Día Internacional contra la Impunidad de los Crímenes a Periodistas

La impunidad mata: 930 periodistas en 11 años han perdido la vida violentamente por ejercer su profesión

8 de noviembre de 2018.

Por Covadonga Díaz Sola

Medios de Comunicación | Madrid | Internacional | Campañas | Eventos





Madrid, 08 nov. 18. AmecoPress-.Organizado por la Cátedra de UNESCO de Comunicación de la Universidad de Málaga, y en colaboración con la Asociación de la Prensa de Madrid y la Asociación de Periodistas Europeos, la mañana del 8 de noviembre acogía el acto de conmemoración a los 930 periodistas asesinados durante los últimos 11 años por cumplir con su labor informativa, de acuerdo a los datos otorgados por la UNESCO. Bajo el lema “La impunidad mata”, las distintas asociaciones han reunido a la prensa y a personas expertas en este ámbito en un acto que lucha por erradicar dicha situación y hacer frente a la vulneración de derechos humanos de los periodistas.

Atendiendo a las cifras aportadas, el 90% de los asesinatos a periodistas quedan impunes, una impunidad que daña a la sociedad en su conjunto al encubrir la corrupción, la vulnerabilidad de derechos humanos y muchos otros crímenes.

Además, las asociaciones alertan de que estas cifras no contabilizan otros delitos cometidos hacia los y las profesionales del periodismo, como son la tortura, las desapariciones, las detenciones arbitrarias, la intimidación o el acoso.

Por todo ello, APM acogía el acto conmemorativo, cuya inauguración se llevó a cabo mediante el discurso de su presidenta, Victoria Prego, quien mostró su agradecimiento a todos los colaboradores.

“La tarea que tenemos aquí es amarga, porque trata de denunciar y explicar el grado de acoso y exterminio al que están sometidos los periodistas en buena parte del mundo”, explicaba.

Alegando que se ha perdido el respeto a la labor informativa del colectivo, en su discurso añadía la terrible situación de peligro a la que se ven sometidos los y las profesionales de la comunicación.

“Antiguamente, un periodista que iba como corresponsal de guerra y llevaba el peto marcado con la palabra press era respetado; ahora, ese peto se ha convertido en una diana”, señalaba la presidenta.

Concluyendo la inauguración, dio paso a una serie de ponencias coordinadas por expertos de diversos ámbitos del periodismo, como son juristas, responsables de libertad de prensa, profesores de universidad y presidentes de diversas asociaciones.

La primera intervención vino de la mano de Sylvie Coudray, responsable de libertad de expresión de UNESCO-París.

Tras una serie de halagos y agradecimientos, repasó las alarmantes cifras que rodean la impunidad relativa a los delitos hacia periodistas.

“Debemos recordar que, en los últimos años, se han cometido 470 crímenes hacia informadores e informadoras de los cuales 9 de cada 10 han quedado impunes”, denunciaba Coudray.

Ante esta situación, añadió que cada vez son más los periodistas locales sometidos a este tipo de delitos, a la par que el número de mujeres periodistas asesinadas.

Por otro lado, recordó también que la violencia no sólo rodea el asesinato, sino que se está extendiendo a casos de acoso, suspensión de acreditaciones, encarcelamientos injustificados, etc.

“Se trata de un panel de violencia contra periodistas, lo que desacredita su papel de defensa hacia la democracia”, advertía.

Bajo esta línea, recordó el Plan de Acción que Naciones Unidas lleva desarrollando desde hace años, basado en el principio de que, ya sea asociación, sindicato o freelances, ningún periodista pueda ser víctima de la impunidad contra los crímenes sufridos.

Dicha línea de trabajo, que cuenta con la colaboración de la ONU e instituciones gubernamentales, así como asociaciones de prensa, juristas, instituciones académicas o socios, lucha con el objetivo de poner fin a la impunidad a través de diversas líneas de trabajo.

Entre ellas, destacan un sistema normativo impuesto para reforzar capacidades; la concienciación del público general, así como a los responsables de la toma de decisiones de la gravedad de la situación; y la investigación académica sobre la impunidad de los crímenes mediante acuerdos.

El programa se basa en alianzas forjadas entre socios, investigadores, los Estados Miembros de las Naciones Unidas y la sociedad civil, “cumpliendo el objetivo de aplicar mecanismos locales que permitan la protección y enjuiciamiento de los criminales”, concluía.

A continuación, Juliana Matus, profesora de la Universidad Autónoma de Chiapas, tomaba el relevo.

“Estoy aquí para alzar la voz y que resuenen los ecos de esta gran red: no más impunidad a la desaparición de periodistas”. Bajo estas palabras, Matus iniciaba su discurso en señal de protesta a la situación que se vive mundialmente hacia los periodistas y, más concretamente, en la ciudad de México.

Seguidamente, aportó una serie de datos cuyas cifras mostraban la alarmante situación de violencia que se vive en el país. En 2017, México ocupó el cuarto lugar de índice global de impunidad; en América, se posicionó en el más alto índice.

Ante esta situación, explicaba que el periodismo se convierte en una de las profesiones más peligrosas de América latina. “Se merma la calidad de la información, se inhibe el periodismo de investigación y se vulnera el derecho de los y las periodistas a la vida y a su labor informativa, así como el derecho del ciudadano a recibirla”.

Además, “las agresiones cada vez van en aumento y prevalece el 90% de impunidad; y de entre los asesinados, el 10% representa a mujeres víctimas de ese tipo de violencia”, continuaba.

Para poner fin a estos crímenes, Matus informó sobre la existencia de observatorios, como el de Libertad de Prensa de América Latina, que cuentan con estudios para abordar la problemática y que funcionan como creadores de redes relativas a la libertad de expresión y seguridad de los y las profesionales.

A través de los observatorios, se impulsa la investigación, se realiza un seguimiento sistemático de los medios, se verifica la información y se llevan a cabo acciones que combatan la violencia a los comunicadores y comunicadoras “desde una perspectiva crítica que funcione como la lección para futuras generaciones”, finalizaba.

Bernardo Díaz Nosty, director de la Cátedra UNESCO de Comunicación de la UMA, se sumaba a sus compañeras alegando que, si bien hay que atender a las estadísticas, es también de especial importancia averiguar qué se esconde detrás de los elementos que determinan “esta crisis de humanidad”.

Bajo este argumento, Nosty quiso evidenciar la situación de quiebra democrática que se vive en muchos países.

“Estamos ante un estadio donde el respeto a los derechos humanos debería ser un elemento determinante; no obstante, nos encontramos en un entorno en el que la identidad democrática se está resquebrajando”, añadía.

En su discurso, explicaba que la situación de crímenes e impunidad periodística se relaciona con hechos relacionados a una violencia extrema, que conlleva todo un proceso de extorsión, presión y violencia traducidos en autocensura o el rendimiento de los comunicadores hacia el enemigo.

Por ello, es de vital importancia reetiquetar la democracia y el estado de las naciones, hablar de cuestiones de estados fallidos, de ruptura de democracia y de la degradación de la ocupación periodista en países extranjeros.

“El silencio ensombrece, y para combatir esta situación hay que contar la verdad, una verdad que nunca muere”, advertía.

Baltasar Garzón, jurista de prestigio, se unía también a las declaraciones de sus compañeros.

Referenciando los datos aportados con anterioridad, quiso añadir la alarmante situación que se está produciendo actualmente en nuestro continente, ejemplificándola a través de casos específicos como el de Daphne Caruana, periodista asesinada en Malta.

“Se viven momentos difíciles en la profesión; igual antes vivíamos en la creencia de que estas situaciones sólo ocurren en países conflictivos, pero nos damos cuenta de que, poco a poco, la marea sube y no regresa”, explicaba.

Por último, explicó que la violencia e impunidad aplicada hacia la profesión obtiene sus raíces en los distintos poderes, ya sean políticos, empresarios o institucionales.

“Nunca se mata bajo el argumento de que es periodista, sino como aquel o aquella que opina contra el gobierno, calificándolos de terroristas”.

Ante esta situación, Garzón consideraba que las medidas a aplicar para erradicar dicha coyuntura encontraban su base “ no sólo en los textos constitucionales, sino su aplicación al terreno llano para normativizar una mayor protección interna; de lo contrario, estaremos ante la dinámica de matar al mensajero”, concluía.

Por último, la intervención de Diego Carcedo, presidente de la APE, ponía fin al acto conmemorativo.

Continuando la línea discursiva de los anteriores ponentes, Carcedo explicó que el periodismo se encuentra en una situación doblemente alarmante.

“Existen dos ámbitos de peligro: los y las periodistas que cubren conflictos armados y todo lo que esto lleva aparejado; y los asesinatos fríos, aquellos premeditados contra comunicadores que únicamente cumplen con su labor de informar e investigar lo que está ocurriendo”.

Por ello, establece que el foco principal debe atender a calificar el periodismo como profesión de alto riesgo, de manera que se regulen medidas más específicas en cuanto a su protección y seguridad.

“Esto es grave e intimida a los y las demás profesionales a que sigan cumpliendo con su obligación de investigar y descubrir lo que se oculta en las cloacas de estados o corporaciones corruptas”.

Por último, advirtió también de la alarmante pasividad con la que se contempla esto, “tanto en países afectados como democráticos”.

Foto: AmecoPress.

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