Campamento de Idomeni, Grecia, frontera con Macedonia, con la periodista Mónica Parra

De la esperanza a la impotencia

28 de abril de 2016.

Por Siscu Baiges

Por Judit Aranda

Medios de Comunicación | Internacional | Mujeres del mundo | Derechos humanos | Violencia en conflicto armado | Grecia



“El camino de ida fue el de vuelta. Era de noche, la gente mojada, cansada y habiendo perdido la última esperanza de cruzar”


Grecia, 26 abr. 16. AmecoPress/República.com.- Las imágenes que llegan desde el campamento de refugiados de Idomeni, Grecia, en la frontera con Macedonia, golpean los sentimientos de la ciudadanía mundial. Pero son ciertas: los infantes tosiendo, empapados y temblando de frío; mujeres caminando descalzas sobre el suelo mojado y con tres criaturas tomadas de la mano o colgadas al cuello. Las hileras de gente atravesando un río caudaloso de agua fría para intentar cruzar sin éxito una frontera cerrada.

Algunas fotografías son enviadas por periodistas y activistas Fotomovimiento. Entrevistada por para la agencia de noticias catalana La Independent, Mónica Parra, integrante de ese grupo, explica que se trata del último capítulo de la vergüenza europea en el trato que da a miles de personas que piden ayuda y asilo en su territorio.

¿Cómo están las cosas en Idomeni?

Hoy ha llovido poco y todo ha sido algo más fácil. Los niños y niñas jugaban. La vida ha continuado con normalidad. Las lluvias habían provocado días muy duros. La gente estaba bastante triste, muy apática, nadie sonreía. Hoy han podido salir, caminar, hacer una vida normal, entre comillas.

¿Qué sentimiento predomina entre los refugiados?

Los primeros días había mucha esperanza de poder cruzar a Macedonia. Hemos ido viendo cómo, poco a poco, esta esperanza ha ido desapareciendo. Todavía hay mucha gente que aguanta y nos pregunta cuando abrirán la frontera. Están pendientes de las reuniones de los políticos. Hay mucha gente que no tiene otra opción que pasar al otro lado, que no puede volver a su país, que no tiene dinero… La única esperanza que tienen es cruzar.

Vergüenza para Europa

Las imágenes de la gente intentando cruzar -agarrados a una cuerda- un río que bajaba con fuerza para que luego no sirviera para nada, quedarán para la historia de la vergüenza de Europa.

Fue el día más horroroso de todos, sobre todo para la gente refugiada. No se sabe quién repartió unas octavillas donde se decía que, a las doce del mediodía, todo el mundo se reuniría en el campamento y se caminaría hacia una zona de la frontera que se podía cruzar después de pasar un río.

Todo el mundo se fue muy contento. Eran miles de personas cantando. Cuando llegaron al río intentaron pasar con una cuerda. Los voluntarios tuvieron que ayudarlos, la gente se caía, todos mojados. Y no sirvió absolutamente de nada: Cruzaron el río, quedaron empapados, perdieron todo el equipaje en el camino y tuvieron que volver porque no había nada abierto.

Estaba el ejército y la policía esperando. Se llevaron a setenta periodistas y voluntarios.

El camino de ida fue el de vuelta. Era de noche, la gente mojada, cansada y habiendo perdido la última esperanza de cruzar.

¿No detuvieron a ningún periodista de Fotomovimiento?

No. Hace un par de meses habíamos estado en Macedonia y sabemos cómo se las gasta la policía de aquel país. Preferimos quedarnos. Vimos cómo cogían personas. Ayudamos a gente a cruzar el río. Pero no llegamos a Macedonia.

La frustración

¿La frustración también afecta a los periodistas que están en Idomeni?

Los primeros días que diluvió hubo momentos en que nos mirábamos los periodistas, los fotógrafos y los voluntarios y llorábamos. Nos preguntábamos qué podíamos hacer. No podíamos ni hacer fotografías. Nos faltaban manos para ayudar. Todas las tiendas estaban inundadas. Los niños, empapados. Fue una sensación grande de impotencia. Muchos periodistas, fotógrafos, miembros de Médicos sin Fronteras, que han estado en lugares conflictivos, decían que nunca habían visto algo tan horroroso. Hay gente que opta por dar marcha atrás.

Quien tiene dinero. Aquí todo se hace pagando. No hay nada gratis. Tman autobuses que los llevan a Atenas por 25 euros. Pero los dejan en la calle, en la plaza Omonia. Y se tienen que buscar la vida. Los campamentos que hay en Atenas están totalmente llenos. La gente está en las calles. Personas que hemos conocido en Idomeni nos han dicho que ahora viven como pueden, en las calles de Atenas.

Los culpables

¿Cómo se viven desde Idomeni los debates, las reuniones entre políticos, las negociaciones entre la Unión Europea y Turquía?

Las personas que vienen a estos campamentos saben perfectamente quiénes son los culpables de lo que les pasa. Saben que hay mucha gente ayudando sobre el terreno, porque nos ven; saben que hay mucha gente movilizándose en las ciudades europeas y saben perfectamente quiénes son los culpables de todo. Desde sus propios gobiernos hasta los gobiernos de aquí, europeos, americanos, rusos,… Los que estamos ayudando somos humanos y somos como marionetas, nos van moviendo como quieren.

Nosotros nos vamos y lo único que pedimos es que siga habiendo muchos periodistas que enseñen lo que está pasando, para que nadie se olvide del horror que se está viviendo aquí.

Fotos: LaRepública.

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Internacional – Medios de Comunicación – Mujeres del Mundo – Violencia en conflicto armado – Derechos Humanos. 26 abr. 16. AmecoPress.

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