Europa y miles de vidas muertas sin pasaporte
Madrid, 02 junio. 16. AmecoPress. Organizaciones como Médicos Sin Frontera (MSF) o ACNUR advirtieron recientemente de una nueva barbarie: "Alrededor de 900 personas podrían haber muerto solo esta semana en el Mediterráneo Central, cuando trataban de llegar a Europa". Pareciera que no hay palabras para expresar el dolor, la indignación y la vergüenza que produce reconocer que vivimos rodeadas por un foso de miles de vidas muertas sin pasaporte.
Nos preguntamos si hemos perdido la sensibilidad. La capacidad de conmovernos frente el sufrimiento ajeno. La facultad de indignarnos ante la brutalidad. Nos preguntamos si habrá quedado atrofiado todo compromiso con los derechos humanos. No hay Europa para tanta vergüenza ni partido político nacional que ponga lo insoportable en la primera línea de su programa electoral de mentira.
Miles de personas, en el momento en que mojan sus pies en el agua del mediterráneo o deciden huir de la guerra, pierden su “condición humana”. Y mientras, millonarios de un pueblo suizo pagan para no acogerlas: "Es precioso y no queremos que se estropee –por la llegada de personas refugiadas", dicen, y deciden abonar los 263.000 euros de multa. Indignante. Es la Europa de las dos caras.
También, esta semana la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE (FRA) ha publicado su informe anual, correspondiente a 2015, que centra en los retos en el asilo en Europa. El organismo recuerda varios “puntos negros” durante el pasado año, como los discursos de dirigentes europeos que no querían acoger a personas refugiadas de cultura musulmana, las altas cifras de ataques a instalaciones de demandantes de asilo en Alemania, las muertes en el Mediterráneo, la desigualdad salarial entre mujeres y hombres o el aumento de denuncias de devoluciones ilegales.
Dentro de la llamada “crisis de los refugiados”, que personas como Cristina Muñoz, Coordinadora Acción Humanitaria en Alianza por la Solidaridad, define como “crisis de solidaridad”, las mujeres y niñas, una vez más, son las más vulnerables. Cuando los conflictos armados y las crisis obligan a millones de mujeres, niñas y adolescentes en el mundo a abandonar sus hogares, familias y escuelas, ellas afrontan mayores riesgos y niveles de inseguridad. Se enfrentan a las mafias de trata de personas, a la violencia sexual y de género, y a los embarazos precoces. Desde que comenzó la guerra de Siria, según ha constatado Alianza por la Solidaridad en un reciente estudio, una de cada tres refugiadas en Jordania y Líbano ha sufrido violencia de género.
No todo es negativo. Cuando Amnistía preguntó a más de 27.000 personas de 27 países si darían la bienvenida a personas refugiadas, la respuesta fue: 4 de cada 5 personas contestaron con un sonoro: “¡sí, lo haríamos!”. En el mundo entero, la gente observa horrorizada cómo la crisis global de las personas refugiadas va de mal en peor. La encuesta de AI muestra que, aunque muchos gobiernos siguen afirmando que sencillamente no tienen espacio para las personas refugiadas, su ciudadanía opina lo contrario. Casi 3 de cada 4 personas en el mundo –el 73%– están de acuerdo en que la gente debe poder refugiarse en otros países para escapar de la guerra y la persecución. Este sentimiento es especialmente fuerte en España (78%), Alemania (69%) y Grecia (64%).
En todo el mundo, 2 de cada 3 personas (el 66%) opinan que sus gobiernos deben hacer más para ayudar a los refugiados y refugiadas. Entre ellas hay personas de países que ya han acogido a multitud de refugiados: el 84% opina de esta manera en Jordania, el 76% en Alemania y el 74% en Grecia. En Kenia, país que acoge a casi 600.000 personas refugiadas –entre ellas 413.000 procedentes de Somalia– el 65% de la población está de acuerdo con esta opinión.
Europa ya no puede disimular. No podemos -no queremos- contar el número de hombres, mujeres, niñas y niños que se han ahogado en este mar de miedos, xenofobia, racismo y mediocridad. No podemos –no debemos- optar por anestesiarnos.
Foto: Amecopress;
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UE – Mujeres inmigrantes –Derechos humanos; 02 junio. 16. AmecoPress