, durante la carrera hemos ido un montón al cine. Somos de las que vamos, no nos quedamos todo el día delante del ordenador. Y ahora… El cine, la pantalla y nosotras, con el cartel ahí.

Laia: No nos imaginábamos esto. Podría llegar a imaginar alguna sala, pero el Renoir… Cuando estábamos en pleno proceso, no pensábamos en esto.

Alba: Nosotras, en realidad, nos dejamos el año ese y nos metimos en nuestro mundo. Entonces, fue entregarlo en la universidad y que ya, desde allí, nos sacaran. El proceso ha sido más inverso. Hemos ido añadiendo cosas y, de repente, estamos aquí. Ahora en el Renoir Floridablanca de Barcelona, que como somos de allí… Iremos y veremos nuestras caras. Y como no nos lo habíamos planteado, tampoco nos lo esperábamos. Para nosotras, lo más era ir a un festival para ver si nos cogían.

Laura: Fue Jordi Costa el que vio la película y la mandó, no nosotras. No nos dio tiempo ni siquiera para preguntar si estaba bien para enseñarla. Nosotras pensábamos que estaba mal aún y que faltaban cosas por retocar.

¿Cómo ha sido la primera impresión en el preestreno?

Alba: Estamos ante la primera proyección en público en Madrid y esto era algo que creo que no nos esperábamos para nada. Pero a mí, personalmente, más allá de la historia, que la gente vea esto y diga “me han entrado ganas de hacer cine” siempre me emociona un montón. Para esto ya ha valido la pena.

Laia: El público reaccionó un montón. Es algo que tampoco sabíamos. En Barcelona, sabes más o menos. Pero no sabíamos si la gente se iba a interesar tanto como puede parecer en las redes sociales. Al final no sabes cómo van a reaccionar. Pero ves que no hace falta ser un director reconocido o tener mucho dinero. También das esa idea a la gente, de que se pueden hacer cosas. Pone la piel de gallina.

Laura: Ha sido súper emotivo y ha ido genial. En Barcelona estás en el mundillo, tienes a familia y amigos allí. Aquí, somos como “las extranjeras” –ríen-, que no conocemos a nadie. Pero ves que las películas se pueden hacer sencillamente. Y después, ves a gente que le dan ganas de sacar adelante su proyecto.

Tras esta experiencia, ¿volveríais a trabajar juntas de nuevo?

Todas: Sí, claro…

Marta: Necesitamos tener un año sin hacer nada, que no nos cueste dinero…

Laura: Ojalá, pero necesitamos todo un año sabático –sonríen. Sería súper difícil. Estábamos muy bien en la universidad, con las cámaras, pero…

Alba: Cuando salgamos de la precariedad.

Laura: Podemos hacer una peli de precarios –ríen de nuevo todas.

Ya estáis con un pie dentro de la industria del cine. ¿Veis que tenéis más dificultades como mujeres?

Laia: Nosotras salimos del marco académico, entonces tampoco sabemos. No podemos hablar de nuestra experiencia en el sector.

Marta: Avalon se interesó por la película, no por las directoras. Entonces, en ese sentido, estamos contentas porque no hemos visto ningún impedimento por ser mujeres. O si hubiera un impedimento ahora, quizás es porque no ha gustado la peli. Si terminamos esta y empezamos en el mundo de la industria, sí que somos conscientes, por lo que se cuenta en los medios, que sí está un poco complicado.

Alba: Sí, no sé, también es que salimos de un marco académico donde las posibilidades de las mujeres son normales. Nadie te priva de ir a la universidad por ser mujer, claro. En nuestra clase, por ejemplo, de un total de 80, unas 70 éramos chicas. La mayoría es esa. Pero claro, en el mundo laboral, la industria real, esas chicas: ¿dónde van, qué hacen? Porque pasa en el arte. En estudios de arte hay muchas mujeres también, pero luego en los nombres que destacan o quienes llegan más lejos… El porcentaje de mujeres es reducido. En ese sentido, como nosotras venimos de la universidad, aún no nos hemos encontrado nada personalmente. Pero en la industria, pues sí. Es evidente que hay una desigualdad.

Laura: Nos lo preguntan mucho, así que algo de verdad habrá en ello. Nosotras aún no lo hemos vivido y me parece muy fuerte que sea una realidad aún hoy. El día que no se tenga que preguntar eso será cuando realmente estemos en igualdad.

Foto: Archivo AmecoPress
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