“Saber sentir, saber bientratar”: la educación sexual en los programas educativos

Madrid, 15 nov. 18. AmecoPress-. El programa "Skolae", de la Consejería de Educación de Navarra, incluye la educación sexual como método de aprendizaje para relaciones desde la aceptación y el respeto por la diversidad, lejos de violencias machistas. No obstante, la iniciativa se ha visto sujeta al rechazo de ciertos discursos políticos. Ante esta situación, la Federación de Planificación Familiar Estatal (FPFE) ha querido recalcar la necesidad de impartir este tipo de educación, alejando su uso como “arma de crispación política que nada tiene que ver con ella”.

El debate político y mediático que acompaña la inclusión de la educación sexual en el programa educativo Skolae, iniciativa de la Consejería de Educación de Navarra, suma cierto rechazo ante algunos grupos de poder.

Por ello, la Federación de Planificación Familiar Estatal, con el ánimo de contribuir a que se entienda qué es la educación sexual y por qué es necesaria en todas las edades, ha señalado una serie de evidencias que desmontan dichos rechazos.

En primer lugar, la federación advierte de que hoy en día, la gran mayoría de organizaciones e instituciones comparten en sus argumentos el beneficio que supone la educación sexual para niñas y niños, “más allá de convicciones morales e ideológicas con las que la educación no tiene por qué entrar en conflicto”.

“Estamos hablando de proporcionar a todas las personas, a cualquier edad, los conocimientos y herramientas que contribuyan a que puedan vivir con bienestar y dignidad, y a que tengan en cuenta el bienestar de las personas con las que se relacionen y actúen respetando sus derechos”, aseguran desde FPFE.

Bajo esta línea, recuerdan que tanto la Organización Mundial de la Salud, UNESCO, UNICEF, los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por la Asamblea General de Naciones Unidas, así como numerosos ministerios nacionales de salud y educación recomiendan y han puesto en marcha la formación sexual dentro y fuera de las escuelas.

El objetivo es tratar este tipo de educación desde el derecho y como mera prevención de riesgos, además de contribuir a que actúe “como herramienta de cultivo de un hecho que conforma la personalidad y el desarrollo de todos y todas”.

Siguiendo este argumento, recuerdan la guía de la OMS Estándares de educación sexual para Europa. Marco para las personas encargadas de formular políticas educativas, responsables y especialistas de salud y destacan uno de sus fragmentos:

“A pesar de que la sexualidad de la infancia difiere comparada con la de las personas adultas en muchos aspectos, por ejemplo, en su expresión, contenidos y objetivos, un niño o una niña se entiende como un ser sexuado desde el principio de su vida. En cada grupo de edad y fase de desarrollo, aparecen preguntas y comportamientos específicos (por ejemplo, mutuo descubrimiento e investigación entre pares: placer por mostrar partes del propio cuerpo, mirando a los demás, mostrando vergüenza frente a las demás personas, etc.) a los que se ha de reaccionar de una manera pedagógica".

Por ello, la federación advierte de que bajo el silencio y la ocultación se enseña a los niños y niñas a “instalarse en la clandestinidad”, una forma de enseñanza peyorativa que deriva a consecuencias negativas.

“La educación sexual no les quita la inocencia, les ayuda a entender lo que ya están preguntando y explorando”, continúan.

Para abordar todo esto, se plantean contenidos que, a la par que incluyen a los y las menores en la educación sexual, sirven como guía para el profesorado.

“Esto no significa que el programa pretenda enseñar a las niñas y niños ciertas prácticas, sino que se vean como normales sus comportamientos”, explican.

Además, atienden a la educación sexual como una labor compartida entre profesionales y familias, donde esta última cuenta con un papel imprescindible a la hora de inculcar valores y actitudes que ninguna institución puede asumir, “por lo que deberían ofrecer afectos, hacer sentirse a sus hijos e hijas amados y respetadas, nutrir su autoestima”.

Por otro lado, la labor del profesorado aportaría la mirada científica y de conocimiento que da la especialización y el trabajo desarrollado ante estas situaciones, relacionando los aspectos genitales y/o reproductivos de la sexualidad con otros como la comunicación, las relaciones, los afectos y el placer.

“El objetivo no es sólo actuar cuando hay problemas, sino ayudar a niñas y niños, a adolescentes y jóvenes a conocerse, aceptarse, respetarse y respetar al otro u otra, a elegir sólo aquellas prácticas con las que sienten comodidad y que conectan con sus valores y, por supuesto, a prevenir riesgos”, afirma FPFE.

A sus argumentos, se suma la ayuda que supone este tipo de educación a la hora de dar respuesta a las dudas de los jóvenes, pues las sexualidades abordan posibilidades muy amplias atravesadas por la diversidad de valores y creencias personales.

“Sólo el conocimiento y la capacidad de tomar las riendas de un aspecto tan fundamental de la vida como es la sexualidad nos hará más libres y felices”.

Ante esta situación, el Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa ha advertido a los gobiernos europeos que deben actuar para brindar “educación sexual integral de manera obligatoria".

Además, varias comunidades autónomas ya han puesto en marcha sus propios programas educativos, a pesar de que provoquen escándalo entre algunos sectores “que siguen viendo desde el tabú lo que en realidad es una dimensión profundamente humana y positiva”.

“La educación sexual debe ser ya una realidad en todo el Estado español, para que la convivencia desde y entre los sexos genere más felicidad y menos dolor. A cualquier edad”, concluye la federación.

Foto: Archivo AmecoPress.

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Estado Español – Legislación – Comunicados - Sexualidades - Salud reproductiva - Educación. Madrid, 15 nov. 18. AmecoPress.