Entre sotanas de color púrpura
Barcelona, 03 mar. 13. La Independent/AmecoPress.- Como si no hubiera suficientes temas de importancia a resolver en estos momentos tan complicados, nos sale el Benedicto XVI diciendo que no puede más y que pliega. Los primeros comentarios iban en la dirección de comprender su actitud desde uno respecto a su edad longeva (y la conveniencia de no repetir el espectáculo televisivo de la degradación natural del ser humano, pensaba mucha gente). Pero nada de esto, a medida que van pasando los días, va aclarando la oscuridad de una medida ciertamente sorpresiva y que no tiene nada que ver con cuestiones de fe personales o colectivas.
Un tema que no nos es ajeno a las mujeres
Este es un tema que, en principio, a mí no me tendría que importar por tratarse de un asunto interno de una organización de naturaleza machista, que además excluye las mujeres de acceder a cualquier ministerio básico, y que tiene una estructura de funcionamiento absolutamente jerárquica, es decir, nada democrática. Pero por la indiscutible influencia –si queréis nefasta- que tiene en relación a las mujeres de una parte muy importante de la sociedad mundial cómo es la que tiene la confesionalidad católica o que esta religión tiene un ascendiente importante, creo que me legitima para poner la nariz y manifestar mi opinión.
Conspiraciones internas
En primer lugar, el gesto de Josep Ratzinger se produjo después de una investigación interna que lo informó sobre el alcance de los escándalos de corrupción sexual dentro del Vaticano. Era el 17 de diciembre pasado cuando los tres cardenales le entregaron a Benet XVI dos volúmenes, de cerca de 300 páginas que – según informaba el diario "La Republica" - contenían "un mapa exacto de las jugadas y los pescados podridos" en el interior de la Santa Sede.
Tres cardenales, incluyendo el ex jefe de los servicios secretos del Vaticano, fueron consultados para corroborar las alegaciones sobre abusos financieros, favoritismos y corrupción planteadas en la publicación de documentos confidenciales vaticanos, lo que se denominó "los asuntos VatiLeaks". Se había destapado una red clandestina de homosexuales de la que sus miembros organizaban encuentros sexuales en Roma y en la Ciudad del Vaticano y que, a raíz de sus orientaciones sexuales, eran propensos a chantajes.
Incumplimiento del sexto y séptimo mandamiento
Fue aquel día, con estos papeles en su escritorio, que Ratzinger tomó la decisión que había sido reflexionando durante tanto de tiempo. Por lo tanto, esta renuncia, por mucho que lo nieguen, tiene más que ver con una conspiraciones internas, que con su edad avanzada. Esta información hacía hincapié "en l incumplimiento del sexto y el séptimo mandamiento" (no cometerás adulterio y no robarás), pues el reportero secreto alertó, también, sobre vínculos sospechosos del Instituto para las Obras de Religión (IOR), el Banco del Vaticano, donde un nuevo presidente fue nombrado hace un par de semanas después de una vacante de nuevo meses, investigado por la fiscalía italiana por sus conexiones con las mafias, el blanqueo de dinero del narcotráfico y el fraude fiscal entre otros delitos.
A la gente de bien, le pilla de lejos
Estos días he pensado mucho en la gente que conozco que es creyente y practicante, que practica aquello que cree, que está junto a la gente que sufre, comprometida con las causas sociales y solidarias y denunciando las injusticias. Estos hechos los tiene que haber hecho mucho mal, lo sé, por mucho que las cosas del Vaticano ya hace tiempo que se les pilla de lejos, desearían que alguien volviera a expulsar los mercaderes del templo, y también que –tal y como leer el libro y ver en su versión cinematográfica representada por Antonny Quinn a "Las sandalias del Pescador"- el Papa pusiera en primer término su tiara, y a continuación todo el patrimonio económico y tesoros terrenales que no creo alimenten ningún dios espiritual, al servicio de la paz, que hoy supondría poner estos recursos al servicio de la erradicación de la desnutrición infantil, el hambre, y el desespero de tantos pueblos expoliados, campos de refugiados o víctimas de las guerras: nunca más guerras.
Un cónclave con exclusiones fundamentales
José Ratzinger dice que dará personalmente estos informes a quienes resulte elegido nuevo Papa, con la esperanza que será "fuerte, joven y enérgico "para tomar las medidas necesarias. Pero en este cónclave compuesto exclusivamente de sotanas de color de púrpura no podrán resolver nada, están excluidas demasiada gente, y no me refiero a los cardenales que cada día son vetados por sus antecedentes de abusos a otros curas o seminaristas y con conductas de pederastia, sino todas aquellas personas que conocen la realidad del día a día en la vida de la iglesia: ni las mujeres, ni los obispos o curas comprometidos con los pueblos oprimidos que creyeron con la Teología de la Liberación y que han recibido un tratamiento casi de excomunión, ni todos aquellos hombres de buena fe que los obligaron a renunciar a su vocación porque era incompatible con tener pareja y formar una familia.
Aquello nuevo, al margen de esto color púrpura
Mucho me temo que si se tiene que crear una iglesia nueva, la de ponerse al servicio de toda la humanidad porque todo ser humano, hombre o mujer, niño o anciano, ya sea del sur o norteño, pueda vivir dignamente y en libertad, según el derecho que lo asiste, tendrá que ser margen de estas sotanas de color de púrpura donde no estamos las mujeres, que somos las portadoras de vida. Cómo he dicho otras veces, ellos ven las cosas "sin faldas, aunque todos traigan...".
(Traducción del catalán al castellano de AmecoPress)
Fotos: Archivo AmecoPress.
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Opinión – Política – Derechos Humanos. 03 mar. 13. AmecoPress.