La Ley contra el feminicio en Guatemala lleva a los tribunales a jueces y parlamentarios

22 de enero de 2009.

Por Teresa G. Espejo

Madrid | Internacional | Violencia de género



La presidenta de la Fundación Sobrevivientes, Norma Cruz, asegura que muchos hombres retan la ley


Durante los primeros 16 días de 2009, 26 mujeres fueron asesinadas en Guatemala, un país donde el número de muertas por violencia de género, 722 en 2008, alcanza cifras espeluznantes. Norma Cruz preside desde 2003 la Fundación “Sobrevivientes”, desde donde trabaja por evitar más muertes y también porque ningún crimen quede impune. Cruz, de paso por España para presentar el documental “Un cambio en la mirada. Cinco historias de América Latina", habló con AmecoPress y denunció que, a pesar de la aprobación de la Ley contra el Feminicidio, muchos hombres retan al sistema.

¿La violencia de género en Guatemala se diferencia en algo de la que existe en otras partes del mundo?

Se ha diferenciado en las cifras y en las repercusiones que la violencia de género está teniendo en la sociedad. Por ejemplo, cerramos el año 2008 con 722 mujeres muertas, estamos hablando de 2 muertes diarias de mujeres. Son cifras bastante elevadas, sobre todo, si nos fijamos en los niveles de impunidad, porque estamos hablando de un 98% de impunidad en los asesinatos de mujeres.

Las guatemaltecas son víctimas de todos los tipos de violencia, tanto intrafamiliar, como violencia sexual, económica…

Estamos teniendo 46.000 denuncias en 2007 de violencia intrafamiliar, tanto física, económica como psicológica. Se triplican las cifras de violencia sexual que en Guatemala son muy elevadas, aunque no hay un dato oficial porque no siempre las mujeres lo reportan, a veces callan y hay una tendencia por parte de los médicos a no informar sobre ello. Los asesinatos de mujeres en los últimos años han sido bastante elevados, hay que recalcar que no sólo es el hecho de quitarle la vida a una mujer sino la saña con la que se hace. En la mayoría de los casos, ha habido una violencia sexual previa y la saña con la que se comenten estos asesinatos refleja todo el menosprecio hacia las mujeres, todo ese odio a la mujer agredida. En numerosos casos también se ha quitado la vida a sus hijos, y esto hace que las circunstancias de las muertes sean todavía más condenables.

¿Hay alguna explicación para tanta crudeza?

Es el mismo cuadro que se presenta en el resto del mundo, hay una negación del hombre a aceptar que la mujer ha ganado nuevos espacios, pero además hay otras cargas heredadas de la guerra, del conflicto armado que hizo que como sociedad nos acostumbrásemos a la violencia y al tema de la muerte, el tema de tener que hacer sufrir antes de matar y eso lo vemos en cada mujer asesinada, cercenada, víctima de una violencia sexual que persigue humillar.

MUJERES QUEBRANTADAS

Ahora estamos llevando un caso de violencia sexual y nunca había visto a una mujer sentirse tan humillada. Es una mujer de 47 años, que entra un número de hombres a robar en su casa y al mismo tiempo la violentan sexualmente, pero la violentan de una manera… fue violada por todos de forma simultánea y reproduciendo todas las fantasías que ellos tenían. A esta mujer la dejaron tan quebrantada; primero, porque lo hicieron en el seno de su hogar que era sagrado para ella; segundo, por haber sido humillada como mujer, y es algo que no termina de asumir.

Las mujeres cuentan ahora con el respaldo normativo de la Ley contra el Feminicidio ¿se ha notado ya algún avance?

El sistema cuestiona los testimonios porque parece que las mujeres no decimos la verdad, que tenemos una tendencia a exagerar y lo que decimos tiene que ser puesto en duda. Hay que librar una lucha muy fuerte para que el andamiaje de la justicia camine y se comprenda que las mujeres tenemos que tener ese acceso a la justicia porque se nos ha quebrantado un derecho, porque en esta sociedad patriarcal parece que las mujeres estemos al servicio de los hombres y cualquier hombre por el hecho de ser hombre puede hacer lo que quiera y no va a pasar nada, que a larga no lo van a condenar ni la sociedad, ni la justicia.

Es una idea decadente. Tenemos que reeducarnos todos porque no es admisible que en la sociedad de hoy los hombres tengan esos privilegios, que haya un sector de la sociedad, que por el hecho de ser hombres, tenga supremacía. Cambiar esta mentalidad es muy difícil y nos está dejando estas cifras tan horribles de muerte porque no todos aceptan eso, máxime cuando se da un marco legal donde se reconoce esta dinámica y se toma una postura. Esto de alguna manera provoca reacciones y muchas violentas.

El cambio de mentalidad es lento ¿La aplicación de la Ley, también?

Con la Ley del Feminicidio que se está tratando de implementar estamos viendo cuántos hombres retan al sistema y les dicen a las autoridades: –Venga, aprésenme, si pueden. Se agudiza el cuadro de violencia hacia la mujer porque de alguna manera osó denunciar al hombre, y eso se paga.

La reacción a la ley, entonces, ¿también es violenta?

Hay una dinámica de confrontar la ley, yo tuve cola de agresores en la asociación porque nos identifican con la ley y vienen a demandarnos le porqué les están persiguiendo pues creen que no han hecho nada. Es impresionante como ni siquiera tienen conciencia de que han cometido un delito. Había un hombre que incluso le decía al juez que si su mujer le volvía a hablar así, la volvía a golpear de nuevo, y la mujer estaba en el hospital. Hablaba así porque no hay conciencia de que hoy en Guatemala agredir a una mujer es un delito por el que se va a la cárcel. Hace poco un guardaespaldas llegó a la fundación por orden del juez, porque le habían dejado libre con medidas sustitutivas y me decía: -Mire, me trataron como un delincuente; me pusieron esposas, me llevaron en la patrulla, me trataron como un ladrón, como un asesino y yo no hice nada… Y yo le explicaba que el hombre que pega, viola o mata a una mujer es un delincuente y tiene que ser tratado así. Pero el impacto de la ley sí se está notando, quizá no tanto en relación a la cifra de capturados pero sí en relación a cómo están reaccionando los agresores.

En el contenido de la ley ¿Echan algo de menos?

Nunca habrá una ley perfecta y en Sobrevivientes, como institución que surge desde las víctimas, tenemos esta visión y a veces quisiéramos que sobre los agresores cayera todo el peso de la ley, porque no es lo mismo que te cuenten un caso que verlo. Además, cuando un agresor sale de la cárcel vuelve a lo mismo, y creemos que todavía la ley habría que mejorarla en algunos aspectos, pero tal como está ya es muy útil. Nosotras pedimos siempre penas más fuertes porque pensamos que algún agresor ha pasado el límite al que puede llegar un ser humano, y que tenga la oportunidad de incorporarse a la sociedad es como abrirle las puertas para que vuelva a cometer ilícitos.

LA MINISTRA DE EDUCACIÓN NO QUIERE LLEVAR LA IGUALDAD A LAS AULAS

¿Creen en los programas de rehabilitación?

Junto al tema de las penas, falta todavía un marco legal que dé solución a qué hacer con los agresores. Nosotras entendemos que hay agresores primarios, que no han tenido una reincidencia, y creemos que tal vez tendríamos que implementar algunos programas para atenderles y evitar que reincidan. Es un tema que tenemos pendiente de discutir y vale la pena ver cómo podemos cambiar la mentalidad de estos hombres.

¿Contempla la ley medidas para introducir la igualdad en el ámbito educativo?

Contempla incluir en el censo educativo el tema de la no violencia y el cambio de la educación sexista por otro enfoque, pero lastimosamente ha habido una reticencia de las autoridades educativas. Hoy en día tenemos a una ministra que no se plantea introducir estos elementos y yo creo que la única manera de transformar pensamientos y visiones del mundo es desde el sistema educativo, y ahí el Estado juega un papel fundamental.

Y los sistemas político y judicial ¿sí acatan la Ley?

Tenemos un sistema de justicia esencialmente integrado por hombres y en algunas esferas se da la conjugación patriarcal y machista que se suma al poder que te da ostentar cierto cargo. Aunque no les ha quedado otra opción que acatar lo que la ley dice, cuando les toca a ellos sí hay reticencias y pareciera que aprobaron una ley que es vigente siempre que no sean ellos los acusados.

¿Han llevado a los tribunales a algún cargo público?

Sí, tenemos ahora a dos jueces, a dos fiscales, a miembros de la policía nacional, a un parlamentario… y ahí es cuando se ve. Yo al parlamentario le decía: -Pero bueno, ¡si usted mismo tipificó esto cómo violencia!

Usted ya fue amenazada de muerte por luchar contra el feminicidio ¿Han sufrido más presiones en la Fundación por intentar que se cumpla la ley?

La violencia de género toca muchos intereses públicos y empieza a haber reacciones. Pero nosotras vamos a proceder, sea quien sea el agresor, porque la ley contempla tolerancia cero hacia la violencia la ejerza quién la ejerza. Recibimos fondos del Estado y somos conscientes de que nuestra postura pone en riesgo esta financiación pero estamos dispuestas a correrlo porque tenemos que desbaratar todo ese andamiaje de impunidad que hay en torno a la violencia hacia las mujeres. Esto ha generado amenazas, atentados e intimidaciones para que paremos la mano, pero afortunadamente cuento con un equipo de trabajo valiente y comprometido, y también con mucha solidaridad de la población y de la comunidad internacional.


Entrevistas- Internacional-Violencia de género; 22 enero (09) AmecoPress

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