“Es fundamental recuperar la memoria de las mujeres”
Periodista y escritora, Nativel Preciado ha estado siempre comprometida con la igualdad y los derechos de las mujeres. Ha colaborado en numerosos medios de comunicación –TVE, RNE, Tiempo, ABC, SER, etc- y cuenta con varios premios, entre ellos el finalista del Premio Planeta por ‘El egoísta’. Su último libro –ganador del Premio Primavera de novela 2007– es ‘Camino de Hierro’, que narra la historia de sufrimiento y búsqueda de respuestas de su protagonista, Paula, que tratará de recuperar la historia de su familia mientras afronta uno de los momentos más duros de su vida. AmecoPress ha conversado con ella sobre algunos temas de actualidad.
Uno de los grandes temas de ‘Camino de Hierro’ es la recuperación de la memoria
Lo ha dicho ya mucha gente, que escribir es rescatar de la memoria a los muertos. La memoria es parte de la vida y me parece que es muy difícil vivir sin hacer referencia a la memoria, histórica, personal, de todo tipo. Se pueden perder muchas cosas, las piernas, la vista, el olfato, pero si pierdas la memoria es cuando realmente parece que has muerto.
¿Crees que en nuestro país la Ley de Memoria Histórica ha conseguido recuperar la memoria de las víctimas muertas y represaliadas de la guerra civil y el franquismo?
Creo que el proceso es previo a la ley y que es otro avance. Nadie se atreve a quejarse de que haya tantos y tantos recuerdos sobre el holocausto y la segundo guerra mundial. Aquí sin embargo, no se por qué, hay como una reacción a recuperar nuestra propia memoria y a que cada una la interprete como le parezca oportuna y saque sus sentimientos a relucir o reivindique la figura de sus muertos de la manera que le parezca oportuna. Creo que es lo de los pocos sitios donde se ha producido este rechazo tan radical a la recuperación de la memoria histórica, cuando además durante 40 años ha sido imposible reivindicar la memoria de algunos porque había falta de libertad. Cuando empezó la libertad se empezó a hacer películas, novelas, testimonios y era algo absolutamente natural y lógico que se tenía que hacer. Se acaba de descubrir parte del archivo de Capa, nadie se queja porque vuelva a haber una exposición de Capa y a nadie le molesta esa repetición. Quedan muchas historias por contar y mucha memoria histórica por recuperar.
Dentro de poco vas a participar en un curso de la Universidad de León ‘Mujeres en la historia, historias de mujeres’. Eso forma parte de la recuperación de otra memoria, la de las mujeres.
Es fundamental como todas las memorias, la de las mujeres, que durante muchos años han estado ocultas porque la historia la escribían los hombres. Como dicen los africanos: la historia siempre la escriben los cazadores y ya es hora de que la escriban también los leones. En cuanto hemos tenido ocasión las mujeres hemos empezado a contar historias que estaban soterradas, que son apasionantes, porque han existido mujeres científicas de gran relevancia, mujeres detrás de hombres ilustres que han constituido la base de su pensamiento. Todas esas mujeres que no habían salido a la luz, pintoras, escritoras, mujeres que en la soledad de sus aposentos han hecho una labor fundamental a lo largo de toda la historia de la humanidad. Aún hay muchos hilos de los que tirar y me parece esencial explicar que no es ahora con la revolución feminista cuando han empezado a hacer cosas, lo han hecho siempre desde los papeles que ellas mismas han conquistado, a veces incluso a costa de la muerte o el sacrificio. Me parece una labor que nos corresponde, los hombres no las reivindicarán de la misma manera que nosotras, que sentimos que pertenecemos y le debemos mucho a ese hilo de la historia. En cierto modo somos el resultado de lo que fueron nuestras abuelas y bisabuelas y aquellas mujeres a las que llamaban locas por reivindicar derechos como el voto o la libertad. Me siento muy agradecida a las extremistas -cosa que yo no he sido-porque gracias a sus excesos yo puedo vivir siendo una persona presentable y moderada y disfrutar de los derechos que ellas no tuvieron y por los que ellas lucharon jugándose la vida.
¿La labor que se está haciendo en ese sentido es suficiente?
Se ha hecho mucho y hay que hacer mucho más. No se puede cesar en el empeño, los derechos hay que pelearlos todos los días, siempre hay alguien que esta dispuesto a quitártelos. No se puede decir que ya hemos hecho la labor y lavarnos las manos, tenemos el deber vital y moral, porque la vida consiste también en eso, en defender lo que te han dado, lo que has conquistado, el nombre de los demás, la memoria de los otros, todas esas cosas que nunca están asentadas del todo.
Hablando de derechos, ¿qué te parece que más de 20 años después haya vuelto a salir a la calle el ‘Nosotras parimos, nosotras decidimos’?
Hay que reivindicar el derecho que tenemos a decidir sobre nuestro propio cuerpo. Precisamente porque a veces bajamos la guardia hay otros que quieren conquistar ese espacio. El derecho a una cosa tan penosa como es interrumpir un embarazo, que es muy duro, tenemos que poder ejercerlo. Igual que hay otros derechos que son muy penosos de ejercer, como el derecho a tener una muerte digna, hay cosas que son muy duras para quien las ejerce pero que tiene que estar despenalizadas y amparadas porque son derechos vitales, nadie toma decisiones de ese tipo de manera frívola, lo hace por necesidad vital y es traumático y duro. Es tremendo que otros desde fuera, y me refiero concretamente a la Iglesia, se metan en esos asuntos porque nadie obliga a nadie tomar esas decisiones. Por lo menos que no persigan a las mujeres que tienen la necesidad de tomar una decisión tan dramática como es interrumpir su embarazo.
En alguna ocasión has apuntado el papel tan importante que juega la educación de los hombres, también la educación de sus sentimientos, en la violencia machista
La educación es la base de todo, lo que pasa es que nos decepcionamos porque si los hombres en los países con alto nivel de vida como España, Finlandia o Suecia ya están educados por qué ejercen malos tratos a las mujeres. Mientras a los hombres no se les eduque de una forma mucho más profunda…no sólo diciéndoles que tiene que respetar a las mujeres, sino enseñarles a sentir, a llorar, a saber que la sensibilidad o la intuición o esas presuntas virtudes que se atribuían solamente a las mujeres, son características del ser humano, no del género ni del sexo. Los hombres tienen que poder explayarse y sentirse fuertes, porque para mostrar tus sentimientos más profundos primero te haces muy vulnerable, por ejemplo cuando lloras te haces vulnerable pero sin embargo eres muy fuerte por ser capaz de llorar en público. Hace falta mucha fortaleza moral para mostrar los sentimientos en público, en cambio los hombres se creen todo lo contrario que hay que reprimirlos para no ser tachados de débiles. Hay que enseñar demasiadas cosas para que no haya maltratos contra las mujeres. Los hombres tienen que aprender a quedarse solos cuando una mujer les deja, hay muchos que lo entienden, no saben aceptarlo porque creen q la mujer es una propiedad y por otra parte se quedan muy desamparados y les duele que las mujeres puedan seguir adelante con sus hijos. Se sienten impotentes frente a esa fortaleza moral de las mujeres y agreden con lo único que saben, la fuerza.
Has hablado también de la combinación de éxito profesional y vida personal y si eso reporta verdadera felicidad…
En ‘El sentir de las mujeres’ entrevisté a casi un centenar de mujeres que habían triunfado en el ámbito profesional e hice una revisión de si ese tipo triunfo -que en cierto modo tiene un esquema muy masculino- nos hace olvidar otros aspectos de nuestros principios que eran muy válidos y muy importantes. El poder ejercido desde el punto vista de una mujer tiene que tener otros varemos que el que ejerce un hombre. Cuando una mujer se comporta como un hombre, veamos el caso de la Thatcher, pues entonces da igual que sea una mujer, sin embargo si la mujer aplica una serie de normas se ha demostrado que es más eficaz a la hora de ejercer cualquier tipo de poder: pierde menos tiempo en la reuniones, toma decisiones más justas en el sentido de que está más pendiente de las pequeñas cosas de la vida cotidiana, somos muy conscientes de lo que vemos en la calle, estamos acostumbradas a pensar en muchos planos. Entonces que no nos manejen, que no olvidemos todo lo que hemos aprendido como mujeres, en defensa de la solidaridad con las demás, de la igualdad, de todo lo que nos ha costado trabajo conquistar, todos los derechos que hemos adquirido luchando, que todo eso no se olvide, que no desatendamos esa vida cotidiana, íntima, privada a la que le hemos dado tanta importancia a lo largo de los siglos.
Entonces ¿estás de acuerdo con la paridad en las listas electorales?
Creo que la paridad es necesaria mientras haya desigualdades, ojala pronto no sea necesaria.
¿Es la corresponsabilidad uno los grandes retos de la igualdad de los próximos años?
Me parece la revolución pendiente, pero yo pediría que cuando hablen de la conciliación de la vida familiar y laboral que no hablen nunca de las mujeres, que se refieran a lo hombres, nosotras la conciliamos siempre. Esa ley es para los hombres, no para las mujeres, que los hombres aprendan a conciliar la vida laboral y familiar.
En uno de tus artículos mostrabas cierto recelo a parir en casa, que ahora reivindican algunos grupos de mujeres
Sí, yo decía que no nos engañen, porque las modas siempre nos manipulan, también en los hábitos sociales. De repente es moderno parir en casa, hay que pensar que a veces, sobre todo en cuestiones de salud y sanidad, hay modas que no saben de dónde proceden. En el artículo me preguntaba que eso ahorra mucho coste a la Seguridad Social, porque no lo pagan ni se ocupan, así que si de repente se decide que todas las mujeres vuelvan a parir en casa puede ser un desastre absoluto. Parir en casa es una opción que está muy bien cuando tienes la formación, la precaución y los medios necesarios para hacerlo pero cuando lo haces de una manera inconsciente o sin meditarlo, por frivolidad, sin tener un hospital cerca, los cuidados necesarios, sin saber a lo que te enfrentas…Que las mujeres lo piensen, que no nos lancemos como a la cirugía estética o a llevar tacones de aguja porque la moda lo impone. Detrás de esas decisiones de las mujeres a veces hay comportamientos inducidos que son sospechosos.
Fotos AmecoPress
Cultura - Feminismo, 15 febrero (08), AmecoPress