Homenaje a Mercè Vilaret en el festival de Cine de Mujeres

20 de junio de 2007.

Por Julia López

Autonomías | Barcelona | Televisión y radio



Reconocimiento a una de las más importantes realizadoras de televisión



Mercè Vilaret murió en 1993. Acababa de cumplir 50 años, pero ya era reconocida como una de las mejores realizadoras de televisión de nuestro país. El festival Internacional de Cine de Mujeres de Barcelona la ha recordado y ha programado algunos de sus mejores documentales. De su trabajo durante más de 30 años, de su alto nivel como realizadora y como persona, han hablado sus compañeros y compañeras de entonces, altos cargos actuales de las televisiones y del cine. Lluís Mª Güell, Sergí Schaff, Georgina Cisquella, Josefina Molina y Marisa Paredes, entre otros, la han recordado de manera muy afectiva y se han preguntado como habría vivido ella la actual evolución de la televisión

 

La primera mesa redonda en la que se ha hablado de Vilaret, ha tenido lugar en la sede del Colegio de Periodistas de Barcelona. Moderaba Mónica Terribas, la exitosa presentadora del programa informativo nocturno y  diario de TV3, y la pregunta era cómo se habría adaptado esta realizadora a la televisión actual.

 

Para Luís María Güell, “se habría adaptado como todos nosotros, en la ficción haciendo telenovelas, o como un miembro mas de los equipos de documentales, porque a ella no le gustaban los cargos burocráticos. Quizás ahora hubiera sido una más de las personas jubiladas en TVE”.

 

Sin embargo Sergí Schaf, que sigue como jefe de programas de TV2 en Sant Cugat, opinaba de otra forma: “no habría aguantado el desanimo general y las dificultades para expresar su creatividad. Habría pasado a productoras privadas, o se habría dedicado más la Universidad, le gustaba mucho dar clases de formación audiovisual”.

 

Precisamente Mercè Vilaret que impartió clases en la facultad de Ciencias de La Comunicación desde el año 1985 hasta 1993, tuvo como alumna a Montserrat Martí, actual profesora de la Universidad Pompeu Fabra, que ha hecho su tesis doctoral sobre la realizadora catalana. “Sus clases me gustaban, pero no pensé en trabajar su obra hasta muchos años después, cuando murió y fui consciente de la inmensa consideración que tenía en la sociedad catalana. Ha sido un trabajo apasionante analizar sus trabajos y descubrir a la persona que había detrás”. Ella fue la primera persona en descubrir la faceta profesional de la realizadora, mientras que sus antiguas amistades descubrían la faceta más personal de la que consideraban un genio de la televisión, “aún no reconocida suficientemente”.

 

“He revisado muchas veces sus programas, explica Martí, y me he dado cuenta que ella no solo es una de las principales protagonistas de la historia de la televisión catalana, sino que además aunque su cara no sea reconocida por la mayoría de la gente, su obra forma parte del imaginario colectivo. Gran parte de sus programas se veían en toda España, y han dejado una huella imborrable”.

 

“Hay que tener en cuenta –explica Güell- que hasta bien entrados los años 80, en Catalunya, Miramar y Hospitalet, se hacían la mayoría de programas de ficción para toda España, y Mercè, primero como ayudante de realización, y después como realizadora, recreó televisivamente algunas de las obras teatrales más populares. Posteriormente cuando ya declinó la grabación de dramáticos y comedias, se dedicó a hacer documentales por todo el mundo”. 

 

Marcada por sus orígenes

 

Shaff remarca que “Miramar” fue la mejor escuela de televisión que podían haber soñado el grupo de profesionales pioneros que trabajaban allí: “no era lo mismo estar en el kilómetro 600, que en el cero. El poder político y televisivo estaba en Madrid, y controlaban, claro que controlaban, pero aquí se hacían los programas más populares de la televisión de entonces, como ‘Reina por un día’, el ‘show’ de los lunes, y otros. En 1965, y tras la creación del VHF, Vilaret pudo trabajar como ayudante de realización de ‘Cuestión Urgente’, un programa minoritario en que por primera vez se hablaban de una forma muy crítica de las cosas que pasaban la calle”.

 

Martí cuenta como anécdota que Vilaret consiguió entrar a trabajar en televisión, en Miramar, con 20 años y gracias a una carta que escribió al por entonces ministro de Información y Turismo, Fraga Iribarne. Y fue aceptada, pese a sus orígenes humildes (provenía del barrio de la Ribera de Barcelona) y que no había podido estudiar ni el bachillerato: “Sus orígenes la marcaron siempre. Fue autodidacta y se sintió integrada en nuestro grupo, en el que casi todos proveníamos de la pequeña burguesía, pero ella siempre tuvo una inquietud social superior. Le interesaba descubrir lo popular, las luchas sociales, lo que ocurría detrás de…”.

 

Trabajar en la ficción no era precisamente, lo que más le gustaba, pero era disciplinada y se pasó muchos años realizando teatro, pero fue de las primeras que se atrevió a emitir obras en catalán, de autores “malditos” entonces, a través del programa “Teatro catalan”, que pasó a denominarse, después de morir Franco en el 75, “Lletres catalanes”.

“Vilaret –explica Güell- era muy polifacética, lo mismo podía realizar un musical como un programa infantil”. De hecho la música le encantaba, fue una de las primeras en retransmitir conciertos de música catalana, y en realizar largos documentales dedicados a los cantautores más representativos de la época, como Raimon. Su programa  dedicado a este cantautor, emitido a finales del 77, fue un símbolo de la “normalización” democrática del momento y supuso la vuelta de este cantante a la televisión después de más de 10 años de prohibición.


La época de las vacas gordas

 

Según todos los presentes, sobre todo uno de los componentes del equipo, como Lluis Vidal, jefe de cámaras entonces, y ahora jefe de producción de una televisión, la capacidad de trabajo de Vilaret era inconmensurable: “Siempre estaba activa, acababa antes de lo programado lo que tenía entre manos, porque era capaz de trabajar 10 horas seguidas sin parar hasta que viera en imágenes lo que tenía en al cabeza. Era una persona muy exigente con ella misma y con los que la rodeábamos, pero el nivel que conseguíamos era tan alto, que todo el equipo estaba contento”.  

 

Según Vidal, Vilaret rompía moldes como realizadora, también entre su equipo de cámaras y actores: “Era capaz de pedir a un actor como Agustín González que se cortará con una aguja en el dedo para poder rodar su plano secuencia sin que apareciera en medio el personal de maquillaje o montar en el plató la cuarta pared y rodar con grúas o  por debajo de las mesas.”

 

“El modo de hacer de Vilaret creó estilo y llegó a tener  un gran prestigio en Madrid. “A ella le permitían hacer cosas que a otros no” explica SCAF. “Es cierto que era una época de vacas gordas y se impulsaba la creatividad costara lo que costara. A ella la podían haber enviado a hacer un reportaje en Groenlandia y después volvía con tres, porque se había acordado de temas interesantes en Noruega y Suecia, y, claro, no podía volver a Barcelona sin hacerlos. Ahora con el papel de la producción ejecutiva, en la que todo se tiene que justificar con antelación, eso sería impensable hacerlo”.

Pese a la diversidad de la inmensa obra televisiva: “efímera, por definición” según Martí, esta profesora investigadora ha descubierto un estilo y un lenguaje común. Para ella era tan importante lo que se estaba mostrando como el contexto en que se producía, no se conformaba con la perspectiva del marco televisivo, profundizaba en los detalles, en el ambiente y utilizaba siempre que podía largos planos secuencia”.

Para Güell no es frecuente que se haga un acto de homenaje a la realización “porque los realizadores somos invisibles, y sin embargo no se podría comprender la historia de nuestra televisión sin mencionar a la Vilaret”. “Hay que reconocer que - subraya Terribas- si no se considera mucho el trabajo de realización, es por la mala fama que tiene la televisión, por un desprestigio del medio que nosotros hemos colaborado en crear”.

 

Una mujer al mando

 

En la mesa de mujeres realizada en la Sociedad General de autores (SGAE) se volvió hablar de Vilaret como realizadora y mujer, y algunas de las presentes se preguntaron como se sentía Mercé Vilaret, siendo una de las pocas mujeres realizadoras y siempre al mando de un equipo de hombres.

 

Todas las periodistas que trabajaron junto a ella o muy cerca, la recuerdan con cariño: ”en el trabajo era muy exigente, pero sabia convencer – explica Georgina Cisquella – y tenía una gran sensibilidad por entender todo tipo de discriminaciones e injusticias. Era una mujer de izquierdas completamente comprometida con las luchas del momento”.

 

Para Cisquella, que en aquellos años trabajaba como reportera en el “mítico” programa catalán Giravolt, la forma de hacer de Vilaret fue su mejor escuela para trabajar reportajes en profundidad. Así mismo actrices que trabajaron con ella, como Rosa Martí o Marisa Paredes reconocen su fuerza y su entusiasmo, una ilusión que contagiaba a todos: “ Nos lo pasábamos en grande y sentíamos que hacíamos algo importante, vivía con nosotros los personajes y nos lo comunicaba con imágenes que ya veíamos antes de grabar”.

 

Las personas que trabajaron con ella durante tantos años, la consideraban una “feminista” de hecho, que no le gustaba pregonar que lo era, ni defender sus posturas: a ella le gustaba mostrar sus inquietudes en la pantalla, porque esa por su obra por lo que quería ser reconocida y reconocerse a sí misma.

 

Entre los reportajes que se han visto en la muestra están: ‘Especial Raimón’, ‘Especial Merce Rodoreda’, ‘la Mina, un barrio entre fronteras’, y “los otros condenados”.

 

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Fotos: AmecoPress .

Pies de fotos:

1.- Mesa del Colegio de Periodistas (de izq a dcha) Montserrat Martí, lluis Mª Güell, Monica Terribas , Sergí Schaff y Lluis Vidal

2.- Una de las apariciones de Mercé Vilaret en pantalla durante el homenaje

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Autonomías – Televisión y radio – 20 junio, 07 (AmecoPress)

 

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