La Feminización de las migraciones (*)
Barcelona, 14 septiembre 09. AmecoPress.- En la actualidad el 58% de las personas migrantes del mundo son mujeres. Este aumento de la feminización de las migraciones, en el marco de la globalización, tiene causas diversas, entre las que destacan las económicas tanto en los países de origen de las migraciones, como en los países receptores de las mismas.
En cuanto a los países de origen, uno de los ejemplos lo encontramos en América Latina. Las consecuencias de los Planes de Ajuste Estructural (implementados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional) tuvieron como consecuencia el cierre de medias y pequeñas empresas (generando más paro masculino) y se recortaron los gastos sociales de los Estados.
En este marco, las mujeres se han hecho cargo de la supervivencia de los hogares a través de la economía de subsistencia (agricultura de subsistencia), la economía sumergida (venta ambulante, cocina de productos…) y la emigración. Por tanto, las que emigran son mayoritariamente mujeres que (en su rol histórico como últimas responsables de sus familias) son cabezas de familias monoparentales y la migración se transforma en una estrategia más de supervivencia de sus hogares.
Esto mismo se puede decir de las mujeres que viajan por reagrupamiento familiar: son mujeres que en el proceso de migración masculina se han hecho cargo de las familias y de su sostenimiento cotidiano mientras el hombre estaba consolidando su proyecto migratorio.
Coincidiendo con este proceso, nos encontramos que en los países receptores de las migraciones, existe una grave crisis de las llamadas “estructuras reproductivas” debido al envejecimiento de la población por una parte y, muy fundamentalmente, debido a la incorporación al trabajo fuera de casa de las mujeres autóctonas.
Esta crisis es nombrada por muchas expertas del movimiento de mujeres como “la crisis del cuidado” que ha mostrado como es que históricamente más las mujeres que los hombres han contribuido, mediante los trabajos de cuidado y atención a las personas dependientes, al desarrollo económico.
Y que este desarrollo tiene unos costes invisibles que han aportado gratuitamente más las mujeres que los hombres. Estos trabajos de cuidado son imposibles de deslocalizar (y así abaratar sus costes de externalización) y serían las mujeres inmigradas las llamadas a cubrir estos puestos de trabajo.
Y nos muestran, como un espejo, como es que el trabajo doméstico, y de las personas dependientes, se continúan transfiriendo a mujeres (ya que la mayoría de los hombres no se han incorporado a estos trabajos), al mismo tiempo que estos trabajos son los peores remunerados, no valorados socialmente y con un alto grado de precariedad.
Diversidad de las mujeres inmigradas en Catalunya
A pesar de que el marco estructural económico pretende que las mujeres inmigradas sólo somos responsables de las familias y que sólo venimos a trabajar al sector servicios (trabajos de cuidado, a la restauración, a los sectores de atención a la salud…), el hecho es que nos encontramos con diversidad de mujeres, con proyectos migratorios propios, de sueños de mujeres.
La mayor preocupación que tienen las mujeres inmigradas hoy en día en Catalunya es el acceso al trabajo en condiciones de igualdad de oportunidades. Los mayores obstáculos de las mujeres inmigradas para acceder al mercado laboral en Catalunya son las restricciones normativas, producto de la regulación del reagrupamiento familiar y los prejuicios sobre las mujeres inmigradas en cuanto a sus formación y capacitación, así como también la adjudicación de determinados cliches culturales, como por ejemplo “son mujeres que sólo quieren estarse en casa y no quieren trabajar”.
Como hemos podido ver antes, esta última afirmación constituye una gran falacia: las mujeres inmigradas hemos contribuido siempre al desarrollo económico y hemos trabajado siempre, a pesar de que este trabajo y esta contribución haya sido (y aún lo está) invisibilizada.
Hay que recordar el hecho de que muchas mujeres inmigradas han sido las responsables de la supervivencia de sus familias y hogares, ya sea en hogares monomarentales - mujeres que viajan solas- , ya sea en hogares donde el hombre había emigrado -mujeres que vienen por reagrupamiento familiar- y que cuando vienen a Catalunya llevan una trayectoria de saberes y capacidades, de ingenio y de imaginaciónde armas tomar y de proyectos de futuro.
Ciertamente, para muchas mujeres inmigradas los procesos migratorios son positivos más allá de los aspectos económicos. En este sentido se puede destacar que, por ejemplo, junto con las remesas que envían las mujeres a sus hogares de origen, circulan también informaciones y simbólicos que cuestionan los roles históricos de género, y que las mujeres encuentran reconocimiento y posibilidad de autonomía más allá de la económica, como recogen estudios e informes.
Pero también nos encontramos que, en cuanto a muchas mujeres inmigradas, el proceso migratorio en Catalunya ha significado verdaderos retazos y vuelta atrás en sus derechos: por ejemplo en cuanto a la negación de los derechos políticos (no poder votar) y muy especialmente en la negación del derecho al trabajo (en las regulaciones de los permisos de reagrupamiento familiar y en la discriminación cotidiana).
A pesar de estas circunstancias, las mujeres inmigradas aportan, desde su diversidad, estrategias y genealogías de mujeres en la investigación de libertad femenina.
Las estrategias de las mujeres inmigradas
Uno de los ejemplos más destacables de las estrategias de muchas mujeres inmigradas son las redes de solidaridad y de relación entre mujeres que se generan en los procesos migratorios.
Encontramos ejemplos en la vida cotidiana tanto respeto de los países de origen como en los receptores: muchas mujeres cuentan con otras para el cuidado de sus familias en origen (son las llamadas “redes globales del cuidado”) y muchas mujeres inmigradas cuentan con otras para la atención de sus propias familias en destino, para poder realmente conciliar la vida familiar, laboral y personal (estas mujeres no son necesariamente familia, sino que son las amigas, las “paisanas”, etc).
En el marco de estas mismas relaciones entre mujeres se han generado muchas experiencias de asociacionismo femenino, reconociendo las genealogías de las mujeres.
Así, nos encontramos por ejemplo que muchas mujeres africanas ya practicaban en sus países de origen las relaciones exclusivas “entre-mujeres” a las que se refiere el movimiento de mujeres y más concretamente el movimiento feminista.
Las mujeres inmigradas son diversas y tienen diversas estrategias. Otro ejemplo lo encontramos en la formación de la asociación de “Matronas latinoamericanas” (AMALA). Estas mujeres se unieron para conseguir el reconocimiento de sus titulaciones y capacitaciones y actualmente tienen más de 80 socias a todo el Estado español.
Otras mujeres se reúnen para fundar espacios de encuentro ante necesidades muy concretas como por ejemplo en el proyecto “Mae brasileira” donde un grupo de madres quieren tener un espacio de apoyo mutuo, de “mercadillo” de ropa y utensilios de criaturas, de intercambio de saberes ante la falta de las abuelas, las tias…, y que se implementa en el marco de la Red de las Mujeres Inmigradas en Catalunya.
Otras mujeres se incorporan a los espacios de los pueblos y las ciudades, y participan activamente en los medios de comunicación como por ejemplo el proyecto “Mezcla’t conmigo” de la asociación “Por derecho Propio”, programa de radio local semanal.
(*) Traducción al castellano de AmecoPress
Fotos: Archivo AmecoPress/Mirades
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Autonomías – Situación social de las mujeres – Mujeres inmigrantes – Género y desarrollo. 14 septiembre (09). AmecoPress.