#MásAutoras: una campaña para visibilizar a las mujeres en las bibliotecas públicas
Madrid, 12 jun. 18. AmecoPress.- ¿Alguna vez te has fijado en la autoría de los libros de tu biblioteca? ¿Has observado si hay más hombres que mujeres entre las referencias que utilizas para realizar un trabajo o una investigación? Esto se han preguntado en el Máster en Comunicación con Fines Sociales de la Universidad de Valladolid, donde varias alumnas observaron una desproporción en el número de escritoras que encontraban entre las estanterías de su campus.
Las estudiantes Paula Rey y Roberta Moraes, la periodista Fátima Martín y la coordinadora del máster, Susana de Andrés, decidieron comprobar a cuánto ascendía el desequilibrio en la autoría de los libros que posee la biblioteca de la universidad, y para ello escogieron una carrera claramente feminizada, Publicidad. 1154 alumnas cursan este grado en el campus María Zambrano frente a los 538 compañeros varones que tienen en las aulas.
Pero, pese a ser mayoría, la perspectiva femenina en esta materia está invisibilizada. El análisis llevado a cabo por el Máster en Comunicación con Fines Sociales determinó que de 962 libros etiquetados en el campo de la publicidad, solo 220 tenían a una mujer como autora principal o colaboradora de la autoría, lo que equivale a un 22,87% del total de los libros examinados.
La campaña #MásAutoras
Susana de Andrés es, además, miembro de la Junta directiva de la asociación Clásicas y Modernas, que vela por la igualdad en la cultura. Según cuenta, en las clases ya había surgido este debate en alguna ocasión. “Decidimos bajar a la biblioteca a comprobarlo por nosotras mismas, ver qué nos encontrábamos”.
El alarmante resultado las impulsó a elaborar un vídeo en el que se reflejaran los datos extraídos, y compartirlo a través de las redes sociales con el hashtag #MásAutoras. “Lo hemos hecho en Publicidad y en nuestro campus porque no era una cuestión de echar balones fuera. Estamos trabajando aquí, y estos fondos se alimentan en parte de lo que los propios departamentos pedimos, formamos parte de este problema”, recuerda Susana de Andrés.
La coordinadora del máster explica que también se ha realizado esta prueba en la materia de periodismo, donde obtuvieron porcentajes aún más bajos de autoría femenina, solo un 16,58% de los libros examinados.
“Esto no tiene una justificación histórica en el caso de este campus, porque la carrera de publicidad empezó aquí a principios de los años 70. Estamos hablando de un contexto casi democrático, no son fondos históricos en los que puede resultar más obvio que haya una mayoría de hombres”, denuncia De Andrés.
Además, el campo elegido, la publicidad, se ha mantenido desde su origen con una mayor proporción de alumnas que de alumnos, por lo que la asimetría en este caso es más llamativa que en las carreras de ciencias o ingenierías, donde la presencia femenina es mucho más reducida.
¿Faltan autoras?
En la Universidad de Valladolid el 48% del profesorado que imparte el grado de publicidad son mujeres, pero existen desigualdades verticales. Los catedráticos de esta especialidad son varones, y por tanto, los nombres que más resuenan en las bibliografías también son masculinos.
Con este estudio, las estudiantes y la responsable del Máster en Comunicación con Fines Sociales pretenden denunciar las distintas discriminaciones por las que pasa una mujer en el momento de escribir un libro. No se trata de ver estos porcentajes y pensar que simplemente hay menos mujeres autoras porque escriben menos, sino de entender por qué dedican menos tiempo a esta actividad o qué dificultades encuentran en publicar sus obras si han continuado con ellas.
“Se edita más a hombres que a mujeres, eso es una realidad. No hay una mirada de género a la hora de seleccionar los libros, y eso hace que se vayan solapando factores. Culturales, porque escriben menos que los hombres; económicos, porque las editoriales a la hora de solicitar fondos lo hacen para autorías masculinas. También está comprobado que los libros de hombres se venden más caros que los de las mujeres, eso también puede interesar a las editoriales. Todo esto se va sumando y el resultado es una desproporción increíble”, analiza De Andrés.
Lo que se puede observar rápidamente observando la proporción de alumnas y alumnos es que existe un número igual o superior de autoras potenciales, pero esto no se traduce en una igualdad en las bibliotecas. “Es lo que tenemos que preguntarnos, ¿qué pasa con lo que escribimos?”.
La miembro de Clásicas y Modernas explica que la prioridad que culturalmente se le ha dado a los valores y los temas típicamente masculinos es causante también de estos desequilibrios. “No llegamos a elaborar un análisis cualitativo en profundidad, pero sí que hemos observado que los libros que contabilizábamos escritos por mujeres eran diferentes. Había estudios críticos, había aspectos de estética publicitaria...”
La perspectiva femenina y los aspectos que las mujeres resaltaban sobre esta materia no han interesado tanto como lo puramente relacionado con la economía y el mundo empresarial. Además, se trata de un mundo en el que está muy presente el capitalismo y la mirada androcéntrica, y en el que muchas profesionales han aportado una visión crítica necesaria y relevante contra estas cuestiones.
También las bibliotecas terminan nutriéndose de los autores considerados “clásicos” e imprescindibles por ser conocidos y por su renombre. La invisibilización de las escritoras no ayuda en este aspecto, y terminarán solicitándose muchos más ejemplares de los varones respetados en el asunto en cuestión.
Un proyecto a nivel nacional
Susana de Andrés explica que la iniciativa #MásAutoras es una campaña piloto. “La intención es ceder este proyecto a Clásicas y Modernas para intentar ampliar datos con el aval de esta plataforma”. De esta manera, el estudio local que han realizado estas estudiantes de máster en Valladolid podría extenderse y convertirse en un proyecto más amplio que trabaje por la igualdad en la cultura a nivel nacional.
“Esperamos que ayude a sensibilizar a las bibliotecas. Si es verdad que hay menos autoras, por lo menos que ayuden a visibilizarlas, que sean capaces de ver los desequilibrios y se intenten paliar”, reclama.
En este proceso, todas las personas estamos implicadas. Según la creadora de esta iniciativa, se trata de realizar cambios en todo el ciclo, de manera sistémica. Tanto el profesorado en las bibliotecas universitarias, como las usuarias y usuarios en centros públicos pueden solicitar más presencia femenina y sumarse a movimientos como los de “Las mujeres del libro paramos”.
“Es necesario que la paridad sea considerada un criterio de calidad en las bibliotecas”, pide Susana de Andrés, aunque reconoce que actualmente ni siquiera se presta atención o se cuantifica de ninguna manera.
Foto: Archivo AmecoPress, extraída de la campaña #MásAutoras.
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Estado Español – Cultura – Cultura y arte – Libros – Campañas – Comunicación y género; 12 jun. 18. AmecoPress