Un estudio revela la falta de coordinación en la asistencia a las mujeres maltratadas y drogodependientes
La UNAD presenta una investigación en centros españoles de las redes de atención a víctimas de violencia de género y a la drogodependencia
Madrid, 10 jun (10). AmecoPress. Falta coordinación y formación para poder proveer de una atención adecuada a las víctimas de violencia de género que además son drogodependientes. Ambas condiciones se tratan por separado, excluyendo de la red de asistencia en muchos casos a las mujeres en las que concurren, o privándoles de una asistencia integral necesaria.
La Unión de Asociaciones y Entidades de Atención a la Drogodependecia (UNAD) ha presentado esta mañana en Madrid un estudio cualitativo sobre la intervención en drogodependencias y malos tratos a las mujeres en las redes de atención, a cargo de la antropóloga Patricia Martínez.
Para realizar el estudio se ha preguntado a 62 personas, 15 de ellas varones, que trabajan en las redes de asistencia, bien a víctimas de la violencia de género, bien a las drogodependencias.
El estudio concluye que falta formación en género entre las personas que trabajan en las redes de drogodependencia, de la misma manera que falta formación específica en intervenciones con drogodependientes en las redes de atención a víctimas de la violencia de género. Además, en muchos casos, carecen de protocolos de actuación en el caso de presentarse un caso conjunto.
En la práctica, esto se traduce en que la falta de una asistencia integral retrasa e incluso impide lograr la reinserción de estas mujeres con el éxito esperado. Martínez insiste en la importancia de reconocer los casos. “Por ambas redes e incluso por las mujeres se asume como normal que se les pegue debido a su drogodependencia. Es muy importante entender que el maltrato es una cuestión de género, y que no está producido por el consumo”.
Asimismo, recalca la necesidad de entender esta violencia de género, cuya mala interpretación en ocasiones conduce a la exclusión de las mujeres por parte de las redes de maltrato. “Puede que ahora no sean víctimas de su pareja. En muchos casos han sido maltratadas en el seno familiar, o en el pasado”, explica, pero eso influye en su consumo y es decisivo en su asistencia.
Los obstáculos aparecen tanto por parte de las redes como de las mujeres. En los pisos de acogida de la red de drogodependencia, las normas son muy exigentes, por ejemplo, en el uso de dinero. Sin embargo, no se visibilizan las relaciones, y en consecuencia se invisibiliza el maltrato.
La situación es muy diferente en los pisos cedidos para mujeres maltratadas en peligro, planteados como soluciones a situaciones extremas. Una mujer con problemas de consumo de drogas que es maltratada tiende a consumir tras el maltrato, y la falta de un control estricto le allana el camino a una recaída.
Al final una u otra condición se obvia. Hasta ahora ha habido experiencias de derivación, pero poco exitosas. De la red de maltrato se ha derivado a algunas mujeres a la red de drogodependencias. “El problema es el estigma. Si es malo ser maltratada, peor es ser maltratada y drogodependendiente. Al revés ocurre lo mismo. Las mujeres no quieres ser estigmatizadas por partida doble, y no acuden”, explica Martínez.
En la actualidad existen al menos dos experiencias específicas, en Madrid y en Valencia, de casas de acogida para mujeres en las que concurre el maltrato y la drogodependencia, e incluso en las que conviven con mujeres maltratadas y menores “sin que haya ningún problema”.
En cualquier caso, el estudio aboga por la coordinación de ambas redes en la asistencia a este colectivo, dejando la puesta en marcha de recursos específicos como medida extraordinaria. Promueve la formación de las y los profesionales, y la transversalidad de la perspectiva de género en sus actuaciones.
Laura Seara ha participado en el acto de presentación de este estudio, donde ha señalado la especial presión bajo la que viven las mujeres “respecto a nuestra imagen personal, el estrés, la doble jornada laboral, la falta de reconocimiento”, lo que sumado a una carencia de recursos más acusada y a una menor red de apoyo social, convierte a las mujeres en más vulnerables frente al consumo abusivo de algún tipo de droga.
Fotos: archivo AmecoPress
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Pie de foto: 1) Patricia Martínez, antropóloga responsable del estudio, junto al presidente de UNAD, Luciano Poyato; 2) Martínez durante la presentación; 3) Laura Seara, directora del Instituto de la Mujer. A la derecha, Carmen Moya, delegada del Plan Nacional Sobre Drogas
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Sociedad - Situación Social de las Mujeres - Salud y Género - Violencia de Género; 10 junio (10), AmecoPress