Defender los derechos y los aportes de quienes piden refugio, también por motivos de género
Madrid, 21 junio. 18. AmecoPress. El Día Mundial de las Personas Refugiadas busca visibilizar las contradicciones de un sistema del que todos los países forman parte. En Europa, los desplazamientos no son un fenómeno nuevo, si bien el éxodo masivo ha cobrado recientemente una magnitud solo comparable a los éxodos vistos en la Segunda Guerra Mundial: solo que en aquella oportunidad, los atestados trenes no esperaban la entrada en Europa sino la huida de ésta. La memoria es frágil y conviene recordarlo. Es la misma Europa que viene endureciendo las políticas migratorias y que no ha cumplido siquiera los insuficientes y vergonzosos compromisos: las cuotas de personas refugiadas que dijo acogería.
El Día Mundial de las Personas Refugiadas busca también visibilizar los derechos y los aportes de estas personas, que se ven obligadas a abandonar sus casas, sus tierras, sus familias, su arraigo, y buscar refugio.
El Día Mundial de las Personas Refugiadas busca poner en valor la vida humana.
Los puntos de partida del éxodo masivo son aquellos donde la Unión Europea, de la mano de su aliado estadounidense (cuando no de Rusia) ha realizado intervenciones militares o promovido el conflicto armado. Pero huir de la guerra no es el único motivo que empuja a las personas a pedir asilo: la xenofobia, las violencias machistas, el hambre también obligan a migrar. “Hay una concepción del asilo insuficiente”, asegura Mercedes Hernández, presidenta de la Asociación de Mujeres de Guatemala, organizadora del Encuentro ‘De las violencias contra las mujeres en Guatemala y Centroamérica a la (Des)protección internacional’, que se celebró el pasado martes en Madrid. “Siempre se consideró el asilo político por persecución política en el país de origen. Pero político es todo. La persecución por motivos de género siempre se ha visto como una modalidad de persecución que podía resolverse con los recursos existentes dentro de los propios países donde se produce y eso no es cierto. Finalmente se instruyen casos en la oficina de asilo con una perspectiva totalmente europea sin conocer el contexto en el que viven las personas que vienen”.
Ese es uno de los objetivos de las jornadas impulsadas por la AMG: dar a conocer la situación de las mujeres centroamericanas que deben huir de una de las zonas más violentas del planeta especialmente si has nacido mujer. “Hay que escuchar a estas mujeres”, insiste Mercedes.
Escuchar a la abogada defensora Paula Barrios, directora de la asociación Mujeres Transformando el Mundo (MTM), y a Brendy Susana Cuy Urizar, que perdió a su sobrina Yohana Desiré Cuy Urízar en el incendio del ‘Hogar Seguro Virgen de la Asunción’, calcinada junto a otras 40 niñas –y otras 15 que sobrevivieron con graves lesiones-. Escuchar a Miriam Miranda, defensora del territorio en Honduras, donde una mujer es asesinada cada 13 horas, cuestionar el concepto de progreso que se lleva por delante la vida; a la jurista Ana Marcela Montanero analizar el crecimiento del discurso fundamentalista en Costa Rica y reírse del ideal de felicidad que tratan de vincular al país; a la nicaragüense Jamileth Chavarría, presidenta de Fondo de Mujeres Calala e integrante de la organización Brujas Migrantes, poniendo voz a las mujeres, entre las que se encuentra su propia madre, que han plantado cara al Gobierno de Daniel Ortega. Escuchar a la hija de Berta Cáceres. Escuchar testimonios de lo que significa ser mujer en el Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador): mujeres que tuvieron que abandonar sus países por su activismo u orientación sexual o defensoras de los derechos humanos amenazadas. Como Nuria Esther Landaverde, refugiada por motivos de género y por orientación sexual, víctima de secuestro y torturas físicas y psicológicas por parte de integrantes de maras (pandillas) por negarse a mantener una relación con un jefe de una de estas células; como la guatemalteca Lolita Chávez, líder maya-kiché y refugiada dentro de un programa de acogida temporal en el País Vasco.
Durante este foro y también en movilizaciones como la prevista para este jueves a las 20 horas en la Plaza de Ópera en Madrid, las organizaciones recuerdan que el 60 por ciento de las personas refugiadas en el mundo son mujeres y recalcan que el derecho de asilo es un mandato obligatorio para todas las personas, hombres y mujeres en situación de riesgo real, ya sea por etnia, religión, persecución política o nacionalidad.
Fronteras: abiertas al capital, cerradas a las personas y sus derechos
La llamada crisis de las personas refugiadas pone de manifiesto la falsedad de la supuesta ausencia de fronteras dentro de la Unión Europea, que siempre quiso ser libertad de circulación de mercancías y capitales antes que libertad de circulación de personas. Shengen fue diseñado para una Europa de los mercaderes y no para una Europa de los pueblos. Las vergonzosas propuestas sobre cuotas de acogida tratan además de establecer diferencias entre personas desplazadas de guerras militares y guerras económicas. Hablan de seres humanos en los mismos términos que de la producción agraria o industrial. ¿Qué tribunal podrá decidir la cuota de quienes tendrán opción a vivir? ¿Qué decidirá quiénes deben morir en el mediterráneo y quiénes no? Y ojo: el 85% de las personas refugiadas se encuentra en países empobrecidos como Turquía, Pakistán, Uganda, Líbano e Irán.
Se elevan argumentos para poner límites a lo que no podrá ser contenido de ningún modo. Intentos que no solo son falaces e indecentes, sino muestra de una enorme hipocresía. “Tenemos que entender, como sociedad globalizada, que no podemos sostener el doble discurso de hacer que las fronteras sean permeables al capital y a todo lo que puede ser convertido en mercancía y que se eleven muros frente a las personas y los derechos de las personas”, defiende Mercedes Hernández.
El continuo y creciente endurecimiento de las leyes y políticas europeas de migración y asilo juega un papel fundamental en la consolidación de las redes de trata de personas. En estos contextos de militarización, el sistema de dominación patriarcal se refuerza, haciendo más profundas las desigualdades de género. Las mujeres y niñas se ven expuestas a las relaciones de poder, dominación y abuso sexual por parte de otras personas en tránsito, por las fuerzas de seguridad y control fronterizo, y por las redes de trata de personas.
Las mujeres y niñas en situación de trata con fines de explotación sexual son captadas en origen o en el tránsito mediante distintos procedimientos que tienen un elemento esencial en común: la necesidad de llegar a Europa. Mujeres y niñas que huyen del conflicto armado, del matrimonio forzado, de la ablación genital o de otras violencias de género; mujeres y niñas que necesitan emprender un proyecto migratorio porque viven en situación de pobreza, se convierten en víctimas de trata con fines de explotación sexual y adquieren deudas que las mantienen sometidas durante años.
La diversidad necesaria
Pero en este día, es importante también destacar las resistencias, los procesos de auto-organización de las personas migrantes, la solidaridad, y la riqueza que aportan a las sociedades a las que llegan: la diversidad es buena, es creativa, es necesaria, es fuente de aprendizaje.
Así lo sostienen desde organizaciones como Alianza por la Solidaridad. “Uno de los retos es escapar del enfoque victimista, que extirpa la capacidad de agencia de las mujeres migrantes y a la vez resaltar que no son mujeres vulnerables, sino vulnerabilizadas por condiciones impuestas desde las instituciones, las políticas, las conductas sociales y las mismas leyes”.
La activista Helena Maleno, aún pendiente de juicio tras ser acusada de tráfico de personas –su delito: ayudar al rescate de migrantes en el Estrecho-, ha realizado una investigación para Alianza por la Solidaridad, con más de 80 entrevistas personales y encuentros con tres grupos de 20 mujeres que viven ahora en Marruecos, pero que salieron de sus países de origen con destino a Europa. En ese tránsito que dura años las mujeres cambian la estrategia migratoria con la que salieron de su país. “Muchas se quedan embarazadas durante el viaje, otras tratan de evitarlo y las hay que dejaron a sus hijos con la familia. Todas coinciden en que migraron para mejorar su vida, para conseguir más independencia y ayudar a sus familias de origen. El derecho a no migrar no existe, nos dicen”, explica Maleno.
Muchas de ellas, señala la investigación, llegan por avión hasta Marruecos pero otras muchas también lo hacen por vía terrestre y en esos casos con grandes mochilas cargadas de violencia que se fueron llenando en el camino, cuando las abusaron sexualmente, las maltrataron físicamente, la secuestraron… y a algunas acabaron por matarlas, sobre todo en zonas de frontera y en el Sáhara. ¿Cuántas? Nadie lo sabe. “Es el precio que tenemos que pagar por nuestro proyecto migratorio”, le contaron a Maleno.
La violencia sexual es el peaje que deben normalizar las mujeres migrantes para poder sobrevivir, explicaba Helena Maleno. “La otra opción que tendrían es morir”. Que otros usen el cuerpo de las mujeres, niñas y adolescentes, se ha convertido en un ‘sacrificio necesario’ para el triunfo del proyecto migratorio, y para el desarrollo posterior de un proyecto colectivo, que incluye a la familia, a la comunidad y a las generaciones venideras. El trayecto migratorio de las mujeres y niñas está profundamente atravesado por la violencia física y sexual. La trata es, en muchos casos, la única manera de alcanzar Europa.
Pero la investigación destaca también su capacidad de fortalecerse porque, afirman, que el viaje las transforma: “Hemos aprendido muchas cosas. Si la sociedad nos ve solo como analfabetas y prostitutas es porque no nos conocen”.
En ese sentido el informe recomienda reconocer esas fortalezas, escuchar y superar estereotipos. “Es necesario incorporar una perspectiva de género que incluya las estrategias de las mujeres que se mueven. El feminismo de ellas y el nuestro no es el mismo”, concluye Helena Maleno.
Foto: archivo AmecoPress y cedidas por AMG, © Mario Gutiérrez Cruz
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Política – Mujeres del mundo – Derechos Humanos – Refugiadas – Mujeres inmigrantes; 21 junio. 18. AmecoPress