Helena Taberna: “El gran premio es que la gente goce y conozca a través de la película”
"La buena nueva", última película de la directora Helena Taberna, se estrena hoy en los cines después de un periplo de preestrenos por distintas provincias que ha demostrado que gusta la crítica. La creadora de “Yoyes” y “Exranjeras” se enfrenta al juicio del público llena de esperanza y vive la vorágine de la promoción con mucho entusiasmo y sin abandonar una sincera sonrisa que le da aspecto de niña con zapatos nuevos.
A Helena Taberna le interesa contar “buenas historias” y las encuentra en temas comprometidos, como el terrorismo, la inmigración y la memoria histórica. Reconoce que en ocasiones le ha causado problemas pero le compensan, porque su mayor ilusión es que “el público goce y conozca a través de la película”. La mirada de género está presente en todos sus trabajos, y aunque explica que no es algo premeditado, es consciente de las discriminaciones que las mujeres soportan, también las cineastas.
Hasta ahora “La buena nueva” ha recibido muy buenas críticas. Hoy es el estreno, ¿cómo afronta su exhibición al público?
Con miedo, porque parece ser que la gente no acude a las salas, pero con la certeza de que quien acuda al cine va a hablar después de la película, porque atrapa y transita por emociones e historias desconocidas. Para eso tienen que ir las primeras personas al cine, para que se corra la voz, y esperamos que el arranque sea bueno y que dure ese boca a boca que permita que la película se dirija a quien debe, porque mi ilusión, el gran premio, es que el público goce y conozca a través de la película.
Basada en hechos reales, inspirada en la vida de su tío, que fue párroco de un pequeño pueblo de Navarra durante la guerra civil, nació como proyecto cinematográfico hace cuatro años.
El proyecto ha estado dormido porque me metí primero con “Yoyes”, que también era un proyecto ambicioso y complicado, luego hice “Extranjeras”, que era complicado por otro lado, el de contar una historia que atrajese con las mujeres que aparentemente eran menos atractivas. Lo retomé cuando terminé la vida de “Extranjeras”, que se ha extendido a todo el mundo, moviéndose por espacios distintos como universidades, centros de cultura e institutos. En el medio, además, se me han caído otros dos proyectos a los que no sé si volveré algún día, porque las cosas también tienen su momento.
CINE Y COMPROMISO SOCIAL
¿Es más difícil hacer cine comprometido?
Para mi es normal, no elijo un tema porque sea comprometido sino porque me gusta la historia que contiene. Quiero contar una buena historia y a la vez hacer una película que para mí suponga un reto, por ejemplo, en el proceso de documentación donde yo aprendo mucho y después puedo contárselo a los espectadores. Lo fundamental es tener una buena historia que luego cuento desde mi yo, creando unos personajes que no tengan sesgo sino que se vayan completando según se desarrolla porque, como en la vida, tienen que tomar decisiones y según lo que deciden se van haciendo a sí mismos. Este es el trabajo, de guión primero, y luego de ensayo con los actores para tratar de conseguir películas con personajes poliédricos.
La visión de la guerra civil en “La buena nueva” también es poliédrica…
Yo tengo que contar la vida, pero la vida pasa por sentimientos y emociones, y el cine tiene que ser vida, es decir, tiene que contar algo palpitante. No tengo interés en hacer panfletos ni en hacer mal cine, lo que me interesa es construir una película sólida, que tenga ritmo y donde los personajes vayan creciendo y evolucionando hasta que nos den una imagen de la vida más completa.
¿Cómo ha sido la fase de escoger escenarios y recrear la época?
Apasionante. Partía de algo obvio, que los espectadores están acostumbrados a hacer cine de muchísimo dinero, y que si hago una película de época no puedo mostrar un tren “chú chú”, con decorados de cartón piedra y con objetos que no te los crees. Hemos hecho un trabajo apasionante de búsqueda y eso está bien porque hace que la película fluya más fácil, que sea más ligera. Es cuestión también de que todos los departamentos hagan un trabajo más creativo, desde las ropas y los objetos de los actores hasta la tiza de la pizarra, todos están escogidos para que muestren la vida, no un mero atrezzo.
Una de las cosas que siempre me ha extrañado de las películas de la guerra civil es que son de color sepia, y la vida no es así. La luz, el sol, la naturaleza, la muerte, son de color real, igual que los muebles de entonces son de época ahora, pero en su día eran nuevos. Es algo en que hemos trabajado mucho porque creo que las pasiones humanas son universales y de alguna forma la historia que cuento en “La buena nueva” se podía contar en otro contexto y funcionar igual.
MEMORIA HISTÓRICA
La historia está basada en hechos reales y es fiel a lo ocurrido durante la contienda.
Cuando yo estudiaba, se decía que los archivos de la BBC eran los mejores del mundo porque habían hecho series muy cuidadas, y a mi esa escuela se me quedó, en el sentido que es importante contribuir a la verdad histórica y no a la falsedad histórica.
¿Cómo ha sido el trabajo con actores y actrices?
He tenido la suerte de tener un equipo de actores que han estado encantados probando cosas de interpretación, de acciones… Cuando estoy en los ensayos yo soy estupenda, muy libre, porque soy egoistona y sé que cuando los actores tienen margen y posibilidad sacan lo mejor de ellos mismos, y hemos conseguido transmitir algo más verosímil.
La película se estrena en medio del debate sobre la recuperación de la memoria histórica ¿Está preparada para recibir las críticas que la tilden de oportunista?
Sí, estoy preparada. Como decía Iam Gibson es una película oportuna, no oportunista. Nadie que sepa lo que es la industria del cine puede pensar que es oportunista porque es un proyecto que a mi me bombea desde el pasado y que ya reflejé en el arranque de mi carrera con un cortometraje y un mediometraje sobre este tema. Creo que la he hecho en el mejor momento que la podía hacer porque estoy más madura como cineasta y más madura como persona para abordar un proyecto complicado. El hecho de que haya coincidido con ese pálpito social me coloca como directora en un lugar desde el que hago películas que aportan la mirada del cine al momento histórico, ya sea inmigración, terrorismo, o como ahora, memoria histórica.
CINE CON MIRADA DE GÉNERO
En todas tus películas has dado voz a las mujeres, incluso en “La buena nueva”, aunque está protagonizada por un hombre ¿Te planteas la visión de género a la hora de construir cada proyecto?
Me sale de forma natural. Sé que he tenido una madre y una abuela que me han facilitado el camino. Creo que los personajes femeninos en el cine no se muestran bien, no somos así, y si yo tengo la oportunidad de mostrar la complejidad, la fuerza, la valentía, la capacidad de las mujeres de establecer redes solidarias , porque fueron ellas las que empezaron a tejerlas, es porque son valores que he conocido; no estoy inventado nada.
Pero sí rompiendo estreotipos…
Exacto. Por eso es bueno que nosotras también tengamos mirada, porque el mundo se completa con las dos miradas, la masculina y la femenina.
En la lista de agradecimientos está Soledad Murillo, ex secretaria de Políticas de Igualdad ¿Cuál ha sido su contribución?
Su aportación ha sido muy hermosa, no sólo a la película sino a la creación de la Asociación de Mujeres Cineastas y de los Medios Audiovisuales (CIMA). Con “Extrajeras” fui a un congreso en el que ella intervenía y me gustó mucho lo que habló, además descubrí que era fan de mis películas y cuando supo de este proyecto, y que tenía que producírmelo yo sola, fue un gozo tener su solidaridad porque pensaba que la historia valía la pena.
También es miembro de CIMA. Desde su creación, hace algo más de un año ¿ha mejorado la situación de las mujeres en la industria del cine?
Ya tenemos casi 150 socias, entre directoras, guionistas, jefas de equipo y otros departamentos. La Asociación sigue fluyendo y creo que servirá para que a las generaciones de cine que llegan, les baste con ser buenas cineastas y no tengan que ser superwoman. Se van consiguiendo pequeñas cosas como por ejemplo, una nimiedad como que los comités de selección sean paritarios. Eso que parece una tontería no lo es tanto porque no es lo mismo que lean las historias siempre los mismos y con un determinado tipo de gusto. A parte, parece que la mayoría de las personas que acuden al cine son espectadoras, o sea, que ya incluso por pragmatismo de negocio, podemos llegar a ser un lobby porque somos las que más vamos al cine o las que decidimos a qué película hay que ir.
Volviendo al estreno de “La buena nueva”, una historia dura pero cargada de esperanza ¿Con qué impresión le gustaría que el público se quedara después de verla?
Creo que los espectadores que vayan al cine no se van a quedar indiferentes. Lo que puedo decir con seguridad es que van a transitar por una historia que les va a sorprender, llena de emociones, y que todos los espectadores van a poder terminar la película en sus corazones.
Pies de Foto: 1)Helena Taberna en la presentación de la película a la prensa. 2) La directora habla con los actores.
Entrevistas-Cultura- Cine; 14 noviembre (08) AmecoPress
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