Almudena Sánchez, una mujer de cine
Madrid, 15 mar. 18. AmecoPress.- Almudena Sánchez es directora de fotografía cinematográfica de origen madrileño. Tras más de 15 años de experiencia, ha dirigido la fotografía de numerosos proyectos audiovisuales y actualmente combina su oficio con la docencia, impartiendo clases de dirección fotográfica en Madrid.
Podría decirse que Almudena es una directora de fotografía de trinchera, ella siempre elige estar al pie del cañón en sus rodajes, operando la cámara. Polifacética y apasionada por la luz, define su estilo como “naturalista, a veces más crudo, a veces más realista, poético o estilizado”, pero no se encasilla bajo ninguna etiqueta.
Descubrió su pasión con la foto fija, cuando su hermana le enseño a revelar en blanco y negro. Se licenció en imagen y sonido en la Universidad Complutense de Madrid y posteriormente estudió cine en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de Cuba. Es una profesional versátil, ha trabajado diferentes géneros y formatos, pero para ella lo importante es lo que el director quiere transmitir: “Lo que me gusta es mimetizarme con la personalidad del director y darle la imagen que el busca. Para mi, cuanto más diferente sea cada proyecto mejor, no me gusta repetirme. Por eso trabajo en cine”.
Ha trabajado en algunas de las cadenas de televisión más importantes en España, y ha dirigido la fotografía de cortometrajes y largometrajes de ficción y documentales. En 2003 dirigió la fotografía de su primer largometraje, The Scar, con Pablo LLorca. Ha colaborado con directoras y directores como Bigas Luna, Juana Macías, Jaime Rosales o Chus Gutiérrez, con quien dirigió Sacromonte, los sabios de la tribu, largometraje documental que fue galardonado con la espiga de oro al mejor documental en la Seminci 2014.
Estos días tiene dos cortometrajes en la sección oficial de la Semana del Cine de Medina del Campo, de los cuales ha dirigido la fotografía. El Beso, de David Priego y El niño que quería volar, de Jorge Muriel.
Almudena tiene una mirada crítica y empoderada frente a la segregación de género que hoy por hoy se sigue perpetuando en el sector audiovisual y trabaja de forma coactiva con CIMA para acabar con en el machismo y la marginación a la que se someten las mujeres en la industria del cine.
¿Cómo te diste cuenta de que querías dedicarte a este oficio?
Cuando estaba en la universidad. Estudié Imagen y Sonido 5 años, allí descubrí que lo que me gustaba realmente era el cine, y descubrí el oficio de directora de foto. Acabe en el 96, en ese momento había un boom de directoras. No lo vi algo tan privativo de los hombres porque tenía referencias como Icíar Bollaín o Chus Gutiérrez. Precisamente, ingenua de mí, no fui consciente de que se les daba tanto bombo porque eran las primeras.
También estaba Pilar Miró, Josefina Molina… Es decir, había mujeres en los puestos de dirección pero en los puestos técnicos no. Pero yo, por desconocimiento e ignorancia y también porque me gustaba mucho pues entre en una escuela de cine.
¿Cómo fue tu experiencia en la escuela de cine?
En la escuela éramos 4 compañeras y 4 compañeros estudiando dirección de fotografía. Pero nosotras siempre nos quedábamos un poco al margen. Las clases nos las impartían a todos por igual pero nuestros compañeros nos trataban como sus ayudantes. Y nosotras mismas también nos veíamos como ayudantes. Eso es algo que he comprendido después. Yo tenía muy claro que quería ser directora de fotografía pero, a veces también es cómodo estar de ayudante, no? Y responde al rol que te ha inculcado la sociedad cuando te educa. Eres la que ayuda, la que apoya, la que cuida, la que está en segundo plano, la que sigue al líder… Cuando acabé en la escuela de cine hice mi tesis. Mis compañeros vinieron a felicitarme: “No me puedo creer que esa fotografía la hayas hecho tú”. Y es que en el fondo yo tampoco me lo podía creer porque tampoco tenía mucha fe en mi misma en ese momento. Básicamente, eso es un tema de educación. La socialización que has recibido.
¿Cuál ha sido el trabajo que más te ha enseñado?
Hay unos cuantos, cada uno te aporta una cosa, cuando he visto que algo no me aportaba es cuando he decidido cambiar. He hecho cortometrajes y largometrajes de ficción y mucho documental. Cada proyecto ha sido interesante en la medida en que la historia era interesante. Tengo un trabajo muy bonito que hice con Chus Gutiérrez, hicimos un cortometraje en Namibia sobre las mujeres que viven allí para un proyecto de CIMA. Ese proyecto fue precioso, rodamos en 10 días, fue muy bonito viajar a un país así y conocer cómo viven las personas allí. Es un cortometraje de ficción pero los personajes se interpretan a sí mismos. Tienen mucho de documental pero en realidad es una ficción. Se llama Las que viven en la niebla. También recuerdo mis primeros pasos como directora de foto, con Pablo Llorca, que es un director muy de cine de autor y con él hice mis primeros trabajos como directora de foto. Todo eso fue una buena escuela para coger mucho callo y desarrollar una mirada.
Y entonces, esa mirada de la que hablabas, ¿te hace definirte de alguna forma? ¿Has desarrollado un estilo propio?
Bueno, la verdad es que sí que me gusta mucho la fotografía contenida. Me siento mas cómoda realizando algo que sea inspirado en la realidad y en la luz natural. Me gusta mucho inspirarme en los ambientes que encuentras en la realidad, trabajo mucho a partir del espacio, pero también es importante la emoción que se quiere transmitir en la historia. Me gusta crear la imagen a partir de la idea que tiene el director de la historia, el enfoque que le quiere dar. Siempre busco comprender cuál es el punto de vista del director o de la directora porque se pueden generar veinte millones de texturas y de ideas y de imágenes diferentes. Lo que importa es la intención, lo que se quiere comunicar en esos planos. Primero se pone la cámara donde se cuenta mejor la historia y luego se construye la luz, para mí es muy importante ese paso de encuadrar y poner la luz. Mi estilo es un estilo naturalista, a veces más crudo a veces más realista poético o estilizado.
Una mirada empoderada
Te has encontrado con alguna dificultad profesional por el hecho de ser mujer?
Si claro. Todas las dificultades. Me ha llevado mucho tiempo comprender todo, al principio estaba un poco frustrada. He llegado a la conclusión de que la primera barrera que tuve que romper fue mi propia venda autoimpuesta que era no verme en ese rol, no proyectarme como jefa de equipo, no verme ahí. Eso es una cosa que he tenido que trabajar y que consolidar sin ningún referente. Por eso ahora cuando hablo con mis amigas de foto como Raquel Fernández o Juana Jiménez, que son mujeres de mi misma edad, todas hemos logrado construir nuestro papel sin ninguna referencia y… cada una lo hemos hecho como hemos podido. Cada una lo vemos de forma distinta aunque compartimos experiencias. Pero eso, la primera barrera que tuvimos que superar fue crearnos nuestro rol y nuestra imagen como jefas de equipo sin intentar ser el hombre que no somos. Todo eso me ha ayudado a desarrollar las herramientas necesarias para apoyar y ser la mano derecha del director o directora. Que es en lo que consiste mi oficio al fin y al cabo.
¿Has experimentado ese machismo en primera persona?¿Crees que se sigue perpetuando?
Si claro, es un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Si lo he visto. Todos mis planteamientos vienen de ahí, si yo misma me he tenido que auto convencer de que puedo ser jefa de equipo, es porque la sociedad busca que te sientas así. Siempre he pensado que tenía que ser alto fuerte y con barba para poder dirigir un equipo.
En este sector, lo he visto en hombres y en mujeres. No te toman enserio. Te preguntan cosas como: "¿Y tú puedes con la cámara?" Y Piensas: "Pero si te estoy diciendo que soy operadora de cámara, cómo no voy a poder". A veces me planteaba incluso cómo debía ir vestida al rodaje, procuraba vestirme como un hombre para que nadie me mirase ni se me notase nada.
Vuelvo a lo de antes, nosotras mismas nos ponemos muchas barreras, eso se tiene que romper. La primera es la actitud que tú demuestras en tu rodaje. Si estás centrada en tu trabajo, la gente va a ver que eres competente, creativa, y que buscas soluciones que encajan en los presupuestos y por eso te van a vuelven a llamar. Pero aun así, he tenido que mediar con muchos discursos paternalistas.
¿Cómo es tú lucha contra esta situación?
El machismo está en todo porque es algo estructural, así que tenemos que cambiar las cosas desde la estructura. Si nos centramos solo en los detalles, en el comentario de este o de aquel, al final lo que logramos es saturar a la opinión pública y generar el argumento contrario. Hay que intentar ser constructivos, no? Tener en cuenta que hombres y mujeres somos diferentes pero igual de capaces. Y cada uno hará las cosas a su manera, pero todos las sacamos adelante.
También es importante que los hombres también cambien su mentalidad. Por eso busco rodearme de un equipo que tenga esa mirada y que no me estén cuestionando todo el tiempo por ser mujer. Veo que eso, poco a poco está cambiando, pero sigo reconociendo el machismo en todas las áreas de la sociedad, es horroroso.
¿Qué opinas de la sexualización de la mujer en el sector audiovisual?
Siempre ha existido, en los medios, el cine y la televisión. Siempre se ha mostrado una imagen sexualizada de las mujeres. Lo que pasa es que antes el término ni se utilizaba ni se criticaba ni tenía presencia mediática. Al igual que la violencia machista, antes existía pero se consideraban ‘problemas de casa’ y por eso tenía que solucionarse de puertas para dentro. Es el reflejo de una sociedad que siente que la mujer está por debajo del hombre.
Cuando yo empecé, el abuso en la industria del cine se entendía como algo normal. Se decía que si una mujer llegaba alto era porque se había acostado con alguien. Era un secreto a voces, una ley no hecha pública. Por fin ahora se denuncia todo eso.
¿Es la brecha salarial un problema candente dentro del gremio?
Como profesora cobro exactamente igual que mis compañeros profesores. Como directora de fotografía cobro lo adecuado a la escala del proyecto en el que estoy. A veces he rechazado proyectos por ser sueldos de chiste. El tema es que yo cobro lo que tengo que cobrar, pero no me van a ofrecer nunca una película de Almodóvar, que tiene un presupuesto de no sé cuantos millones. Ahí está el techo al que nos enfrentamos.
Por ejemplo Patricia Ferreira, con la misma trayectoria y experiencia que un hombre que se dedique a esto, tiene que asumir presupuestos mucho más bajos.
Lo normal es empezar en proyectos de bajo presupuesto, pero lo normal, si eres hombre, es crecer más rápido dentro del sector. Todas en cierta manera sentimos que podríamos estar haciendo cosas más grandes, pero no se nos da esa oportunidad. En el caso de la dirección de fotografía hay una relación directa entre la cantidad de dinero que tienes para hacer la película y tu resultado.
En España solo el 2% de los largometrajes de ficción contaron con una directora de fotografía.
Entonces, ¿dirías que existe desconfianza hacia la profesionalidad de las mujeres??
Falta de desconfianza y falta de visibilidad. No hay más que ver los porcentajes. Esa desconfianza se irá en el momento en el que se normalice al 100% la presencia de mujeres en determinados oficios o cargos de responsabilidad. En el momento en el que la sociedad permita a las mujeres acceder a esos puestos, y dejen de ser una excepción. Hay una creencia popular que dice que las mujeres no están ahí porque no hay mujeres que se dediquen a esos oficios o directamente, no están ahí porque no tienen las cualidades necesarias. Ahí es cuando aparece la desconfianza.
En el caso de la dirección de fotografía se buscan siempre pruebas de que lo puedes hacer, básicamente lo que nos toca es hacer filigranas con el bajo presupuesto.
Deberíamos tomar como referentes a algunos países del norte, donde la igualdad es más real. Creo que en ese sentido, las cuotas pueden ayudar mucho. No se deben ver como ’un empujoncito’. Si partes de una sociedad tan desigual tienes que fomentar sea como sea la igualdad.
Foto: Fotogramas / Foto tomada por el director de cine Jorge Muriel
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