La lucha en favor de las mujeres: una revolución inacabada
Nueva York, 27 oct 09. AmecoPress/CIMAC.- Los dos movimientos revolucionarios más importantes de mi vida aún los vivo. Uno fue en México: la Revolución Mexicana, ampliamente resumida por Adolfo Gilly en “La revolución interrumpida”, y el otro es ése al que la revista “Time” titula “La revolución inacabada” (“The Unfinished Revolution”), que tiene que ver con el movimiento de nosotras, de todas las mujeres, pues aunque la publicación habla de las estadounidenses, en este país vivimos mujeres de todas partes del mundo.
Con todo lo ya ganado por nuestras ancestras: tatarabuelas, choznas, abuelas, madres, nosotras, en este momento, hacemos lo que nos viene en gana y convivimos con nuestros iguales. Al respecto es vasta la información de la edición de octubre de “Time”. En portada aparece una mujer, pero sólo una parte de su rostro, con un ojo fijo. De frente parece que ignorara el titulo del reportaje, con letras mayúsculas: “El estado de la mujer americana”.
La portada también anuncia, en minúsculas, que, de acuerdo con una encuesta llevada a cabo por “Time” y la Fundación Rockefeller, las mujeres ahora son más poderosas, pero menos felices.
Abordo el tema porque, recientemente, otra encuesta demostró que las mujeres que trabajamos, aunque vivamos más de prisa, estirando el tiempo, alcanzamos mayor felicidad que aquéllas que no trabajan.
Según los datos de “Time”, desde este 2009 las mujeres “dominamos la sociedad”. Y es que en Estados Unidos las mujeres somos la mayor parte de la fuerza laboral: 57 por ciento de nosotras tiene título universitario y en 75 por ciento de los casos decidimos qué comprar en nuestros hogares.
Así, ya no son tan terriblemente preocupantes los asuntos de igualdad: ahora lidiamos de manera constante con la perplejidad que producen de los cambios en la economía como pilares de la familia, esposas, madres e hijas.
Así lo analiza Richard Stengel, editor en jefe de “Time”: ya no es la anacrónica lucha de los sexos; ahora todos, mujeres y hombres, forcejeamos con la nueva economía, lo que para Stengel es la verdadera igualdad.
Hagamos una retrospectiva a los avances de las mujeres desde 1972. En aquel entonces “Time” uso el titular “La nueva mujer” y hoy ofrece disculpas por esa frase que ya entonces era antigua y que ahora data de hace más de cien años.
Nancy Gibbs señala, en su oportunidad, que antes no había mujeres en la Suprema Corte de Justicia o integrantes del gabinete. Hoy, a la distancia, una mujer es operadora del Centro Espacial Kennedy. Por su parte, Maria Schriver ofrece el estudio “El reporte Shriver: Una nación para la mujer lo cambia todo”, realizado conjuntamente con el Centro para el Progreso Americano, y se incluye una investigación acerca del movimiento de las mujeres: “Conoce la prensa”.
En este contexto, los próximos 26 y 27 de octubre más de 25 mil mujeres se reunirán para discutir el futuro de sus vidas, de sus comunidades y del mundo en un momento en que las mujeres ejercen plenamente, en Estados Unidos, sus derechos económico y a la libertad.
Por eso llama tanto la atención la encuesta de “Time” en la que se reporta que las mujeres son “menos felices”. Para el autor del estudio titulado La paradoja de la menor felicidad femenina, Justin Wolfer, esta situación puede verse de diferentes maneras: una de ellas es la que sostiene Susan Faludi, que establece que el movimiento de mujeres no se relacionaba con la felicidad y explica que actualmente la mujer es más honesta al hablar de aquello que le aqueja o le preocupa.
Así, las mujeres, hoy somos más libres para luchar bajo las mismas presiones y conflictos que alguna vez generaron grandes dosis de infelicidad masculina.
Según Wolfer, en los últimos 35 años se han desatado cambios sociales, en las familias y en las zonas de trabajo que han afectado de manera diferente a mujeres y hombres. Dice el autor: “no hemos aprendido acerca de los cambios de ellas”. Eso se evidencia también en el reportaje de “Time” titulado “¿Qué quieren las mujeres ahora?”, donde Nancy Gibbs dice que tanto mujeres como hombres reportan estrés diario y que la mayoría está de acuerdo en que el gobierno y los negocios han fallado al ajustarse a los cambios familiares. Hoy, mujeres y hombres tienen metas similares con respecto al dinero, la salud, el trabajo y la familia.
Por otra parte, la fortaleza física ha perdido valor en el trabajo y la calidad se basa mayormente en la educación, lo que explica que el papel de las mujeres trabajadoras vaya al alza. No se trata ya de un mundo para hombres, ni de una nación de mujeres, sino de una cooperativa que genera ganancias y beneficios, los cuales deben compartirse.
Eunice Kennedy siempre sostuvo: “No dejes que la sociedad te domine, te contenga, o te detenga”. Hoy ella puede competir para ser presidenta y creo que podría ganar.
“Me siento como si fuera presidenta”, expresó Hillary Rodham Clinton, secretaria de Estado estadounidense, quien el pasado 30 de septiembre, cuando se abordó la violencia sexual contra las mujeres presidió, en lugar de Barack Obama, el consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
La lucha en favor de las mujeres avanza. Es una revolución que no termina, que continúa latiendo.
Fotos: Archivo AmecoPress.
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Internacional – Opinión – Política y género – Movimiento feminista. 27 octubre 09. AmecoPress/CIMAC.