Debido a la crisis económica y a la incertidumbre global sobre su resolución, el miedo constituye el mecanismo que el sistema económico y político requiere para mantenerse y expandirse

La sociedad del miedo

5 de junio de 2012.

Por Alicia Kaufmann*

Sociedad | Economía | Madrid | Opinión



Lejos de ser una consecuencia inesperada de la organización social, constituye el “dispositivo crucial de la misma


Madrid, 05 jun. 12. AmecoPress.- En la sociedad actual, debido a la crisis económica, consideramos que lejos de ser una consecuencia inesperada de la organización social, constituye el “dispositivo crucial de la misma”.

El miedo constituye el mecanismo que el sistema económico y político requiere para mantenerse y expandirse. A partir de los dibujos animados actuales, el miedo ya se insufla en niños y niñas, cumpliendo la misión de asustarlos, para ingresar en la vida colectiva.

Los terrores infantiles están relacionados con la indefensión del ser humano en sus primeros años de vida. Tengamos en cuenta que un niño tarda un año en ponerse en pie, mientras que en el reino animal, lo hacen al poco tiempo de nacer.

El temor más primitivo y fundante de los demás temores, es el miedo al abandono. El miedo resulta socializador. El coste de vivir en sociedad consiste en renunciar a satisfacciones inmediatas por temor a las consecuencias (Freud en “El malestar de la cultura”).

Tanto la adversidad como la necesidad han agudizado el ingenio y convertido a un lugar desierto y sitiado, en el centro neurálgico de la nueva tecnología. Hoy, esta sumisión se lleva a cabo de maneras muy sutiles con efectos preocupantes. El miedo a ser diferente, a la exclusión, a la desocupación, a “no tener”, al desamparo de la vejez, a la pérdida del poder adquisitivo, en suma, se teme perder los beneficios que hasta ahora teníamos como producto de la sociedad del Bienestar. Ante ese estado de la cuestión los indignados, de todo el planeta, alzaron su voz.

Desde un punto de vista biológico, el miedo constituye una reacción necesaria ante una amenaza. Nuestro organismo se prepara para la defensa y el contraataque para asegurar la supervivencia. Se incrementa el metabolismo celular para un mayor gasto de energía, sube la presión arterial y el corazón aumenta su frecuencia.

Desde un punto vista más cotidiano, el miedo simplemente constituye un aviso, como cuando el tanque de gasolina se está por terminar y sabemos que tenemos que repostar a la brevedad.

Las religiones, han echado mano del miedo. Los griegos colocaban imágenes terroríficas en sus templos para provocarlo. Claro ejemplo de ello lo constituyen las ruinas mayas de Chichén Itzá. Las “fobias” constituyen (Fobos en griego antiguo significa pánico) representa un miedo intenso ante una situación concreta que representa algún objeto interno aterrador. Vivimos en la sociedad del miedo, que se incrementa día a día a través del contenido y manera en la que se transmiten las noticias, teniendo un efecto paralizante en los ciudadanos, que lejos de fortalecer su voz y desplegar su creatividad se inhiben. .................

*Alicia E. Kaufmann es Catedrática de Sociología (Universidad de Alcalá)

Foto: Archivo AmecoPress.

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Opinión – Sociedad – Economía. 05 jun. 12. AmecoPress.

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