Protagonismo femenino en la construcción de alternativas al franquismo
La historia del antifranquismo, desde los años 60 hasta las primeras elecciones democráticas es todavía bastante desconocida por
“La Cataluña actual no se puede comprender sin el trabajo hecho por los movimientos políticos y sociales clandestinos o no, que se enfrentaron al régimen franquista y que trabajaron por la construcción de una sociedad alternativa” explicaba en su intervención, Francisco Fernández Buey, profesor universitario y actual director del Centre de Estudios sobre los Movimientos Sociales, que ha organizado estas primeras jornadas de las historia del “antifranquismo”.
“Mediante el estudio y el análisis de las publicaciones de aquella época junto a la experiencia vivida por algunos de sus protagonistas, hemos podido recuperar ideas y actuaciones, pensamiento y acción, así como poder valorar en su justo término la tan olvidada contribución de las organizaciones sociales a los cambios políticos que han ido configurando el establecimiento de la democracia en nuestro país”.
Mariona Petit, actualmente profesora de matemáticas en un Instituto de Barcelona, fue una de las ponentes de estas jornadas celebradas en
Entre le 9 y el 11 de marzo de 1966 permanecieron encerrados en el convento de los capuchinos de Sarrià unos 500 estudiantes y algunos de los intelectuales más destacados de Cataluña. Participaban en la creación del Sindicato Democrático de Estudiantes (SDEUB), y fueron cercados por la policía.
“Cuando se quiere recordar
“Casualmente, nosotras dos éramos de las más jóvenes y nos habíamos ocupado de adecentar el espacio, colgar cortinas, alquilar sillas… -sigue relatando Mariona Petit- así que a las 5 de la madrugada, cuando los frailes vieron que era imposible salir de allí, con la policía rodeando el recinto, nos buscaron para que nos ocupamos de la logística alimentaría. Repartimos una cena improvisada con lo que nos facilitaron en la cocina del convento, y se ve que lo hicimos tan bien, que los siguientes días seguimos encargándonos de las comidas y de las cenas. Por esos misterios de la memoria histórica -recuerda Petit- las dos hemos quedado como las principales testigos de este hecho histórico”.
En la vanguardia y en la retaguardia
“Estábamos convencidos de que hacíamos la revolución -continúa la profesora- y que íbamos a conseguir no solo acabar con el franquismo sino darle la vuelta al sistema. En aquella etapa chicos y chicas trabajábamos juntos por lo mismo, codo con codo. Lo más importante era la ‘lucha’ y por supuesto, no nos sentíamos inferiores a ellos, sino completamente iguales. Si es verdad que nos dábamos cuenta que eran ellos los que dirigían el cotarro, tomaban decisiones y nos mandaban de aquí para allá, pero en entonces no lo teníamos en cuenta, asegura Petit.
“Aunque sin tener una conciencia clara, yo era muy feminista entonces” matiza Petit. “Al casarme con una persona de fuera de Cataluña me arriesgaba a perder los privilegios de separación de bienes del sistema catalán y a convertirme en dependiente de mi marido para todo trámite oficial. Así que de un día para otro Javier paso
Según Petit es imposible comprender la historia de esta etapa, si no se tiene en cuenta como se consideraba a las mujeres en los años 65 y 66. El hecho de poder participar en el proceso de cambio, aunque en un papel subsidiario ya era un paso muy importante. “Del 65 al 70 hubo un cambio fundamental de mentalidad entre
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Fotos: AmecoPress y cedidas por Guillén Martínez
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Autonomias – Política y género – 30 octubre, 07 (AmecoPress)
Documentos
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Mesa de la creación del Sindicato de Estudiantes (1966) | caputxinada66.jpg
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