El feminismo no tiene puerta de salida
Buenos Aires, 29 ene. 18. AmecoPress/SemMéxico.- Unos meses atrás me encontré con Voces del Feminismo Rebelde, un libro polifónico que reúne experiencias de feministas de la talla de Diana Maffía, Claudia Korol, Liliana Daunes. Sin embargo, un dato no menor es que su autora, Agustina Lanza, es una joven periodista de 21 años, que no solo se las ingenió para conseguir los testimonios de importantes referentes, sino que además logró llegar al círculo íntimo de quienes ya no están, para obtener datos de cada una de las historias.
La activista travesti Diana Sacayán fue asesinada en octubre de 2015; entonces, Agustina Lanza entrevistó a Say, hermano de Diana. En abril de 2017, la joven militante feminista, Micaela García, fue víctima de femicidio. Agustina tenía que ponerle voz a ese femicidio y consiguió el testimonio de Carla, amiga de Micaela.
Voces del Feminismo Rebelde propone eso mismo: juntar voces, socializar experiencias desde diferentes miradas. A la vez que posee un enfoque pedagógico sostenido por las viñetas de la ilustradora feminista Romina Ferrer, quien está dando evidencias que ese género periodístico también pueden ser en clave feminista.
SemMéxico habló con Agustina Lanza, no solo de su libro sino del feminismo desde la nueva generación.
¿Cómo nació Voces del Feminismo Rebelde?
La idea surgió inmediatamente después de escribir una nota de tapa sobre feminismo para la Revista Sudestada en febrero del año pasado. A través de entrevistas, quise acercar historias de vida que reflejaran las diversas temáticas
que aborda el movimiento de mujeres; entendiendo que la lucha es junto a las diversidades sexuales. Fue un gran desafío.
¿Qué aportes trajo Ni Una Menos en estos tiempos?
No es casual que estemos camino a un segundo paro internacional de mujeres. El primer Ni Una Menos nos demostró que estamos para nosotras. El reclamo atraviesa lo público y lo privado, pero por sobre todas las cosas nos permite barrer con esa falsa enemistad entre mujeres y hermanarnos. Hace unos días, una chica publicó en un grupo de mujeres en Facebook que se encontraba en situación de calle por varios motivos y a las pocas horas el posteo se llenó de comentarios de usuarias que no la conocían. Algunas le acercaban ofertas laborales y otras ofrecían su casa, invitarla a comer. Eso es el feminismo. Ni más ni menos. Por eso, las personas que tenemos la tarea de comunicar debemos contribuir para que deje de demonizarse el concepto.
¿Cuál es tu visión respecto a las acciones de gobierno en el terreno de la lucha contra la violencia machista?
Las mujeres seguimos siendo maltratadas cuando vamos a parir; se nos niega el parto humanizado y la Educación Sexual Integral, a pesar de que existan dos leyes nacionales sancionadas y promulgadas que garanticen esos derechos. También nos revictimizan al denunciar un hecho de violencia en la comisaría por falta de capacitación del personal, y los botones antipánico que nos dan no sirven para nada. Podría hacer una gran lista de falencias. A la falta de compromiso, se suma una gran desinformación, y así María Eugenia Vidal, gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, ni siquiera se tomó el trabajo de googlear la definición de feminismo antes de dar declaraciones al respecto. A la vez que tenemos un presidente que aseguró que a las mujeres les gusta que les digan “que lindo culo que tenés” cuando caminan por la calle. Estamos hartas de repetir que la violencia machista no desemboca solo en golpes y femicidios, sino que se reproduce constantemente en las prácticas cotidianas.
¿Consideras que el estado no ha mostrado interés verdadero por proteger a las chicas?
En el libro comento que durante mucho tiempo, las mujeres de mi familia sirvieron a sus padres, maridos e hijos. Hoy vinimos a decir basta. Es por eso que me considero muy optimista, porque este movimiento derribó mandatos, sacudió las estructuras y tejió redes de contención. Pero eso no quita que sienta miedo cuando camino sola de noche o que siga preguntándoles a mis amigas si llegaron bien a sus casas. Mientras exigimos que el Estado nos cuide tenemos que generar herramientas para protegernos a nosotras mismas.
Cuestionar nuestras propias acciones y empezar por casa. El feminismo no tiene puerta de salida. De ver la realidad con estos ojos no se vuelve.
Foto: SemMéxico.
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