“Sería más grave una huelga de abuelas que de conductores de autobús”

29 de junio de 2007.

Por Teresa G. Espejo

Sociedad | Situación social de las mujeres



Rosa Peris, directora del Instituto de la Mujer


Las abuelas españolas asumen las consecuencias de la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, pues a su cargo está el cuidado de la descendencia de muchas trabajadoras que, sin el apoyo de sus madres, no podrían conciliar vida familiar y laboral.

El estudio “Las abuelas como recurso de conciliación entre la vida familiar y laboral. Presente y futuro”, presentado por la directora general del Instituto de la Mujer, Rosa Mª Peris, analiza la labor de cuidado que desempeñan, identificando sus características y las circunstancias en las que se produce. Rosa Peris señaló que “es una tarea no exenta de estereotipos de género, porque cuidar no se considera un trabajo y es una responsabilidad que recae, sobre todo, en las abuelas maternas”, que sigue asociándose a las labores de reproducción de las mujeres.

El interés de las abuelas no es material, sino que lo hacen porque les produce una “satisfacción personal”, ya que casi ninguna recibe remuneración, a pesar de la energía que se requiere porque al cuidado de la infancia, se suma también el desempeño de algunas tareas domésticas. Por este motivo, “sería más grave una huelga de abuelas que de conductores de autobús”, resaltó Rosa Peris.

Lourdes Pérez Ortiz, directora del estudio realizado por la Universidad Autónoma de Madrid, subrayó que el perfil medio es el de una mujer casada, con una media de edad de 61 años, con estudios secundarios, jubilada y con buen estado de salud. La investigadora explicó que confluyen una generación de abuelas y una generación de madres que se han incorporado al trabajo. Es un cuidado intensivo y acusan el cansancio de la actividad, aunque en general, no sienten que restrinja su libertad personal.

Colaboración de los abuelos

Más del 60% de las abuelas casadas cuenta con la cooperación de su cónyuge, si bien los abuelos asumen roles de carácter instrumental, es decir, dan consejos, se encargan de cuestiones económicas. “Suelen ser más indulgentes y se dedican más a asuntos relacionados con lo público”, explicó Lourdes Pérez, mientras que las mujeres desempeñan roles asociados a lo personal y lo emocional.

Respecto a la educación, siguen “la regla de oro de no interferir y no malcriar”, y procuran no inmiscuirse en los valores que transmiten los padres y las madres. El modelo familiar ha cambiado respecto a las generaciones anteriores de abuelas, y ahora “hay un estilo de relación diferente, donde el respeto no está supuesto, hay que ganárselo”, agregó. Según Lourdes Pérez, existe una “solidaridad femenina”, una complicidad entre las madres e hijas que refuerza los afectos y “que hay que hacer extensiva a los hombres”.

Por último, declaró que “una mujer está obligada a ser buena madre, y luego, buena abuela”, aunque a su juicio, cuidar a nietos y nietas es un buen antídoto contra la soledad. El estudio ha sido realizado sobre una muestra de seiscientas mujeres que cuidan a menores de doce años, de forma habitual, de las provincias de Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Valladolid y Vizcaya.

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Fotos: AmecoPress. Pie de Foto: 1) Rosa Peris, directora del Instituto de la Mujer: 2) Lourdes Pérez, directora del estudio (izquierda) y Rosa Peris

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Sociedad-Situación social de las mujeres; 29 junio, 07 (AmecoPress)

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