En tiempos de conflictos bélicos y naturales, las mujeres principales protagonistas del cambio
La Habana, 11 nov. 10. AmecoPress/SEMlac.- Cuando las mujeres tienen los mismos derechos y las mismas oportunidades que los hombres están en mejor capacidad para mitigar los efectos de conflictos bélicos y desastres naturales, asevera el informe Estado de la Población Mundial 2010, del Fondo de Población de las Naciones Unidas, UNFPA.
Presentado el pasado 20 de octubre, el documento titulado "Desde conflictos y crisis hacia la renovación: generaciones de cambio" sostiene que una población femenina más empoderada puede conducir con acierto, tras las catástrofes, acciones de reconstrucción y renovación en sus sociedades.
"Cuando las mujeres y las niñas sufren una profunda discriminación, son más vulnerables a los efectos de los desastres y las guerras, incluyendo la violación sexual, y tienen menos probabilidades de contribuir a la consolidación de la paz, lo cual disminuye las posibilidades de recuperación a largo plazo", precisó la directora ejecutiva del UNFPA, Thoraya A Obaid, durante la presentación mundial del informe.
Para la doctora Mayda Álvarez, directora del Centro de Estudios de la Mujer (CEM), de la Federación de Mujeres Cubanas, una lectura del informe "desde el feminismo como teoría, como cultura y concepción del mundo y como movimiento social", permite el aprendizaje de varias lecciones.
En primer lugar, la necesidad de fomentar una cultura de la no violencia, del humanismo y la solidaridad para, con esta visión del mundo, financiar las medidas de prevención y emergencia, en lugar de la guerra y la ocupación de otros países.
Otra de las enseñanzas, vital en la práctica cubana, es que "lo cotidiano, lo personal, es político". En situaciones de conflicto de diverso signo las redes comunitarias, de amigos o familiares; los pequeños grupos humanos, mayoritariamente integrados por mujeres y ancianas o ancianos, pasan a un primer e importantísimo plano.
"Cuba se encuentra en la trayectoria de muchos huracanes, pero no han ocurrido pérdidas de vidas humanas en la mayoría de los casos por las medidas preventivas lideradas por el gobierno que, a nivel local, juegan un papel fundamental: se organiza la evacuación ordenada, se proporciona alojamiento de emergencia y se prioriza la protección a la infancia y a los adultos y adultas mayores, con un gran protagonismo por parte de las mujeres", detalló Álvarez.
La experta fue una de las panelistas en la presentación cubana del informe del UNFPA, el primero de noviembre, presidida por Sonsoles Rueda, Coordinadora Residente en funciones de las Naciones Unidas en Cuba y Rolando García, Representante Auxiliar del Fondo de Población en la isla.
En la jornada cubana participaron también Antonio Aja, director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana y Leticia Martínez, periodista del diario Granma, quien dio cobertura noticiosa al terremoto en Haití y luego fue invitada por UNFPA a la presentación regional del informe en ese país.
Según Álvarez, Cuba es un buen ejemplo del manejo integral de situaciones vinculadas a fenómenos climatológicos, aseveración que ilustró en su intervención en el panel con datos del paso por Cuba del huracán Michelle, en 2001, cuando cerca de 700.000 personas fueron evacuadas; y del Iván, en 2004, cuando se reubicó a más del 15 por ciento de la población del país, la mayoría hacia hogares de otras personas.
"Fue precisamente la ONU quien consideró esta operación como modelo para la prevención de desastres", precisó.
Los ejemplos de la especialista no son aislados. En 2008, el paso de los huracanes Gustav, Ike y Paloma costó a Cuba, según estimados oficiales, unos 10.000 millones de dólares y a mediados de este octubre la tormenta tropical Paula, que aparentemente no era una gran amenaza, causó en la capital una veintena de derrumbes y más de un centenar de averías eléctricas.
Apenas unas horas después del debate promovido por UNFPA, la llegada al oriente cubano del huracán Tomás confirmó la validez de esos análisis. Miles de personas fueron evacuadas una vez más y las abundantes lluvias ocasionaron derrumbes de viviendas e inundaciones, aunque aún no se conoce el cálculo oficial de los daños.
"Apenas se supo que el ciclón venía por oriente, la médica de la familia vino a decirnos que teníamos que evacuar, que no podíamos poner ningún pretexto", confirmó, Lourdes Matienzo, una cubana de 58 años residente en el barrio de La Laguna, en Baracoa, en el extremo este de Cuba.
En 2008, al paso del huracán Ike, la casa de Matienzo fue una de las cerca de 1.750 que perdieron los techos y resultó inundada por las aguas. Ahora, ante el paso de Tomás, fueron evacuadas unas 700 personas residentes en zonas del litoral costero y la ribera de los ríos de ese municipio de la provincia de Guantánamo, según datos oficiales, la mayoría en casas de vecinos o familiares.
Análisis en femenino
No es la primera vez que las mujeres y la importancia de su protagonismo para cambiar modos de vida atraen la atención del UNFPA.
Ya en el Estado de la Población Mundial 2009, esa agencia de las Naciones Unidas contextualizó a la población femenina como la más afectada por los efectos negativos del cambio climático, pero también las reinvindicó como protagonistas a la hora de modificar estilos de vida y generar comportamientos responsables frente al ambiente.
Su papel de aseguradoras de los hogares y su enorme peso en la educación y formación de valores de la generación más joven las ubican en una invaluable posición para promover cambios en el comportamiento futuro de las personas frente al entorno.
Ahora, las reflexiones del más reciente informe del UNFPA coinciden con el décimo aniversario de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que protege a las mujeres y las niñas contra la violencia por motivos de género en conflictos armados y apoya la participación de la mujer en los acuerdos e iniciativas de paz.
El texto respalda verdades ya conocidas, como que las mujeres, las adolescentes y las niñas suelen llevar la peor parte durante situaciones problemáticas de cualquier índole, y propone la consideración de las llamadas tres "R": Resistencia, Renovación y Redefinición de papeles entre hombres y mujeres y entre niños y niñas, para rediseñar las relaciones sociales y de género en las etapas de recuperación.
Las realidades de Bosnia y Herzegovina, Haití, Jordania, Liberia, el Territorio Palestino Ocupado, Timor-Leste o Uganda pasan por las páginas del documento e ilustran realidades conmovedoras a través de los testimonios directos de sus protagonistas.
"En las crisis, donde se debilitan las instituciones del Estado, es necesario unir esfuerzos para garantizar condiciones mínimas de seguridad a mujeres y niñas", afirmó Marcela Suazo, directora regional del UNFPA, el pasado octubre en Haití.
Se estima que en los últimos 20 años el número de personas afectadas por desastres naturales en América Latina y el Caribe ha pasado de 174 a 250 millones, entre quienes viven en estado de marginación, en particular mujeres y jóvenes.
Una mejor protección para esa población, en una región habitada por casi 580 millones de personas, pasa necesariamente por abrir oportunidades a la población femenina en materia de educación, empleo, acceso al crédito, a los medios de producción y a salarios dignos. A juicio de Suazo, ellas "además de víctimas, pueden convertirse en importantes agentes de cambio".
Foto: SEMlac
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Internacional – Sociedad – Mujeres del Mundo – Género y desarrollo – Pobreza y género. 11 nov. 10. AmecoPress/SEMlac.