Bolivia: La marcha indígena descubre contradicciones y genera tensión

16 de septiembre de 2011.

Por Helen Álvarez Virreira

Economía | Internacional | Mujeres del mundo | Género y desarrollo | Pobreza y género | La Paz - Bolivia





La Paz, 16 sep. 11. AmecoPress/SEMlac.- Bolivia vive uno de los momentos más contradictorios de la política pública y esto ha sido puesto en evidencia por casi 2.000 indígenas que marchan desde hace 21 días hacia la sede de gobierno. Hombres y mujeres, niños, niñas y personas ancianas están recorriendo a pie 602 kilómetros, en protesta por el avasallamiento de su territorio y de la "Madre Tierra". Por un lado, el gobierno de Evo Morales y él mismo se han declarado acérrimos defensores de la "Madre Tierra".

En el Foro Global por la Vida, la Justicia Ambiental y Social, realizado en Cancún en diciembre de 2010, el mandatario boliviano incluso convocó a gritar "¡planeta o muerte!, porque el mundo se puede literalmente acabar si continuamos con el actual modelo".

Pero, por otro lado, el propio Presidente impulsa la construcción de una carretera que pasará por el medio del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS), habitado por los pueblos yuracaré, chimán y moxeño que sumaban más de 12 mil personas en el último censo de 2001. La también área protegida, que abarca 1,2 millones de hectáreas, alberga a 108 especies de mamíferos, 400 de aves, 39 de reptiles, 53 de anfibios, 188 de peces, 127 de invertebrados y 3.000 especies de flora.

La marcha partió el 15 de agosto de Trinidad, la calurosa capital del departamento del Beni, ubicada a 130 metros sobre el nivel del mar (msnm), donde la temperatura promedio es de 21 grados centígrados. La meta es la ciudad de La Paz, localizada a 3.659 msnm con una temperatura promedio de ocho grados, donde intentarán hablar con Evo Morales.

Entre las 1.800 personas que marchan hay 120 niños y niñas, además de adolescentes, que forman parte de las familias que realizan esta protesta pacífica. Once mujeres embarazadas también lo hacen, soportando las duras condiciones de la caminata, que se ha estado realizando de noche para evitar las altas temperaturas.

Su preocupación es que, con una carretera, se intensifique el avasallamiento que ya sufre la población indígena por parte de colonos dedicados a la producción de coca; pero también la violación de sus derechos al territorio y a la libre determinación incorporada en la nueva Constitución Política del Estado (CPE) Plurinacional. La ampliación de tierras para el cultivo significará deforestación en una Tierra Comunitaria de Origen (TCO) titulada a favor de los tres pueblos.

"Lo que están buscando los campesinos, colonos y cocaleros es tierra individual, son parcelas. Desde la Asamblea Constituyente lo que quieren (el Movimiento al Socialismo) es hacer desaparecer las TCO. Por eso queremos que el Presidente reconsidere su actitud agresiva, racista y discriminadora. Exigimos que cumpla su discurso de gobernar obedeciendo al pueblo", sostuvo Justa Cabrera, presidenta de la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia, en declaraciones al programa "Con los pies en la tierra".

El TIPNIS fue declarado territorio indígena en 1965, mediante decreto Ley Nº 07401 de 1965, y parque nacional a través del decreto supremo Nº 22610 de septiembre de 1990, luego de la primera marcha indígena de tierras bajas por "la tierra, el territorio y la dignidad".

En 1997, el Estado emitió el Título Ejecutorial de Tierras Comunitarias de Origen (TCO) y en 1998 el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) dio inicio al saneamiento de las 1.236.296 hectáreas tituladas. Luego del saneamiento, en junio de 2009, el Gobierno de Morales entregó a las comunidades de los pueblos Mojeño, Yuracaré y Chiman asentadas en las riberas de los ríos Isiboro y Sécure el título ejecutorial colectivo del TIPNIS de 1.091.656 hectáreas, mediante Resolución Suprema Nº 230292.

Sin embargo, la riqueza de las tierras ha sido codiciada por colonos andinos que se han dedicado a la producción de coca y que se han asentado dentro del TIPNIS. La antropóloga Kantuta Lara, que ha vivido por la región durante más de diez años, explicó a SEMlac que, debido a esto, en 1990 el Gobierno fijó una "Línea roja" dentro de ese territorio para evitar más asentamientos.

Dos años después, los cocaleros liderados por Evo Morales y los indígenas del TIPNIS representados por Marcial Fabricano redefinieron la "Línea roja" de manera concertada, para separar la superficie colonizada del territorio habitado por las comunidades indígenas. Esa línea ha impedido un ingreso organizado de colonizadores al TIPNIS, dijo Lara; sin embargo, los avasallamientos han sido permanentes, por lo que en 2006, luego de un enfrentamiento, el Gobierno se comprometió a impedir el avance de la colonización.

Por otra parte, los marchistas han reclamado que el Gobierno no haya realizado la consulta con los pueblos, tal como establece la CPE. Días antes del inicio de la marcha, el Presidente propuso hacer la consulta por la carretera, pero sin carácter vinculante; es decir, que aunque la rechacen igual se mantendría el trazo definido, y ahora plantea que también participen los colonos, lo que no fue aceptado, porque la propiedad colectiva le corresponde a los indígenas originarios de la región.

Sin financiamiento, pero sí con apoyo

Yola Mamani, de Radio Deseo, que acompañó la marcha desde el inicio, reportó que, si bien el recorrido nocturno es menos agotador, también es más peligroso, en especial para la gente del Altiplano, como ella, que no conoce el lugar. Indígenas de tierras altas se sumaron a la medida, a través del Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ).

Durante el día, la gente descansa y se organiza para la preparación de alimentos. Las mujeres cocinan con leña y atienden a sus hijos e hijas, y los varones cazan y pescan; por eso mismo tratan de acampar cerca de los ríos.

Lo que más hace falta es alimento, agua y medicamentos, indicaba Mamani, quien además cuestionó las denuncias del gobierno en el sentido de que la marcha está financiada por ONGs. Si fuese así, tendrían agua y comida, pero están tomando del río, y todos los días comen fideo y arroz, indicó.

El Presidente, en conferencia de prensa, afirmó que algunos marchistas le dijeron "que estaban comiendo mejor que en sus casas". Recordando los tiempos en que él protagonizaba ese tipo de protestas, también dijo que los indígenas ahora están haciendo "turismo". En los últimos días, diferentes organizaciones como la Asamblea Permanente de Derechos Humanos y, en especial, grupos de jóvenes han organizado campañas de apoyo, para recolectar comida, medicamentos y también dinero, pues necesitarán mucho abrigo cuando vayan dejando el oriente.

Intentos de diálogo no prosperan

La marcha indígena, que es pacífica y sin bloqueo de caminos, fue el último recurso para exigir la modificación del trazo del tramo dos de la carretera, que unirá Villa Tunari, en Cochabamba, con San Ignacio de Moxos, en Beni. Además, tal como está, la ruta no pasaría por ninguna de las 64 comunidades de la región.

La obra, cuyo costo asciende a 418 millones de dólares, que se cubrirán con un crédito de Brasil, fue adjudicada a la constructora brasileña OAS en 2008, sin la consulta previa a los pueblos indígenas, tal como establece la CPE.

La carretera forma parte de uno de los corredores biocéanicos que unirá el Atlántico con el Pacífico, atravesando Bolivia, y que beneficiará en especial a Brasil; este proyecto fue gestado durante el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.

Desde el inicio, los indígenas pidieron hablar con el Presidente, pero éste se negó, descalificó la protesta y acusó a los dirigentes de la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), que aglutina a los pueblos de tierras bajas, y a los de CONAMAQ de estar coordinando con la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

No obstante, el Gobierno, a través de sus ministros, intentó, en varias oportunidades, llevar adelante una negociación para atender un pliego de 16 puntos que, además de la carretera, incluye demandas de educación, salud y cese de actividades hidrocarburíferas. Pero el diálogo fracasó ante la decisión gubernamental de no modificar el trazo para la vía.

Una demanda puntual de las mujeres, especificada en el pliego petitorio, es una disculpa pública del Presidente por haberlas ofendido, al instruir a los jóvenes cocaleros que vayan a "enamorar" a las indígenas yuracarés, para conseguir, a través de ellas, que sus pueblos permitan que la carretera pase por el TIPNIS. El mandatario dio la orden, en tono de burla, a fines de julio, durante un acto público que fue cubierto por medios de comunicación.

La decisión de las y los indígenas de llegar hasta La Paz para hablar con el gobernante se enfrenta también al rechazo de organizaciones afines al gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS), que han bloqueado el camino, en la localidad de Yucumo, para impedir el avance de la marcha.

El impacto de la carretera

Tres ámbitos de la vida de los pueblos indígenas serán afectados con la construcción de la carretera, explicó Lara. El primero es el entorno natural, pues cambiaría todo su ciclo de vida, así como el de la fauna de la región. Se estima que en menos de 20 años el parque desaparecería.

El segundo impacto es el cultural. "Los pueblos necesitan una carretera, pero también necesitan su territorio, porque ellos viven de la caza, la pesca, la recolección, la agricultura. No son monoproductores" y han introducido planes de manejo de bosques para garantizar la sostenibilidad de su producción.

El tercero es el impacto social, ya que una carretera cambia drásticamente la forma de vida y eso daría lugar a que, por ejemplo, se extiendan ciertos mecanismos de explotación laboral de indígenas. La situación sería especialmente difícil para las mujeres y los niños y niñas, que estarían en peligro desde el momento mismo de la construcción.

Movilizaciones urbanas

La defensa indígena del TIPNIS ha conseguido también movilizar a la gente de las ciudades, en especial a la juventud de la ciudad de La Paz, que de forma paralela a la marcha ha organizado caminatas en las calles y actividades de socialización del impacto de la carretera.

Con máscaras de animales, pancartas en defensa del TIPNIS y diferentes consignas que aluden en especial a la "traición" del Presidente con la "Madre Tierra", centenares de jóvenes, además de niños y niñas, recorren casi a diario las calles paceñas.

Otras agrupaciones autoconvocadas han realizado vigilias frente a la Embajada de Brasil en Bolivia y la residencia de esa legación diplomática, demandando que no financien la construcción de la carretera. Su propósito, sin embargo, es organizar una marcha de "encuentro entre la ciudad y el mundo indígena", que recorrerá unos 250 kilómetros hasta encontrarse con la columna de la población autóctona y retornar juntos para ingresar a la ciudad de La Paz, se prevé, a fines de septiembre.

Foto: Archivo AmecoPress

----------------------------

Internacional – Economía – Mujeres del Mundo – Pobreza y género – Género y desarrollo. 16 sep. 11. AmecoPress.

Lo más leído