"Una criatura en venta en el mercado no tiene protección"
Madrid, 14 jul. 16. AmecoPress. La plataforma ‘No Somos Vasijas’ nace en junio de 2015 para frenar los numerosos pronunciamientos a favor de la regulación de la práctica de los vientres de alquiler. La denominada “gestación subrogada” ha recibido de esta plataforma una serie de argumentos éticos y jurídicos para evitar su regulación. Laura Nuño, una de las integrantes de esta campaña, ha hablado con AmecoPress sobre los argumentos que defienden y sobre su lucha contra esta práctica.
¿Por qué decide integrarse en la plataforma ‘No Somos Vasijas’?
Esta plataforma nace cuando empieza a circular la demanda sobre la regularización de los vientres de alquiler. Entonces, entendemos que hay que dar una vuelta a lo que están proponiendo. Ante la falta de visión crítica frente a lo que supone su regulación, decido unirme a ‘No Somos Vasijas’.
Entre las múltiples razones, hablan de la mercantilización como una de ellas. ¿Por qué?
La mercantilización que supone esta práctica puede igualarse a la prostitución. Incluso peor, porque se está mercantilizando con el ser humano. Las personas que optan por este medio, quieren un bebé de encargo y a estrenar. Es una compra-venta del bebé con muchos condicionantes detrás. No se mercantiliza solo con el cuerpo de las mujeres, sino que, además, se compran a seres humanos. Porque pagas por la entrega de un bebé. Si el embarazo falla, no pagas.
Pero los vientres de alquiler ya están regulados…
Claro, esta práctica está regulada. Está prohibida. Realmente, cuando hablan de regular, se refieren a aprobar. Nos intentan meter en debates falsos, hablando siempre del “mal menor” [que supone para la mujer gestante]. Como sociedad, nos encaminamos a un bien común. No podemos vender seres humanos, ni regulamos la esclavitud “un poquito”… Son normas de convivencia.
¿Qué consideraciones éticas son las que hay que tener en cuenta en este tema?
En primer lugar, la venta de seres humanos. Si permitimos la venta, es una forma de esclavitud. No es normal porque una criatura, de por sí, tiene protección. Sin embargo, vendida en el libre mercado, no tiene. No hay ningún seguimiento.
Otra de las consideraciones es tener en cuenta que son las mujeres más vulnerables las que se someten, por distintas circunstancias. Hay ciertos sectores que hablan de la gestación altruista, pero es totalmente falsa. Esta práctica supone un nicho de negocio para mafias. Sucede igual con la trata. La prostitución incrementa la trata porque estás haciendo negocio de algo y aumentas las posibilidades de que se creen vías ilegales paralelas. Esto no se puede aceptar de forma acrítica.
Los partidarios de esta práctica hablan del derecho a ser madres/padres. ¿Cuál es su opinión?
Ese derecho no existe. Puedo entender la situación y compartir la frustración, que incluso puede colonizar su vida, pero no es un derecho. Tampoco es una razón. Se puede hablar de una situación similar en otro ámbito: supongamos que alguien quiere casarse por fuerza mayor y es lo que más desea. Nadie le diría que satisfaga su deseo en un mercado comprando una pareja. No pueden existir deseos a golpe de chequera. Y es lógico que si pones algo en el mercado, habrá quien lo compre.
Lo que sí que existe es el derecho de las niñas y los niños a tener tutela. Es un bien jurídico protegido.
Hablando de menores, ¿tienen algún marco legal en todo este tema?
A diferencia de la adopción, que tiene un procedimiento legal que garantiza la protección del menor, en la “gestación subrogada” esto no ocurre. Nosotros tenemos una responsabilidad como sociedad sobre esto. No podemos dejar la tutela en manos del mercado. Si se compra, ya no se supervisa. Yo, mañana, puedo regalar niños por Navidad porque nadie tutela eso. El ser humano –en este caso, un bebé ya nacido- no se vende. Es esclavitud.
¿Proponen la adopción como alternativa?
La adopción es una, aunque habría que dar una vuelta a la falta de agilidad, tanto en el sistema internacional como en el nuestro propio. Habría que agilizar esos procedimientos porque, si dura uno o dos años, esa criatura está sin tutela. Y es que no solo por las personas que adoptan, habría que hacerlo por el menor, porque es bueno para él encontrar un entorno familiar distinto del de los orfanatos. Además, en países donde la práctica de los vientres de alquiler es más habitual, hay un elevado número de menores en orfanatos. En Estados Unidos pasa. Habría que dar una vuelta a eso también.
Hay quienes, aun existiendo esta opción, prefieren los vientres de alquiler…
Lo que quieren es un niño a estrenar. Están creando una opción bioética para privilegiados, que solo la gente que tiene dinero puede comprar. Además, es un mercado totalmente racista. Prefieren menores que no tengan pigmentos oscuros, quieren “bebés claritos”. Lo que hacen es comprar el óvulo a caucásicas, por sus características, pero lo implantan en otros países, como India, donde el procedimiento para el consumo occidental es más barato.
¿Qué condiciones tienen las mujeres gestantes a la hora de someterse a esta práctica?
Las posibles gestantes están sometidas a muchos condicionantes, aunque siempre depende de las comercializadoras. Las mujeres ganan un bajo porcentaje del dinero, el resto va para las comercializadoras.
¿Puede hablar de algún caso concreto?
Te hablo de India. En este país, la autorización la da el padre en caso de que no esté casada o el marido en caso de que sí lo esté. A la mujer se le hace firmar un contrato jurídico en inglés, cuando la mayoría son analfabetas. De hecho, firman con la huella dactilar. Una vez se firma ese contrato supone recibir instrucciones por todo: no pueden interrumpir el embarazo, se hormonan, se medican, están retenidas en granjas de alquiler. Además, los ingresos son para la economía familiar. Es la sobreexplotación de la sobreexplotación. En Estados Unidos, por ponerte otro ejemplo, esos ingresos se suelen usar para estudios universitarios.
Con las rumanas pasa lo mismo. No pueden abortar, están sometidas a criterios médicos y alimentarios. Además, si el comprador se echa para atrás, o bien abortan o bien se lo tienen que quedar. Hay casos en los que hasta se produce el derecho a devolución, igual que cuando te compras un bolso. Sucedió con una pareja que devolvió un bebé con Síndrome de Down.
En Estados Unidos, por ejemplo, el procedimiento es más caro. Pero “de regalo” te llevas la nacionalidad estadounidense del menor. A pesar de los problemas que están teniendo con las políticas migratorias, el o la menor que nazca allí –aunque se vaya- se va con la nacionalidad.
¿Cómo está el mercado ahora?
El mercado trata de vender lo “bonito” de la práctica, en empatizar con la pareja que desea tener una criatura. Entras en sitios donde salen familias felices. Hasta te regalan canastillas de bienvenida. Se presenta el bebé como un cachorro, ya que la ternura que inspiran supone su supervivencia. Mientras tanto, hay muchos bebés en orfanatos e, incluso, muriéndose en los mismos países a los que las parejas acuden.
La pregunta es, ¿dónde está el límite? Si compras un bebé porque es tu deseo, ¿por qué no comprar una señora –para otras tareas-? Porque vemos que una persona se puede vender por necesidades económicas. ¿Y órganos? ¿Acaso hay un deseo mayor que el de vivir? No por ello se practica la venta de órganos.
¿Por qué ha crecido el debate en los últimos años?
El mercado nos está ganando espacio con la crisis porque quiere reconstruir el capitalismo. Hay un intento de regenerar lo que se ha perdido. Esto, lo que fomenta, es el acceso a este mercado de los que tienen dinero o facilidades económicas.
¿Qué supondría legalizar esta práctica?
Las políticas públicas tienen un valor legitimador. Si se legitiman las prácticas [de los vientres de alquiler], se normaliza. En 10 años será normal porque es legal, estará dentro de las normas propias de convivencia. Es un debate complejo y entiendo el deseo de ser madre/padre, pero también entiendo la importancia y la necesidad de los límites.
Foto: AmecoPress, tomada de No Somos Vasijas
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Sociedad - Infancia - Situación social de las mujeres - Legislación y género - Mujeres del mundo - Debates - Derechos humanos; 14 de julio.16. AmecoPress