Moverse es un desafío a la muerte
Madrid, 25 junio. 19. Amecopress. Helena Maleno y sus compañeras de Caminando Fronteras han presentado hoy un informe: ‘Vida en la necrofrontera”. No ha sido fácil: las personas defensoras del derecho al movimiento son criminalizadas y Maleno ha estado documentando el desafío a la muerte de cientos de personas en mitad de un proceso judicial que pretendía penalizar su labor de defensa de la vida. El informe documenta que el control migratorio está por encima del derecho a la vida: 1020 personas han muerto desde enero de 2018 hasta abril de 2019 en la frontera occidental europea (la necrofrontera).
A partir del monitoreo que realiza diariamente el propio colectivo se desvelan prácticas políticas orientadas a causar la muerte de las personas que se mueven por la frontera. Políticas de control migratorio que generan muerte, violencia y sufrimiento, y que lejos de mejorar, han ido recrudeciéndose. “Los datos del informe han sido recogidos de primera mano y verificados mediante dos fuentes: llamadas de personas que viajaban en embarcaciones que alertaron de situaciones de peligro y familiares que perdieron a sus seres queridos y que nuestro colectivo acompañó en su búsqueda”, ha dicho Helena Maleno.
Datos de 2018 y primer cuatrimestre de 2019:
– 70 naufragios: 1 en la ruta de Canarias, 23 en la ruta del Estrecho y 46 en la ruta de Alborán.
– 12 embarcaciones desaparecidas: 6 en el Estrecho y 6 en el mar de Alborán.
– 1020 víctimas: 816 desaparecidas y 204 muertas.
– Víctimas por zonas: 823 en la ruta de Alborán, 189 en la ruta del Estrecho, 6 en la ruta de Canarias, 2 en la valla de Melilla.
Borrando la huella de la vida y vulnerando el derecho al duelo
"Solo el 25% de los cuerpos causados por los naufragios han sido recuperados. El resto nunca serán buscados ni encontrados”, explicaba Helena Maleno en la presentación del informe que saca a la luz prácticas que vulneran los derechos de las personas migrantes en las fronteras y que destapa toda una red de criminalización contra las personas que luchan por la defensa de los Derechos Humanos.
Unas prácticas que encuentran su sustento ideológico en aquellas políticas y discursos que sostiene el racismo institucional, “que hemos normalizado” y que considera las muertes como “efectos colaterales” de las políticas migratorias. El control migratorio se “justifica” con la lucha contra el terrorismo, la lucha contra las mafias, el “efecto llamada”, los discursos economicistas de la regulación de las migraciones vinculada al mercado laboral y los discursos neocoloniales que sostienen la externalización de fronteras. El miedo a lo diferente.
“En nuestro trabajo, queremos poner también en valor la dignidad de las muertas y desaparecidas. Algunos cadáveres fueron identificados pero muchos han quedado en las morgues de Argelia, Marruecos o España o enterrados en tumbas sin nombre. Durante el año 2018 el 76,88% de las víctimas documentadas por nuestro colectivo están desaparecidas, con el impacto que supone para sus familias y comunidades de origen. Las familias destacan falta de información oficial en las tragedias. En nuestro trabajo con ellas hemos construido estas líneas de actuación: reconstrucción de la memoria colectiva, búsqueda de las personas muertas y desaparecidas, y apoyo a las familias en las búsquedas e identificaciones”, explica el informe.
Las mismas voces que alertan contra la violencia machista, la trata y la prostitución, guardan silencio –y son cómplices- ante unas políticas migratorias que realimentan y aumentan esas violencias
Dividido en cuatro capítulos, el informe visibiliza los relatos de las personas migrantes en los que la violencia, el racismo institucional o la violencia contra mujeres están presentes. Las mismas voces que alertan contra la violencia machista, la trata y la prostitución, guardan silencio –y son cómplices- ante unas políticas migratorias que realimentan y aumentan esas violencias.
“Todo el mundo sabe que el cierre de fronteras hace que aumenten las redes de trata y que priorizar el control sobre los derechos humanos impide proteger a las mujeres”, comentaba Oussama Chakkor, que intervino en la presentación, en conversación con AmecoPress.
Una espiral de negocio y muerte
Las rutas migratorias se vuelven cada vez más peligrosas gracias a las políticas de control. Las industrias criminales aumentan su negocio abriendo nuevas rutas y las empresas del control de fronteras aumentan su presencia en los caminos migratorios, dejando estructuras militares. Así, se genera una espiral en la que se aumenta el negocio y la muerte de forma exponencial. Mujeres y niñas sufren la violencia de esa espiral en sus cuerpos.
Las empresas relacionadas con la industria de la guerra constituyen el mayor lobby con poder para decidir sobre las políticas que los estados implementan en las Fronteras. La entrada de las industrias de la guerra en el negocio contribuye al establecimiento y normalización de espacios de no derecho, dándose situaciones de excepcionalidad democrática. La Frontera Occidental europea y Sur española son un ejemplo de ello.
Por otra parte, la subcontratación de terceros países para el control de fronteras se ha convertido en la base de las relaciones exteriores de la Unión Europea. Se ha priorizado la formación de fuerzas de seguridad y se han vendido sistemas de control y vigilancia, condicionando todas las políticas de Ayuda Oficial al Desarrollo. Los acuerdos bilaterales entre países para el control de fronteras tienen mayor peso que las convenciones internacionales y leyes nacionales.
Los instrumentos usados para la aplicación de la necropolítica en la Frontera Occidental Europea son: redadas militares y controles militares basados en sesgos raciales, detención en dependencias policiales y centros, desplazamientos forzosos, deportaciones a países de origen o terceros países, restricciones especiales (como la libertad de circulación en zonas cercanas a la frontera), violencias machistas contra las mujeres migrantes y violencia contra la infancia migrante.
El naufragio planificado
En el año 2018 se puso el foco de la “alarma migratoria” de la Frontera Occidental con África, lo que comúnmente se conoce como “Frontera Sur”. Se han dado las cifras por parte de Marruecos de 89.000 personas interceptadas y 57.498 personas que llegaron a costas españolas por parte del Ministerio del Interior Español. “Estas cifras han servido para justificar el aumento del control migratorio”, argumentaba la coordinadora del informe.
“Una de las acciones de esta necropolítica se refiere a Salvamento Marítimo, referente mundial en la defensa del Derecho a la Vida”, sentenciaba la defensora de derechos humanos, ahondando en la contradictoria situación en la que se encuentra dicho servicio. Cambios en su funcionamiento interno, atravesada actualmente por políticas de control de fronteras, puede hacer que se convierta en un agente generador de muerte si no se le permite continuar con su función de salvar vidas en peligro, más allá de las regulaciones de extranjería que no tendría por qué afectar a un cuerpo civil de Salvamento Marítimo.
“Estas necropolíticas quieren ahora impedir a Salvamento Marítimo que evite naufragios y salve vidas. Las veintidós vidas del último naufragio son víctimas directas de ello”, insiste Maleno. Para quienes trabajan en Salvamento Marítimo esta situación es muy contradictoria: es como si a un médico le mostraran dos personas que necesitan ser operadas y le dieran permiso y bisturí para operar a una porque es blanca y a la otra, negra, tuviera que operarla con sus manos y dientes o dejarla morir.
El trato a quienes sobreviven cuando llegan a nuestras fronteras es denigrante. “Son personas que han visto morir a otras, a su lado, y que cuando llegan tienen que dormir en el calabozo o en la comisaría, sin atención piscológica, sin respeto a sus derechos”, denuncia el informe. Las familias no tienen un teléfono al que llamar para saber qué ha sucedido con sus familiares. “Que a las personas que sobreviven se les pregunte quién es el patrón de la patera y no cómo están, evidencia el racismo institucional”, dijo Maleno.
Con respecto a las mujeres, aquellas con las que el colectivo ha hablado, relatan que en las entrevistas iniciales se ahondaba en las violencias sufridas y no se trabajaba posteriormente psicológicamente con ellas. No consideraban encontrarse en espacios seguros y no sabían qué se haría con esa información.
Han existido vulneraciones muy graves de derechos con respecto a la infancia migrante. Por un lado, niños y niñas acompañados de sus familiares que fueron separados de estos. Por otro lado, con respecto a las y los adolescentes, las pruebas de determinación de la edad se han convertido en un instrumento de control migratorio que se usa para expulsar a niños y niñas del sistema de protección o incluso devueltos a sus países de origen.
La gestión de los cuerpos migrantes en el sistema de la necropolítica necesita de un sistema de atención paralelo al del resto de la ciudadanía. Se produce una infantilización de las personas migrantes en los procesos de acogida. De la criminalización en la llegada pasan a ser números a los que se les asigna plaza en función de la situación de vulnerabilidad y victimización. El sistema de acogida tiene un marcado sesgo de beneficencia, puesto que no logra que las personas accedan a plenos derechos.
Fortalezas
Las primeras personas defensoras son las mismas personas migrantes y sus familias que se enfrentan a la criminalización por ejercer su derecho al movimiento. “Muchos de los compañeros que se han hecho defensores por presenciar vulneraciones o haberlas sufrido, presentan una doble vulneración: las restricciones de sus derechos por ser personas en movimiento y por defender derechos”, aseguraba Maleno en la rueda de prensa.
Hay que señalar la persecución específica que sufren las defensoras por su condición de mujer. Son visibilizadas desde los discursos hegemónicos como víctimas vulnerables y se usan las violencias que sufren para justificar el control migratorio. Sufren ataques desde dos ámbitos principalmente: la sexualidad y la maternidad.
Junto a Maleno, Oussama Chakkor profundizaba en las dificultades para hablar de “proyecto migratorio”, dadas por la fuerte inestabilidad y el clima “apocalíptico” que se ha ido instalando en las fronteras. Según él, la migración se está afrontando como “una herramienta de control”. Como ejemplo, está las políticas migratorias de Marruecos, que obedecen a las presiones ejercidas por la Unión Europea, habiéndose producido un retroceso en la política de integración que el país venía manteniendo y que se ha visto cortada por la influencia del Estado español.
“La inmigración se ha convertido en un negocio. El ser humano perdió humanidad, convirtiéndose en un objeto que se coge y se usa”, aseguró. Ese planteamiento hace que surjan comportamientos “patológicos y perversos”.
El informe también dedica un capítulo a destacar las estrategias de resistencia y lucha de las familias y comunidades migrantes en la necrofrontera, poniendo de manifiesto el aumento de la criminalización que enfrentan las defensoras que luchan contra esas políticas de muerte, como es el caso de Helena Maleno.
Porque no son víctimas, son las personas que están desafiando un sistema que tiene como valor central el dinero y que fomentando el consumo atroz arrasa con las relaciones humanas y los recursos naturales.
En el fondo, la lucha es esa: “o inviertes y defiendes la vida o inviertes y defiendes el control migratorio”, resumía la coordinadora del informe, que ha reiterado: “siempre estamos a tiempo de cambiar la situación, hay que recordar que estas muertes son evitables”.
Fotos archivo AmecoPress y cedidas por Caminando Fronteras
Pies de foto: 1 y 3) Presentación del informe a la prensa, Helena Maleno y Oussama Chakkor; 2) Total de víctimas; 4) Foto incluida en el informe realizada por Seif Kousmate/ Hans Lucas; 5) Foto incluida en el informe realizada por Robert Bonet Negrete; 6) Foto incluida en el informe realizada por Guillaume Pinon;
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Política – Mujeres inmigrantes – Derechos humanos – Mujeres del mundo – Trata; 25 de junio. 19. AmecoPress