La agenda feminista como prioridad política: el 7N

1ro de diciembre de 2016.

Por Noelia Landete Ramírez -7N-

Madrid | Opinión | Violencia de género | Movimiento feminista



Si de algo podemos tener seguridad es de que la sociedad civil decidió tomar la calle para manifestar su oposición a los diferentes retrocesos democráticos que han ido acompañando a la denominada “crisis”


Madrid, 01 dic. 16. AmecoPress/Con la A. El asentamiento del patriarcado neoliberal en nuestro país ha tenido una contundente respuesta en la sociedad civil; comenzando por el histórico 15M y pasando por las grandes movilizaciones de las Marchas de la Dignidad dónde se cristalizó un rechazo global a las políticas de recortes y reducción del ya maltrecho estado de bienestar. Si de algo podemos tener seguridad es de que la sociedad civil decidió tomar la calle para manifestar su oposición a los diferentes retrocesos democráticos que han ido acompañando a la denominada “crisis”.

Si bien en las mencionadas protestas estaban incluidas reivindicaciones concretas sobre diferentes ámbitos sociales cruciales como la Sanidad, el Trabajo, la Educación y la Economía, no podemos olvidar las respuestas y acciones de rechazo más específicas en las que se pretendía mostrar los recortes en las políticas públicas en ámbitos como la Sanidad Pública, de mano de la marea blanca, o en la defensa de la Educación Pública por parte de la marea verde.

Enmarcado en este contexto, el movimiento feminista ha participado activamente en las diferentes luchas contra el neoliberalismo poniendo de manifiesto cómo la implementación de esas políticas perjudican más a las mujeres, podríamos llamarlo como un intento de transversalizar el género en los movimientos sociales. Sabíamos que era insuficiente, pero ahí hemos estado aun comprendiendo que la mayoría de las veces que se usa el término transversalizar o universalizar lo único que se consigue es diluir el objeto de nuestras vindicaciones, lo pretendamos o no.

El feminismo necesitó su tiempo para contestar a las políticas de recortes en la lucha contra la violencia de género, pero lo hizo; el feminismo salió a la calle el 7 de noviembre de 2015. Más de 300 organizaciones de todo el territorio lograron congregar a cientos de miles de personas en una jornada histórica para el movimiento. Pretendíamos, con esta acción de masas, convertir nuestra agenda política en la prioridad política de todas las instituciones y partidos políticos, así como calar en la sociedad civil para unir fuerzas ante la injusticia que supone la violencia contra las mujeres.

En cierta manera, algo conseguimos de nuestros objetivos: venimos observando de un tiempo a esta parte más conciencia social ante la problemática de las mujeres, más atención de los medios de comunicación y mayor relevancia política en los diferentes discursos políticos hegemónicos, parece que el mensaje ha calado. Es indudable que el 7N aportó para que esto fuera así pero no lo hizo en soledad, la madurez actual del feminismo y las acciones del movimiento son múltiples y diversas en la calle, en las redes sociales y en los medios de comunicación y éstas, junto con el 7N, lograron abrir brecha en algunos espacios, que no conquistarlos.

Ahora bien, ¿nos parece relevante que la segunda legislatura de Rajoy comience con un minuto de silencio por las mujeres asesinadas por violencia machista? Sí, relevante es, tanto como insuficiente. Porque no nos podemos dejar llevar por la solemnidad de los espacios dónde se producen estos gestos, pensando que hay una correspondencia directa entre llevarse a cabo en el Congreso de Diputados y Diputadas y considerar que ya es una Cuestión de Estado, ni mucho menos.

La lucha contra la violencia a las mujeres está despolitizada, aunque no lo parezca. Y lo está porque en las diferentes propuestas políticas existentes para su erradicación pocas son las que contemplan la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres como las raíces donde se tienen que vertebrar todas las acciones para su eliminación.

De qué nos sirve que Mariano Rajoy haya aceptado un Pacto de Estado contra la violencia hacia las mujeres si debajo de ahí solo encuentras el impresentable cinismo que le caracteriza, a él y a su bancada política que ha recortado hasta un 26% de presupuesto en estas políticas (el Pacto, además de intenciones necesita medidas educativas y preventivas y, sobre todo, recursos). De qué sirve, a su vez, que las políticas solo vayan encaminadas a erradicar la violencia que se da en el ámbito de la pareja o ex pareja y no en otros ámbitos. Cómo es posible estar a favor de la erradicación de la violencia hacia las mujeres y no estar en contra de las políticas neoliberales que han llevado a las mujeres a ser más pobres, a trabajar menos o a participar menos en las decisiones que les atañen.

Las acciones ante los grandes problemas sociales solo surten efecto cuando las respuestas son igual de globales que las causas, es el único camino. Esconder esto es otra forma de despolitizar la lucha contra la violencia, porque ésta se da en un contexto que muchos partidos políticos ignoran, a sabiendas o no. Quieren dar respuesta al asesinato de mujeres y dan carta libre a la dependencia económica de la mujer por falta de oportunidades; quieren dar respuesta a la violencia sexual contra las mujeres y parecen estar conformes con que hoy en España un hombre pueda comprar el cuerpo de una mujer con dinero.

La agenda feminista ante las violencias se desplegó el 7N para que permeara en las prioridades políticas y en todas las instituciones, lo hemos seguido haciendo este 7N porque seguimos considerando insuficientes las medidas y políticas públicas ante las violencias machistas… Respecto al Pacto: estaremos vigilando.

Foto: AmecoPress
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Opinión – Violencia de género – Movimiento feminista; 01 diciembre. 16. AmecoPress

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[1*Noelia Landete Ramírez es Feminista. Especialista en Violencia contra las Mujeres. Miembra y portavoz de la Plataforma Feminista 7N contra las Violencias Machistas.

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