Inserción de la mujer en la justicia argentina

30 de marzo de 2010.

Por Alejandra Waigandt

Internacional | Política y género | Liderazgo | Legislación y género | Buenos Aires



Muchas en la base y pocas en el poder de mando


Buenos Aires, 30 mar. 10. AmecoPress.- La Oficina de la Mujer de la Corte Suprema dio a conocer que la ocupación femenina en la justicia supera a la masculina y sin embargo su participación en cargos altos es minoritaria. Se buscará combatir este techo de cristal mediante políticas surgidas de un emprendimiento inédito, conocido como Primer Mapa de Género de la Justicia.

En la Justicia argentina hay más mujeres que varones y ellas trabajan más, sin embargo su representación en cargos altos es minoritaria, sobre todo en los superiores tribunales de justicia de las provincias, según reveló el Primer Mapa de Género del ámbito judicial elaborado por la Oficina de la Mujer (OM) de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Este proyecto es un primer esfuerzo orientado a establecer la composición de género en la Justicia, es decir el número de mujeres y varones trabajando, los lugares que ocupan y las responsabilidades que dichos cargos implican. Es un emprendimiento inédito que inició en 2009, y el lunes pasado la jueza de la Corte y responsable de la Oficina de la Mujer Carmen Argibay presentó algunas conclusiones preliminares, a propósito de la celebración del Día Internacional de la Mujer (ver recuadro).

’El 8 de marzo es un día para reflexionar y conmemorar la lucha por la igualdad que le costó la vida a tantas mujeres’, afirmó la magistrada en el preámbulo. Según Argibay para avanzar en la igualdad de derechos y oportunidades hay que trabajar en forma mancomunada. Esta información realizada por la OM con el apoyo de los superiores tribunales de las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las cámaras nacionales y federales, y los ministerios Público Fiscal y de la Defensa, constituye un aporte en ese sentido.

’Hemos confirmado lo que empíricamente ya sabíamos y es que a excepción de la Corte Suprema –allí trabajan 1029 mujeres y 1508 varones– y el Ministerio Publico Fiscal (48% son mujeres y 52% varones), la Justicia en general está mayoritariamente compuesta por mujeres’, señaló la jueza. En efecto, mientras ellas representan el 54 por ciento, los varones significan el 46 del total de la población relevada (77.917 personas).

Mayor desigualdad en el interior

En las jurisdicciones provinciales hay más mujeres trabajando, pero desempeñan principalmente los puestos menos jerarquizados del escalafón, promedio que empieza a decrecer a media que se va escalando en la pirámide de cargos. El problema es el techo de cristal’, explicó Argibay, que mencionó un agravante: ’ellas trabajan más’. En todos los juzgados la habitual delegación de trabajo implica mayores responsabilidades para las mujeres debido a su alta representación en los puestos de secretarias. O sea que las mujeres trabajan más, además de ser más’, remató la magistrada.

La inequidad de género en cuanto a la ocupación de cargos u oportunidades laborales se agudiza en provincias como Río Negro, donde a nivel judicial trabajan 63 por ciento de mujeres y 37 por ciento de varones. Sin embargo el Superior Tribunal de Justicia no tiene mujeres. Las camaristas ascienden sólo a 9%, las magistradas a 37%, las secretarias a 57% y el 67% se desempeña en cargos administrativos. ’Parece un club masculino desde los jueces para arriba, y uno femenino de las secretarias para abajo. Esto tiene que ser reformado’, declaró la jueza.

Este panorama es inverso en el ámbito nacional. Si bien hay más varones (58%) que mujeres (42%) trabajando en la Corte Suprema de Justicia, en las secretarías sólo hay varones, lo que conforma una situación de inequidad desfavorable para la población masculina. Ellas son mayoría entre las y los prosecretarios letrados y jefas, jefes de despacho, aunque son minoría a nivel de los ministros y ministras de la Corte.

La investigación tiene algunos sesgos, que empiezan en las diferencias entre los escalafones de las jurisdicciones, y crecen con la resistencia a informar datos como el nivel salarial. Esta situación ha impedido establecer por ejemplo las responsabilidades que tienen varones y mujeres conforme al cargo que ocupan, por ende no se puede conocer la brecha salarial de género.

Aún así, el Primer Mapa de Género pudo elaborarse y ahora existen datos cuantitativos sobre quienes tienen poder de decisión en la Justicia. Un segundo esfuerzo apuntará a relevar si el servicio de justicia cambia según quienes toman las decisiones, adelantó Argibay, quien destacó las adhesiones al proyecto de la Defensoría General de la Nación y el Ministerio Público Fiscal, y el apoyo de UNIFEM.

A través de este novedoso emprendimiento, la Oficina de la Mujer, área comprometida en instalar la perspectiva de género en la Justicia, busca identificar problemas y aportar soluciones a fin de brindar un servicio de justicia más igualitario. El apoyo de UNIFEM se obtuvo justamente para desarrollar capacitaciones con perspectiva de género dirigida a los y las trabajadoras judiciales.

Este primer paso de la OM mejora la posición del Poder Judicial nacional en cuanto a los compromisos asumidos por el Estado argentino respecto del principio de igualdad y no discriminación. ’Hemos emprendido un camino para atender los problemas de las mujeres en la justicia, frente a la justicia y con la justicia’, precisó Argibay, quien asegura que ’estamos trabajando para poder conseguir que esta igualdad que tanto queremos sea una realidad en nuestro país’.

Foto: Artemisa Noticias. Acto de presentación del Mapa de género de la Justicia.

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Internacional – Política y género – Legislación y género – Liderazgo. 30 mar. 10. AmecoPress/Artemisa.

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