La productividad económica aumentará un 25 por ciento si se aprovechan más las aptitudes y el talento de las mujeres
Madrid, 13 dic. 11. AmecoPress.- Ana Revenga, directora de Desarrollo Humano para Europa y Asia Central del Banco Mundial, y Carolina Sánchez-Páramo, economista jefe en temas de pobreza y equidad en Europa y Asia Central de la misma entidad bancaria, coautoras del "Informe sobre el desarrollo mundial 2012: Igualdad de género y desarrollo", tienen muy claro que "apostar por la igualdad de género aumenta un 25% la productividad económica de algunos países".
Lo razonan con ejemplos que han constatado. "En China un incremento del 10% del control de las mujeres sobre los recursos del hogar hace que disminuya la mortalidad infantil en niñas y que mejoren los resultados escolares en los hijos, algo que no ocurre cuando es el hombre el que controla el hogar", señala Revenga.
"En la India, la llegada de la mujer a puestos de responsabilidad política se ha traducido en una disminución de la corrupción. Pero también en más inversión en políticas de agua y saneamiento, que ha beneficiado a toda la comunidad. La igualdad genera mejores resultados para las generaciones futuras", agrega Sánchez-Páramo.
El citado informe sostiene que la productividad aumentará si se aprovechan más las aptitudes y el talento de las mujeres. "Eliminando las barreras discriminatorias para las mujeres en determinados sectores y ocupaciones se podría aumentar la productividad hasta en un 25% en algunos países. Por ejemplo, en el sector agrícola, si éstas tuvieran el mismo acceso que los hombres a los fertilizantes y otros recursos se podría incrementar notablemente la producción en los países en desarrollo", explica Revenga.
Los avances de los últimos 25 años
En el informe se destaca que se han logrado avances considerables en todo el mundo en lo que respecta a reducir las disparidades de género en educación, salud y mercados laborales durante los últimos 25 años.
Las desigualdades entre niños y niñas en la educación primaria se han superado prácticamente en todos los países y se están acortando también en la educación secundaria. En el caso de los países en desarrollo, hay más niñas que niños en las escuelas secundarias de 45 países, y hay más chicas que chicos en las universidades de 60 países.
También se observan progresos en la esperanza de vida: las mujeres de los países de bajos ingresos no solo viven más que los hombres, sino que viven 20 años más que en 1960. En buena parte del mundo se han reducido también las desigualdades respecto de la participación en el mercado laboral: en los últimos 30 años, más de 500 millones de mujeres se han incorporado a la fuerza de trabajo.
El informe remarca así mismo el aumento de la participación de la mujer en cargos del Gobierno y la administración pública de los distintos países, que ha pasado de una media del 8% en 1998 hasta el 17% en tan solo diez años. En este ámbito, el documento destaca los datos de España, junto con otros países como Francia, Finlandia o Suiza, en los que la presencia femenina en los órganos de Gobierno es superior al 40%.
En el marco de un análisis histórico, el documento también señala a España como ejemplo de avance en cuanto a derechos y libertades sociales de la mujer desde la década de los 70, junto con Alemania, Grecia y Suiza. Destaca, asimismo, que la transición española fue un claro modelo de impacto positivo en ámbitos como el Derecho de familia o los derechos de la mujer.
Áreas de actuación para el futuro
Para terminar con estas desigualdades, en el informe se insta a la acción en varios ámbitos: Reducir tanto la mortalidad femenina como las disparidades de género que persisten en la educación, mejorar las oportunidades económicas para las mujeres y acortar las diferencias entre géneros en cuanto a retribuciones y productividad, dar mayor voz y participación a las mujeres en el hogar y en la sociedad y limitar la transmisión de situaciones de desigualdad de género a generaciones futuras.
“La clave para lograr la igualdad de género continúa siendo la necesidad de orientar específicamente las políticas públicas nacionales”, asegura Ana Revenga, codirectora del informe. “Para ser eficaces, esas políticas deberán estar orientadas específicamente a las causas fundamentales de las disparidades de género. En el caso de algunos problemas, como la elevada mortalidad materna, será necesario fortalecer las instituciones que prestan servicios. Si se trata de otras deficiencias, como el acceso desigual a las oportunidades económicas, mediante las políticas se deberán abordar las múltiples limitaciones —en los mercados y en las instituciones— que mantienen a las mujeres atrapadas en empleos de baja productividad e ingresos escasos”.
Para lograr la igualdad, el informe considera primordial una política pública bien orientada y sostenida a nivel nacional que se fundamente en las causas de las disparidades y que responda en las cuatro áreas de actuación que se han analizado. También es importante la colaboración de la comunidad internacional, que puede desempeñar un papel que complemente y preste apoyo a las políticas nacionales en estos ámbitos prioritarios.
Desigualdades que aun persisten
Sin embargo, en el informe también se señala que aún quedan desigualdades en muchos ámbitos. La peor, la excesiva mortalidad femenina con respecto a la de hombres y niños en países de ingresos bajos y medianos, estimada en torno a 3,9 millones cada año.
Aproximadamente, dos quintas partes de las niñas no llegan a nacer porque los padres prefieren tener hijos varones, una sexta parte muere en la primera infancia y más de un tercio fallece durante la edad reproductiva. El número de vidas perdidas está aumentando en África subsahariana, especialmente en los países gravemente afectados por el VIH.
Otras de las deficiencias detectadas son las relativas a la escolarización femenina que, a pesar de haber crecido de forma generalizada, continúa estando muy por debajo del índice masculino en algunos países del África subsahariana y del sur de Asia.
También se denuncian el acceso desigual de las mujeres a las oportunidades económicas y grandes diferencias en materia de voz y participación entre mujeres y hombres, tanto en el hogar como en la sociedad.
Violencia de género
Pero todavía hay datos que hay que cambiar con urgencia, como que 500 millones de mujeres hayan sufrido en algún momento de su vida violencia de género, y que al 80% de los etíopes, incluidas las mujeres, les parezca normal que un hombre pegue a su mujer.
"En Afganistán y en Chad los datos de mujeres que pierden la vida en el parto son los mismos que tenía Suecia hace 300 años", concluye Ravenga.
El informe aconseja como áreas de actuación para el futuro "reducir la mortalidad femenina, mejorar las oportunidades económicas para las mujeres, dar mayor participación a las mujeres en el hogar y en la sociedad y acabar con la transmisión de situaciones de desigualdad de género a las generaciones futuras".
Foto: Archivo AmecoPress.
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Internacional – Mujeres del Mundo – Economía – Empleo y género –Género y desarrollo – Violencia de género. 13 dic. 11. AmecoPress.