Amnistía Internacional insta al Presidente de Nicaragua a proteger a las niñas de la violencia sexual
Los derechos sexuales y reproductivos de niñas y mujeres centran el debate de asociaciones y especialistas
Madrid, 26 nov (10). AmecoPress. “En Nicaragua, la pobreza se está traduciendo en una violación continua de los derechos de las niñas”, ha declarado esta mañana Marta Munguia, una de las nueve activistas nicaragüenses que tuvieron que enfrentar un proceso penal por ayudar a abortar “cuando todavía era legal” a una niña de nueve años cuyo embarazo era fruto de una violación.
Amnistía Internacional ha desarrollado en el Círculo de Bellas Artes la Jornada Mujeres y Niñas ante la Violencia Sexual, la Pobreza y la Negación de sus Derechos Sexuales y Reproductivos con la presencia de la activista nicaragüense.
Con este encuentro se trata de potenciar una declaración dirigida al Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, al Presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, y a los diferentes gobiernos de América Latina y Caribe, para que protejan a las niñas y mujeres de las agresiones y acoso sexual y reconozcan sus derechos sexuales y reproductivos mediante la persecución de los agresores y la creación de un marco normativo garante de la seguridad y la integridad de niñas y mujeres.
“La pobreza está vinculada al abuso sexual en Nicaragua”, ha declarado Munguia, quien fue la fundadora del primer albergue para niñas y mujeres violadas y agredidas en su país. Allí recogen y apoyan a niñas y adolescentes embarazadas a causa de violaciones, muchas veces dentro del propio ámbito familiar, y a quienes la pobreza les excluye de ser beneficiarias de ningún tipo de recurso público ni privado.
Estas niñas “cuando se quedan embarazadas huyen de casa por miedo a ser golpeadas o repudiadas, no vuelven a la escuela. Más de la mitad intentan suicidarse. Muchas lo consiguen. Otras son asesinadas por sus propios agresores y sus cuerpos encontrados en la calle”.
La sociedad nicaragüense rara vez acusa al agresor, sino que culpa a la propia víctima de mantener actitudes provocadoras, hasta en casos de niñas de tan solo cinco años de edad. También recae la culpa en sus madres, a quienes se acusa de no haber protegido a su hija o de haber permitido tal atrocidad.
“Son niñas que en su inocencia han sido atropelladas”, declara Munguia sobre tantas y tantas menores que con tan solo 12 o 13 años han de hacerse cargo de un bebé, viéndose obligadas a trabajar y recorriendo una vez más los círculos de la pobreza.
Los derechos de las mujeres, y especialmente de las niñas, se ven vulnerados por todos los rincones del planeta, pero con más crudeza allí donde la pobreza ha calado más profundo.
En Camboya, informa AI, se producen matrimonios entre el violador y la víctima para “restaurar” el estatus de ésta. Uganda, como muchos otros, prohíbe el aborto, por lo que las niñas violadas y embarazadas han de llevar a término su embarazo. La violación se identifica en el Código Penal como un delito de moral o de honor, sin poner en cuestión la integridad física y mental de las mujeres y las niñas.
Además, a la indefensión de las niñas se suma la amenaza de las enfermedades de transmisión sexual como el VIH, pero también el riesgo de padecer fístula, dolor pélvico crónico, y el peligro de someterse a abortos clandestinos allí donde la ley no lo recoge.
Los centros educativos y el ámbito familiar, donde debería estar garantizada la seguridad de las niñas, son a menudo los entornos donde se producen las agresiones a manos de educadores, padres, tíos u otros. En Malawi, el 50% de las niñas afirmaban ser tocadas sin permiso por profesores o compañeros, y es algo tan habitual en Togo que hasta cuenta con referencias normalizadas en el lenguaje. El embarazo, además, ha expulsado de la escuela a 14.000 niñas en Tanzania entre 2003 y 2006.
Fotos: archivo AmecoPress
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Pie de foto: 1) Martha Munguia, defensora de los derechos de las mujeres; 2) Munguia (dcha) en la mesa de la Jornada
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Internacional - Violencia Sexual - Pobreza y Género - Legislación y Género - Aborto - Infancia - Derechos Humanos; 26 noviembre (10), AmecoPress