Las campesinas de Brasil luchan por no ser invisibles
En el mundo de la agricultura hay muchas tareas exclusivamente femeninas, como el trabajo en las huertas, los frutales, el cuidado de las granjas, elaboración de productos domésticos…, “si las mujeres no hicieran estos trabajos, la agricultura desaparecería”, señala la ingeniera agrónoma e investigadora ecofeminista brasileña, Enma Siliprandi.
Perteneciente a la organización feminista SOF-Brasil, ha denunciado la invisibilidad que sufren estas mujeres en su trabajo, a las que se reconoce sólo como amas de casa, no pudiendo formar parte del mundo profesional. “Las mujeres brasileñas que trabajan en el campo son fundamentales para el desarrollo de la agricultura del país, y, por tanto, del funcionamiento de este sector de la economía”, añade Siliprandi.
Las campesinas reclaman poder figurar como propietarias de los terrenos junto a sus maridos, algo que legalmente es posible desde 2003 y que ha empezado a aplicarse desde hace poco tiempo. Pero la implantación es aún escasa, ya sea por la mentalidad de la población o por el desconocimiento de muchas mujeres de esta norma.
Las esposas que no figuran en las escrituras de propiedad de sus terrenos -continúa Siliprandi- no pueden pedir ayudas ni préstamos, ni tampoco formar parte de cooperativas sin previa firma y consentimiento de sus parejas, una situación de dependencia que se tiene que evitar.
Además, se lucha para disolver el problema de la violencia de género de las agricultoras, pues, aunque se suele tildar la imagen de un mundo idílico, la realidad es distinta: “Mira no es así, sufrimos prejuicios de género, no estamos valoradas y existen problemas de violencia, ya sea de nuestros maridos, o de las instituciones que no nos respetan”, aclara.
En Europa, aunque las campesinas gozan de mejores infraestructuras y técnicas más desarrolladas en su trabajo, también se quejan de esta invisibilidad.
Movimiento ecologista
Dentro de la asociación Articulación Nacional de Agroecología (ANA) un grupo de campesinas trabaja para conseguir una producción ecológica. Enma Siliprandi cuenta que “existe una situación generalizada en la que sólo los hombres participan en estos movimientos, pero no es verdad”. Las mujeres trabajan bajo criterios de diversificación, biodiversidad y sustentabilidad, algo que incluso llega a generar conflictos con sus maridos, que quieren una producción más inmediata.
Las campesinas, más preocupadas por la salud de sus familias, prefieren una producción para el consumo doméstico sin fertilizantes ni productos químicos.
La implicación de las mujeres en la rama ecológica de la producción es muy positiva para ellas, pues adquieren voz en las políticas públicas, en las que también están muy invisibilizadas.
Enma Siliprandi se encuentra en España con motivo de la conferencia “Las mujeres campesinas en Brasil y movimiento ecologista”, que se celebra hoy en Valladolid.
Fotos: Cedidas Foro feminista de Valladolid
Pie de foto: Campesinas brasileñas
Economía- Situación social de las mujeres- Mujeres rurales; 28 octubre (08)