La violencia sexual es uno de los principales riesgos que tienen las mujeres al salir de fiesta

23 de febrero de 2016.

Por Laura Cadenas Sinovas

Sociedad | Madrid | Las jóvenes | Acoso sexual | Encuentros y Jornadas



Hoy, 23 de febrero ha tenido lugar la jornada “Retos en la intervención a las violencias sexuales en el contexto de ocio y consumo de drogas”, celebrada en la sede del Plan Nacional Sobre Drogas (PNS) en Madrid


Madrid. 23 febrero. 16. AmecoPress. La Fundación Salud y Comunidad ha presentado hoy en Madrid en el marco de las jornadas “Retos en la intervención frente a las violencias sexuales en el contexto de ocio y consumo de drogas” los resultados 2014/2015 del proyecto Noctambu@s, Observatorio cualitativo sobre la vinculación existente entre el consumo de drogas y las agresiones sexuales en los contextos de ocio nocturno.

Según ha expresado Gemma Altell, Subdirectora del Área de Adicciones, Género y Familia de la Fundación Salud y Comunidad, los resultados del Observatorio cualitativo de 2014-2015, son muy similares al realizado el año anterior, el cual fue presentado en Barcelona. Tal y como señala Altell la línea de investigación empleada se sustenta en los relatos en primera persona, no priorizando los datos, sino que al tratarse de un estudio cualitativo trata de interpretar los testimonios, en este caso desde una perspectiva de género.

Los objetivos de este proyecto se basan en “una actualización continua de las claves que articulan las dinámicas del ocio juvenil y sus cambios, además de entender la relación de violencias sexuales con los hábitos de ocio y consumo de los jóvenes”; otro de los fines es aplicar los resultados obtenidos para así “obtener propuestas que minimicen los frecuentes abusos sexuales producidos en los espacios de ocio nocturno”.

El objeto de estudio han sido mujeres y hombres jóvenes de entre 18 y 35 años que consumen drogas de forma habitual en espacios de ocio nocturno, ubicados en Cataluña, Madrid y Comunidad Valenciana. Tal y como relata Gemma Altell la recogida de datos se ha llevado a cabo a través de la metodología SDA (Sistema detección anticipado) en el cual personas dedicadas al mundo de la noche han colaborado con el Observatorio recogiendo fichas de diferentes situaciones del ámbito nocturno, relacionadas en este caso con la violencia o el acoso y el consumo de drogas desde una perspectiva de género. Se han recogido unas 200 fichas anuales, además de realizarse entrevistas a líderes de opinión y practicar reuniones de Focus Group.

Tal y como explica Gemma Altell, los resultados del Observatorio constatan que” la violencia sexual en el ocio nocturno es uno de los principales riesgos de las mujeres; partiendo de esta base nuestra tarea es visibilizarlo y prevenirlo”, ha señalado. Para ello Altell explica la importancia de percibir la violencia en sus primeras manifestaciones.

 En este sentido el estudio ha detectado que en los primeros niveles de agresión (cosificación de la mujer en los espacios de ocio nocturno, comentarios sexuales y tocamientos no consentidos, acorralamientos y la idea de tener derecho sobre la mujer por la simple razón de haber aceptado una copa) tanto mujeres como hombres no hablan de violencia sexual, “achacan estos comportamientos al propio juego del flirteo, del ocio nocturno”; es decir, de forma generalizada no se habla de violencia sexual hasta llegar a los niveles, denominados por el estudio, cinco y seis: agresión en condiciones sumisión física por consumo de drogas y violación sin consumo previo de sustancias.

A su vez, Altell apunta que “en el propio encuadre del ocio nocturno existe una normalización del acoso, en el que impera un imaginario machista, siendo las mujeres empleadas como reclamo publicitario y existiendo cierta promesa implícita de sexo”. Abordando la lectura del consumo de drogas en relación a las agresiones sexuales, Altell señala que “existe una culpabilización generalizada de la mujer, a la que se tiende a responsabilizar de aquello que la pueda ocurrir en el caso de haber consumido. En cambio, en el caso del hombre existe la tendencia a excusar en el consumo su conducta y eximirle de culpas y responsabilidades”. Algo paradójico teniendo en cuenta que el efecto que causan las drogas sobre el cuerpo es el mismo en hombres que en mujeres, “no lo es en cambio la visibilización social del consumo de drogas”, sentencia Altell.

 Independientemente de los efectos nocivos que para hombres y mujeres implica el consumo de drogas, se advierte que las mujeres tienden a asumir la existencia de unos riesgos al consumir, entre ellos la posibilidad de ser sexualmente agredidas. “La libertad debería asumirse sin necesidad de asumir riesgos, en este sentido las soluciones pasan por interpelar al sistema que tolera que esto pase”, defiende Gemma Altell.

 Entre las conclusiones extraídas del Observatorio, se ha detectado que las agresiones premeditadas en las cuales la víctima es previamente drogada son claramente minoritarias. En la mayoría de los casos existe lo que se denomina sumisión química, mujeres que han consumido mucho y dado su estado de vulnerabilidad son agredidas; hablamos por tanto de agresiones sexuales oportunistas.

Retomando la dimensión social, nuevamente en estos casos las mujeres sufren una clara discriminación debido a que tal y como explica Gemma Altell la construcción habitual del relato incluye interpelaciones del tipo: “¿recuerdas que no quisieras hacerlo con lo borracha que ibas? “, si hablamos de los hombres sus acciones tienden a ser excusadas, quedando victimizados, cuantas veces habremos escuchado eso de “estaba tan borracho que no supo lo que hacía”. Estos ejemplos refutan la idea del Observatorio la cual se basa en que la violencia sexual encuentra sus raíces en el sexismo, en la cultura sexual de hombres y mujeres.

 Para concluir Gemma Altell destaca la necesidad de cambiar los discursos de violencia sexual en el ocio nocturno y fomentar las campañas preventivas, debido a que “se reconoce como se maneja la sexualidad en los ambientes nocturnos y se lanzan campañas preventivas sobre el consumo de drogas, pero en cambio existe cierto tabú que no permite hablar de agresiones sexuales dentro del ocio nocturno”.

Foto: Archivo AmecoPress cedidas por Fundación Salud y Comunidad

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Sociedad – Las jóvenes – Acoso sexual – Encuentros y Jornadas; 23 febrero. 16. AmecoPress. 

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