África grita justicia con nombre de mujer
Las mujeres son utilizadas como armas de guerra cada día. Se les viola, se les humilla y se les esclaviza con el fin de asustar a la población y de mermar su resistencia, para que abandone su territorio. Son las más vulnerables, porque en el fondo de todo esto se encuentra el reparto de roles de poder de la sociedad patriarca. En sus cuerpos y en sus mentes muestran una vez más las terribles consecuencias de la desigualdad de géneros.
LolaMora Producciones, bajo el título “Desafiando el silencio: Medios contra la violencia sexual”, lleva a cabo una campaña de información y concienciación para luchar contra el uso de la violencia sexual como arma de guerra y para exigir la justicia y la reparación de las víctimas.
La campaña se enfoca en África con el fin de visibilizar los casos de violencia sexual, utilizados como arma de guerra. Se ha trabajado en Ruanda, Congo y Angola, con periodistas en estos países para denunciar esta violencia, que “ha sido reconocida por la Corte Penal Internacional y por el Estatuto de Roma como crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y genocidio”, ha dicho Tatiana Miralles, de LolaMora Producciones.
Daños irreversibles
En los conflictos armados alrededor del mundo las principales víctimas siempre civiles, y las más vulnerables, las mujeres. La violencia sexual se origina en la estructura patriarcal, en las relaciones de poder que siguen dando el rol de superioridad a los hombres. Ellas son violadas por vía vaginal, anal y oral, con todo tipo de objetos. Los agresores son tanto los ejércitos regulares, como las guerrillas, pero también las fuerzas encargadas de su seguridad. Vecinos, e incluso los propios familiares, obligados bajo amenaza de muerte. Se las esclaviza, se les obliga a trabajar, se les mutila, se les deja morir y se les mata.
Las violaciones producen daños físicos y fisiológicos, a veces crónicos. “Destrozan los tejidos y las cavidades genitales, anales y urinarias de las mujeres, que ven con impotencia y vergüenza cómo la orina y los excrementos salen sin control por su vagina”. Se contagian de enfermedades o infecciones de transmisión sexual, el SIDA entre ellas, y además padecen enfermedades inflamatorias de pelvis y cáncer cervical. Por supuesto se producen embarazos no deseados y causan traumas emocionales profundos. Muchas mujeres sufren ansiedad, depresión, autoinculpación, y trastornos del sueño además de problemas sexuales como frigidez, y temor al sexo, informa el artículo.
Objetivos
Esta campaña mediática es un proyecto conjunto de la Corporación Humanas y de la Fundación Worldcom-LolaMora Producciones. Un proyecto que se desarrolla en África, con cuatro objetivos principales. Primero, nombrar los crímenes que se están cometiendo, porque esas víctimas tienen voz y rostro. No ocurre, como parecen pretender algunos, que éste sea un tema tabú, ha dicho Miralles, sino que “las víctimas hablan y quieren justicia y reparación”, y hablan frente al micrófono, para que la sociedad conozca este crimen. “Nuestros cuerpos han sido los campos de batalla en los que se han librado estas luchas patriarcales”, dice una afectada en los materiales del kit. También en ellas se centra esta campaña, en resaltar su valor para denunciar, “cuando viven con el riesgo de que les vuelvan a violar o incluso matar”, recuerda Miralles.
Por otro lado, se trata de avergonzar a los responsables de no atender a las víctimas y de no intentar poner fin a su impunidad. “Tenemos muchos instrumentos legales para luchar contra esto, pero no se utilizan”. Y por supuesto se trata de señalar con el dedo a los culpables de las violaciones, de las mutilaciones y de las matanzas.
El resultado es un “edukit”, formado por un DVD y un CD con materiales educativos (video y radio), documentos de consulta e información sobre el derecho de estas víctimas a obtener justicia y reparación. Recoge además los testimonios de sus protagonistas.
Fotos cedidas por LolaMora Producciones
Pie de foto: varias imágenes de la campaña
Internacional-Derechos Humanos; 2 diciembre (08)