Las supervivientes de la violencia machista, claves en la lucha contra el maltrato
Madrid, 22 nov. 16. AmecoPress. Existen varios proyectos constituidos por mujeres que han escapado de la violencia de género y que se ocupan de acompañar y atender a mujeres maltratadas. Es una forma de integrar una experiencia dolorosa que les ha marcado la vida pero que, es importante resaltarlo, no les cierra el futuro. Por ello, las mujeres que sufren o han sufrido violencia de género no quieren ser consideradas como víctimas. Son sobre todo, supervivientes.
Son mujeres valientes, fuertes y con capacidad de superación. No es que quieran ocultar la violencia que han sufrido, sino que, precisamente, resaltar la otra cara de la historia, la salida y la superación del maltrato, es lo que más las define y lo que las convierte en referencia para otras mujeres que están pasando por lo que ellas pasaron. Acentuar las fortalezas y no la violencia que sufrieron es también una manera de debilitar al maltratador.
La violencia machista, según las cifras oficiales y sin tener en cuenta los casos que se producen fuera del ámbito de la pareja, ha acabado con la vida de 39 mujeres en lo que va de año. Ahora bien, según diversos estudios y estadísticas del Consejo General del Poder Judicial, en España 1 de cada 10 mujeres ha sufrido maltrato, lo que significa que 2.150.000 mujeres han sufrido violencia a lo largo de su vida, de las que sólo denuncia un 27%. La violencia machista existe en todas partes del mundo sin importar el nivel económico, social o cultural: una de cada tres mujeres en el mundo son maltratadas por el mero hecho de ser mujeres.
La actitud de ayudar a otras mujeres es para muchas supervivientes la mejor forma de integrar y superar el dolor que vivieron. No la única, también es lícita la decisión de querer apartarse de todo recuerdo que les lleve a revivir el maltrato. Pero las que se dedican a trabajar ayudando a mujeres maltratadas realizan su labor con un gran compromiso y responsabilidad.
La Fundación Ana Bella es una entidad sin ánimo de lucro formada por mujeres supervivientes de la violencia de género que ayudan de forma voluntaria a otras que han pasado recientemente por la misma situación. El objetivo de esta fundación es ayudar a que estas mujeres tengan una vida digna y puedan ser independientes, y lo hace facilitándoles apoyo, formación y posibilidades de integración laboral. Creada en 2006, esta entidad ayuda cada año a más de 1.200 mujeres a través de distintos programas para que recuperen la confianza en sí mismas y puedan integrarse tanto socialmente como en el mundo laboral.
Carmen Rodríguez es auxiliar en la Escuela de la Fundación Ana Bella. En una entrevista con AmecoPress explica que “es necesario plantear un cambio de paradigma, cambiar esa categorización de víctimas por la de supervivientes: mujeres que han superado situaciones muy difíciles y han rehecho su vida”. De este modo se evita también la doble victimización.
“A veces los medios de comunicación, cuando informan de violencia machista, solo sacan mujeres con los ojos morados”, insiste Carmen, “nosotras queremos mostrar que hay una salida y que es ser feliz” y reitera el mensaje: “Si has podido con esto, puedes ser feliz”. “Ojalá las mujeres que han sido maltratadas no sean noticia porque son asesinadas, sino porque estamos cambiando el mundo”, dice.
También hay iniciativas en el campo cultural y social que tratan de revalorizar la mirada de mujeres que han sobrevivido a la violencia machista. En el documental ‘Empieza en ti’ Marga Vergonyós recoge el testimonio de cuatro mujeres con nombre y apellidos de un pueblo de Girona: Pili (y su hija Nerea), Juana, Mercedes y María José. Las acompañó durante diez años para ir charlando y así filmar cómo se sale de la violencia. “No somos víctimas, nos gusta más llamarnos supervivientes”, dicen.
Agentes de cambio social
Estas mujeres se convierten en agentes de cambio social en sus entornos. Porque si algo es necesario en la lucha contra la violencia machista es la implicación y apoyo de la ciudadanía hacia las mujeres agredidas. Con su fuerza y su valentía, las supervivientes invitan a no permanecer impasibles ante los gritos en el vecindario, a actuar, a prestar apoyo a las mujeres y no guardar silencio y mirar hacia otro lado.
De hecho, desde las asociaciones consideran a estas mujeres como las candidatas ideales para ejercer una actividad con compromiso y empatía. "Son mujeres muy fuertes, comprometidas, capaces de empatizar enormemente con aquellas mujeres que viven el maltrato y su labor es fundamental para ayudar a cambiar la situación, prevenir, sensibilizar y luchar contra el machismo”, explica Carmen, que es educadora y trabajadora social, valorando la actividad que realizan desde la asociación en pisos de acogida, en colegios, en empresas y allí donde pueden actuar.
Estas mujeres pueden ser agentes de cambio social en sus entornos y en sus hogares "para ayudar a romper la cadena generacional de violencia, educando a sus hijos e hijas para que mantengan relaciones igualitarias en su edad adulta" y “para sensibilizar e implicar a la sociedad en la respuesta frente al maltrato”. Con este convencimiento trabaja la educadora, que insiste en que “el nivel de empatía y compromiso de las mujeres supervivientes de la violencia de género es enorme”.
Carmen también fue maltratada. “Las mujeres maltratadas no somos el problema somos parte de la solución. El trabajo que realizamos es una manera de integrar y extraer el aprendizaje de una experiencia negativa que marca tu vida, pero además es fundamental para visibilizar y apoyar a las mujeres maltratadas invisibles y acompañarlas en su proceso de empoderamiento personal para que rompan el silencio y comiencen una vida digna en igualdad”.
Por ello, siempre trata de potenciar aquellos testimonios positivos de mujeres supervivientes y de ofrecer un “apoyo incondicional” a estas mujeres, cuyos maltratadores las han ido aislando y que muchas veces están solas y sin recursos, “lo que se convierte en un factor de riesgo para que vuelvan a la situación de violencia”. “Prestamos un acompañamiento incondicional, una escucha, una comprensión y apoyo para que logren un trabajo y unos recursos para valerse por sí mismas”, comparte.
Si bien es necesario poner el foco en ese 70 por ciento de mujeres que no denuncian y que son “invisibles”, también urge mejorar los protocolos de protección y hacer un seguimiento adecuado a cada caso. Según los boletines estadísticos del gobierno, “desde el año 2007, han sido asesinadas al menos 157 mujeres que habían interpuesto previamente denuncia.
En este sentido, la portavoz de Igualdad socialista, Ángeles Álvarez, ha subrayado que “las mujeres asesinadas que habían interpuesto denuncia ya alcanzan el 41% en lo que va de año”, un dato que ha calificado de “alarmante”, ya que “supone duplicar la media de los últimos 10 años”.
Este viernes, 25 de noviembre, se celebra el Día contra la Violencia de Género. Durante toda esta semana medios y entidades ponen acento en este asunto. En lo que llevamos de año 39 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas, pero eso es solo una de las caras de una historia larga y todavía escondida. La experiencia de aquellas mujeres que han enfrentado el maltrato, que han decidido salir del llamado “ciclo de la violencia” y construir su vida, es un valor fundamental en la lucha contra el machismo, cuya cúspide es la violencia física. Es su mirada encontramos las claves de la superación del maltrato hacia mujeres y niñas y los pasos hacia una sociedad igualitaria libre de violencia de género.
Foto: archivo AmecoPress, tomadas de web Fundación Ana Bella y Facebook documental ‘Empieza en ti’
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Estado español – Violencia de género – Maltratos; 22 noviembre. 16. AmecoPress