Nueve condenas por delito de trata en dos años

11 de julio de 2013.

Por Gloria López

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La dependencia del testimonio de las víctimas para su identificación y protección sigue siendo un obstáculo que obliga a buscar alternativas


Madrid, 11 jul. 13. AmecoPress. Demostrar que una mujer fue captada, trasladada o vendida con engaños por las redes de la trata es difícil. Muchas de las víctimas de esta crueldad no quieren testificar contra quienes las han explotado. Algunas por miedo, otras porque desconocen ser víctimas de un delito. Nueve personas han sido condenadas en España por trata de personas; todos para fines de explotación sexual. Son las primeras sentencias que recogen el delito de trata, incluido en el Código Penal desde diciembre de 2010. La trata es un “negocio” muy lucrativo que en nuestro país mueve unos cinco millones de euros al día, según la Policía.

Las nueve condenas —seis hombres y tres mujeres— dictadas por las Audiencias Provinciales de Madrid y Barcelona entre finales de 2012 y abril de 2013, son el resultado de las cinco causas que han resuelto los tribunales desde que entró en vigor el delito. Hasta entonces, esa esclavización estaba asociada a efectos legales con otros delitos, como la inmigración ilegal, lo que dificultaba su persecución y desprotegía a las víctimas.

Según el poder judicial, las personas condenadas, que han recurrido las penas impuestas de entre 6 y 22 años de cárcel, trasladaron con engaños a España, esclavizaron y obligaron a prostituirse a cinco mujeres, dos de ellas menores. En 2011, las fuerzas de seguridad detuvieron a unas 1.200 personas por delitos de trata y explotación sexual. Ese año, se abrieron 64 procesos judiciales por trata; más del 90 por ciento ligados a la compra y venta de mujeres para la prostitución.

Pero entre la instrucción y la acusación, el resultado de la complejísima persecución de esas redes comienza a resolverse ahora. A los intereses y la ocultación propia de un delito tan oscuro se le añade el silencio y el temor de las propias mujeres.

Fiscales, organizaciones que trabajan con las víctimas y las fuerzas de seguridad explican que no es fácil sacar adelante los casos. Las redes mueven mucho dinero, son escurridizas y se aprovechan del pánico de las mujeres. Por eso es muy importante el trabajo conjunto y que empiecen a ser reconocidas como pruebas los informes psicosociales y los testimonios de aquellas personas que hallaron y que atienden a las mujeres.

Mayoría de mujeres

Las mujeres constituyen la abrumadora mayoría de las víctimas de estos delitos (68 por ciento). El motivo principal es que el 61 por ciento de los casos detectados reflejan explotación sexual, que afecta particularmente a las mujeres. Si a ese porcentaje se le añade el 12 por ciento constituido por niñas, la incidencia de esos delitos en el género femenino sube a ocho de cada 10 casos.

La trata de mujeres no es un fenómeno nuevo, subyace en la violencia de género y en la concepción patriarcal y machista que las sociedades vienen arrastrando históricamente. Es una actividad ilícita y una violación de los derechos humanos. Es la esclavitud del siglo XXI. Las mujeres y niñas, en una situación de vulnerabilidad, inmersas en culturas retrógradas y patriarcales, son una presa fácil para la explotación sexual y laboral.

“La trata de mujeres está relacionada con la discriminación, la desigualdad en el acceso a derechos y oportunidades y las relaciones desiguales de poder que afectan a mujeres y niñas”, defiende Marta González, coordinadora del Proyecto Esperanza.

Conflicto internacional

La captura, traslado y venta de mujeres con fines de explotación sexual y laboral no afecta a un sólo país sino que implica movimientos migratorios en los que intervienen varios de ellos, ya sea por ser lugares de origen, de tránsito o destino. Es un grave problema de carácter internacional que lo convierte en el tercer negocio ilícito más lucrativo del mundo, después del tráfico de drogas y el de armas.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que 20.9 millones de personas en el mundo son víctimas de explotación laboral o sexual. El 80 por ciento son mujeres y niñas. Entre 2008 y 2010 hubo en la Unión Europea 24.000 víctimas de la trata de seres humanos y seis de cada diez lo fueron por explotación sexual.

Solo en España - segundo país de la UE con mayor número de afectados, solo por detrás de Italia-, la explotación sexual puede afectar potencialmente a unas 12.000 personas. Las víctimas, según los datos policiales, son en su mayoría mujeres procedentes de Brasil, Rumanía, Nigeria, China o Paraguay, nacionalidades a las que pertenecen asimismo la mayor parte de los detenidos, si bien la lista la encabezan los españoles.

Instituciones y organizaciones animan a las mujeres víctimas de trata a denunciar. La policía española por ejemplo lanzó en abril de este año, una campaña con el lema “No seas cómplice” en la que se incluía el vídeo "Denuncia y testifica, la ley te protege", protagonizado por Joy, una víctima que consiguió salir del infierno de la trata y realizado por la directora y guionista Mabel Lozano.

Pero no es fácil, como tampoco lo es perseguir y demostrar un delito transnacional. Los explotadores se aprovechan de la descoordinación entre países en asuntos como la investigación de los delitos si estos se producen fuera de sus fronteras.

Por eso son importantes marcos legales como la directiva europea contra la trata aprobada el pasado 6 de abril. Aunque, tras dos meses, la comisaria europea del Interior, Cecilia Malmström, lamentaba que sólo nueve países la hubieran implementado plenamente y recordaba la importancia de este tipo de "instrumento legal” para combatir un fenómeno "lamentablemente" al alza en Europa.

También, a finales de mayo, la Comisión Europea (CE) lanzó una plataforma reuniendo a más de 100 organizaciones de la sociedad civil de la Unión Europea (UE) en torno a la lucha contra la trata de personas. Entre las participantes se incluyen sociedades activas a escala europea, nacional y local en el ámbito de los derechos humanos, derechos de la infancia, derechos de las mujeres e igualdad de género, y derechos de emigrantes y personas refugiadas.

Y es que, aunque las expertas luchan para que el testimonio de las víctimas no sea la prueba fundamental, lo cierto es que sigue siendo muy importante. Por eso, es clave la colaboración de las organizaciones que asisten a las víctimas y que estas se vean apoyadas por suficientes medios. “La vulnerabilidad de estas mujeres es enorme y es un error que la legislación actual vincule su protección a la denuncia”, asegura la periodista Patricia Simón, quien ha realizado varios reportajes en los que analiza el fenómeno de la trata en profundidad.

Foto: Archivo AmecoPress

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Pies de foto: 1) Logo campaña contra la trata; 2) Emma Thompson durante recorrido por la exposición contra la trata ’Journey’; 3) Delegación española en la Plataforma civil europea contra la trata;

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Sociedad – Violencia de género – Violencia sexual – Trata – Mujeres inmigrantes – Legislación y género. 11 jul. 13. AmecoPress

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